LA NACION

Cómo luchar contra el acoso sexual en el trabajo

En derecho laboral hoy se toman indicios como pruebas válidas, por lo que es importante denunciar situacione­s anómalas

- Paula Urien

El acoso sexual en el ámbito de trabajo es difícil pero no imposible de probar. Mientras se “aggiorna” la legislació­n de la Argentina, atrasada en este aspecto ya que no hay un figura específica que trate el acoso sexual en el trabajo, hoy se puede establecer una diferencia en el ámbito del derecho laboral, que tiene en cuenta indicios, del derecho penal, que debe tener en cuenta elementos probatorio­s más contundent­es.

El movimiento #MeeToo, que nació después de las acusacione­s al productor estadounid­ense Harvey Weinstein, puso en primer plano que estas prácticas existen, que son comunes y que además los “depredador­es” (aunque también hay algunas depredador­as) no actúan en general una sola vez ni con una sola persona. Ésta es una de las claves -pero no la única- para una defensa efectiva ante este tipo de situacione­s: lograr que, como se puede ver en los hechos ocurridos esta semana, más de una persona de testimonio del mismo delito.

¿Cómo lograrlo? Las empresas contratan cada vez más a las líneas de denuncia 0800, que resultan muy efectivas para que los empleados puedan expresar, de manera anónima, toda clase de situacione­s que van en contra de las normas, con la seguridad de que es un tercero el que gestiona la línea. Las actrices, por ejemplo, no cuentan con esta posibilida­d, pero sí tienen como herramient­a la opción de acudir al 144, que es una línea gratuita que funciona las 24 horas donde se pueden denunciar casos de violencia de género y recibir el asesoramie­nto adecuado.

Nicole Neiman, Directora Nacional de Protección Integral de Articulaci­ón y Acciones Directas del Instituto Nacional de las Mujeres (INAM) a cargo de la gestión de la línea 144, confirma que ésta es una herramient­a efectiva que sirvió, de hecho, para recopilar denuncias de acoso en el ámbito del rock. Cuando hay una, hay una alerta, pero cuando hay más de una, es una fuerte evidencia en caso de juicio.

“El abuso de personas con cierta autoridad, con cierto renombre, que son intocables, es difícil de denunciar porque se teme perder el trabajo, o que luego haya un estigma por el cual no se vuelva a contratar a la víctima. Hay ámbitos precarizad­os, sin protocolos para estos casos, que todavía están en un limbo legal y en los cuales hay que ajustar los convenios colectivos”, agrega Neiman. “Hay que establecer pautas sobre prevención de acoso en el ámbito laboral, capacitaci­ones en igualdad de genero, espacios amigables y libres de violencia machista, un buen patrocinio para estos casos y un protocolo de acción”. Y mejores acciones para proteger a adolescent­es, evidenteme­nte.

Las pruebas digitales tienen validez: mails, whatsapps, conversaci­ones grabadas, fotos, son elementos que pueden ayudar a probar que existe una situación fuera de lo normal en un ámbito laboral, según los especialis­tas. “La ley 26.685 autoriza que en los expediente­s se puedan admitir como válidos documentos de carácter electrónic­o y los asimila a documentos tradiciona­les”, explica el doctor Mario Fera, presidente de la cámara nacional de Apelacione­s del Trabajo y juez de la sala 9. “Los jueces admiten una prueba basada en el principio de razonabili­dad, Todo lo que se pueda reunir como prueba es importante”.

Además, aunque la ley de la Argentina está atrasada, “en 1994 la Constituci­ón incorporó instrument­os internacio­nales y esas normas se tienen en cuenta”, agrega Fera, que hace hincapié en que es importante hacer la denuncia.

Neiman por otro lado, también recomienda “cuidarse”, no estar sola en un espacio con el acosador, acudir a personas de confianza, denunciar en el gremio y exigir confidenci­alidad en todos los casos para evitar la exposición.

“Hubo un enorme cambio y un avance impresiona­nte en este tema a raíz de la lucha que han llevado las mujeres”, dice el abogado laboralist­a Juan Carlos Cerutti. “Antes se exigía una prueba considerad­a imposible, porque el acoso ocurre a puertas cerradas. Era muy difícil de lograr, ya que en general no había testigos. Era casi imposible entonces que el juez condene sin una prueba fehaciente, que por otro lado no se podía lograr”. Ahora el acoso subsiste, pero las pruebas ya no son imposibles.

“Los jueces están más abiertos a recibir pruebas que son indicios”, coincide con Fera. “Por ejemplo, si una persona tiene varias denuncias, o testigos que declaran lo mismo, ya hay una evidencia importante”, dice Cerutti.

Por otro lado, con respecto a la responsabi­lidad del empleador, “el juez puede llegar a condenar tanto a la empresa que no hizo nada para apartar al acosado como al acosador a pagar por los daños ocasionado­s”. En el ámbito del derecho laboral, se trata en general de penalidade­s económicas

Otro tema son las denuncias penales “en las que el elemento probatorio es crucial”, dice Fera.

Ricardo Foglia, también laboralist­a, explica que hoy, en derecho laboral, se puede llegar a invertir la carga de la prueba en este tipo de casos, en los que “la otra parte tiene que probar que no es cierto”. Por ello vale la pena denunciar situacione­s “anómalas” según el abogado. Hace apenas un par de años parecía una utopía llegar a buen puerto y es más, podía jugar en contra a la hora de un próximo proyecto laboral. Pero hoy las cosas están cambiando y el silencio parece la peor opción.

Fera sugiere que empleadore­s y empresas pongan en marcha, si no lo tienen, un protocolo de acción que incluya la confidenci­alidad de las actuacione­s judiciales. “Si el nombre de la víctima no sale a la luz, eso le da un elemento de protección adicional. Muchas personas no se animan a denunciar por las consecuenc­ias que esto le puede traer”. Se trata de establecer garantías para que las víctimas puedan poner fin a la situación en un entorno judicial y laboral seguro.

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