vuelta de página Un año a los saltos
Tras la peor sequía de los últimos 50 años y las dificultades del contexto, el agro buscó recuperarse y encarar 2019 con una buena cosecha fina y expectativas favorables
luego de la peor sequía en 50 años y del cambio en el esquema de retenciones y reintegros, el campo augura una buena cosecha de granos gruesos y espera previsibilidad para tomar decisiones
Un cultivo crecido en condiciones dantescas: meses de sequía durante el desarrollo y llenado del grano; precipitaciones durante la recolección. Vuelta a las retenciones. Apertura de mercados. Los hechos que marcaron al sector agropecuario argentino se entrelazan como cuentas de un collar en un 2018 al que no le faltó ni le sobró nada. Pero según los especialistas habrá una de cal y una de arena: para 2019 hay esperanzas en una buena cosecha, en cantidad y calidad, si el clima acompaña, mientras se espera por más aperturas de mercados.
Cronológicamente, en enero, luego de las inundaciones que impedían que en algunas zonas las sembradoras pudieran entrar en los campos, las precipitaciones se cortaron de manera abrupta. A comienzo de mes, el dólar rondaba los $19. En abril llegaron las lluvias generalizadas y el campo comenzó a respirar. Según los especialistas, se atravesó la mayor sequía en 50 años.
Durante mayo, un temporal de 20 días en gran parte de la pampa húmeda afectó la calidad de la soja, con problemas de chauchas abiertas y brotado. Pero la ganadería trajo buenas noticias: se firmó un protocolo con China para ampliar las exportaciones de carne vacuna y se oficializó la apertura de Japón para carne ovina y bovina de la Patagonia.
En julio finalmente se conocieron los números de la gruesa: la cosecha de soja cerró con un volumen de 36 millones de toneladas, lo que implicó una caída del 37,4% respecto de lo recolectado en 2017, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
A ese golpe se sumó otra mala noticia: en septiembre el Gobierno decidió reducir en soja la tasa de retención del 25,5 al 18%, pero en forma paralela aplicó un tributo adicional de $4 por dólar exportado que llevó la tasa efectiva a un nivel de entre el 28 y el 29%, según el valor de la divisa norteamericana. El 28 de septiembre ocurrió un cimbronazo: el dólar llegó al pico de $41,89. La devaluación pegó de lleno en aquellos sectores del agro con insumos dolarizados.
El año cerró con una buena noticia en materia cárnica: Estados Unidos formalizó la reapertura para la carne argentina tras 17 años. Balances y perspectivas 2019 Cierra el año para el campo y surgen nuevas esperanzas para 2019. “Estamos entusiasmados con lo que se logró este año”, dijo a la nacion el secretario de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere. Explicó que el objetivo para el nuevo año será “profundizar lo que se viene haciendo”.
Desde la cartera destacaron que durante 2018 se redujeron más de 1400 aranceles y se eliminaron más de 725 normas con el objetivo de desburocratizar el sector. Además, se conformaron más de 30 mesas de competitividad, se abrieron más de 166 mercados y las exportaciones de carne bovina crecieron un 71 por ciento. “La Argentina produce lo que el mundo quiere y necesita: alimentos, energía y fibras. El objetivo es que esos sectores nacionales tengan las mismas condiciones que los competidores y puedan llegar a precios similares a todas las góndolas del mundo”, explicó Etchevehere.
El ministro de Agroindustria bonaerense, Leonardo Sarquís, reconoció que fue un año con una “macroeconomía compleja”, pero que el campo comenzó a recuperarse con una buena cosecha fina y con la siembra de granos gruesos. “Hay segmentos de las economías regionales que comienzan a recuperarse, como ovinos y miel, y buscamos que suceda lo mismo con aquellos sectores como la horticultura, la lechería, los porcinos y la avicultura”, afirmó. Además, agregó: “La gobernadora [María Eugenia Vidal] nos pide estar cerca de la gente. El 80% de nuestro tiempo es estar con los productores. Vamos a trabajar con un fuerte compromiso hacia todos los actores de la cadena en 2019, que, lo que no es menor, va a ser electoral”, concluyó.
Para ampliar el panorama de las pérdidas del sector por el clima, Agustín Tejeda, economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, afirmó que la sequía finalizó con 28,7 millones de toneladas menos de las estimadas en el inicio del ciclo. “En términos agregados, solo los impactos directos de la sequía le costaron a la Argentina un punto de crecimiento de su PBI en 2018. A pesar de ello, las perspectivas para la nueva campaña son optimistas”, afirmó. El profesional destacó que el escenario favorable de precios y las mejores condiciones climáticas permitieron sembrar una superficie récord. “Si el clima acompaña, podríamos alcanzar un volumen superior a los 125 millones de toneladas de granos”, explicó.
Por su parte, Julio Calzada, especialista de la Bolsa de Comercio de Rosario, precisó que por la sequía el campo perdió 7500 millones de dólares de ingresos brutos, mientras que la Argentina resignó un ingreso de divisas por exportaciones de 8000 millones de dólares. “Otra mala noticia es el aumento de los derechos de exportación (DEX) del complejo sojero y su reinstalación en los productos agrícolas y ganaderos. Si bien el nuevo tiene vigencia hasta el 31 de diciembre de 2020, nadie puede asegurar que luego de esa fecha no se sigan aplicando. Considero que en 2019 se abrirán más mercados para las carnes argentinas y que otro sector que va a crecer fuerte será el de la producción porcina”.
Año electoral
Matías de Velazco, presidente de Carbap, destacó que tanto los gobernantes como los economistas reconocieron que la crisis de 2018 tuvo su origen en la sequía. “Tiene que haber un cambio en la concepción que tienen los políticos sobre el sector: deben dejar de mirarlo solo para quitarle dinero y potenciarlo para sacar el país adelante. Tanto el Presidente como los gobernadores deben dar indicios claros de que les interesa la producción”, recalcó.
En tanto, Francisco Lugano, presidente de CREA, explicó: “Cerramos una cosecha de trigo muy buena en la que el agua no afectó, salvo en algunas zonas del sur del país, donde las heladas tardías condicionaron el rendimiento. Tenemos todas las expectativas en la campaña gruesa y ojalá que el clima acompañe. En cuanto al ánimo de los productores, vamos a estar muy atentos a todas las señales que puedan desarrollarse en el mercado”.
¿A quién votará el productor argentino? Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, aventura un pronóstico: “En una eventual segunda vuelta entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri, no hay duda de que la mayor parte del campo volverá a votar por el Presidente aunque la situación económica sea difícil. El campo es uno de esos sectores que aunque habiendo surgido disconformidad no tienen por opción votar a Cristina. Solo si la segunda vuelta se diera entre Cambiemos y un candidato que no fuera Cristina el voto del campo por Macri podría disminuir”, agregó.
Más allá de los gobiernos, la economía, la rentabilidad o el quebranto, de día y de noche, domingos o feriados, sobre bajos y lomas, el campo sigue trabajando.