LA NACION

No todos somos iguales para los cinemómetr­os

Salvo los excesos de la velocidad máxima, no hay otros controles

- Gabriel Tomich

Hace pocos días, se anunció la instalació­n de más y nuevos radares en la autopista Panamerica­na. Muy loable tratar de controlar la velocidad máxima, lástima que dichos cinemómetr­os solo verifican el exceso de 130 km/h. Así que si un ómnibus de larga distancia, cuya velocidad máxima es de 100 km/h, circula a 110 o 120 km/h no será multado, pese a estar en infracción. Lo mismo ocurriría con los camiones modernos, con mucha potencia, que dicho sea de paso van por donde se les antoja (deben circular por los dos carriles de la derecha, igual que los micros), que pueden pasar con holgura sus 90 km/h reglamenta­rios, pero al no superar los

130 km/h, tampoco serían sancionado­s. Ni hablar de las motos: los cinemómetr­os no registran ninguna de sus infraccion­es, ni tampoco a los ciclistas que, aunque está expresamen­te prohibido por la ley, pedalean por las autopistas sin que nadie se lo impida o lo evite. Conclusión, los cinemómetr­os solo parecen estar para “cazar” a los automóvile­s, SUV y pickups que superen los

130 km/h, lo que está muy bien porque cometen una infracción; pero resultan el “pato de la boda”: serán los únicos castigados en el verdadero festival de faltas (sin olvidar a los banquinero­s y los que no respetan la velocidad mínima) que es la Panamerica­na. Todos debemos ser iguales ante la ley. Lejos de defender a los “velocistas”, es hora que las autoridade­s revean las velocidade­s máximas en esta mega autopista: tiene demasiado tránsito, muy caótico y con grandes diferencia­s de velocidad entre vehículos, a toda hora del día, como para que la máxima sea de 130 km/h. Ese sí sería un aporte real a la seguridad vial antes que a las arcas estatales.•

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina