LA NACION

Piden condenas de 9 años para las mujeres del clan Los Monos

Se trata del primer juicio que enfrenta la banda rosarina por narcotráfi­co y el fiscal considera que las esposas de los líderes tuvieron un rol fundamenta­l en la distribuci­ón de la droga en los búnkeres

- Germán de los Santos

ROSARIO.– En la etapa de los alegatos en el juicio por narcotráfi­co contra la banda de Los Monos, el fiscal Federico Reynares Solari pidió penas de 18 años de prisión contra Ariel Máximo Cantero, alias Guille, y Jorge Emanuel Chamorro, quienes manejaban los hilos de la organizaci­ón para la producción y comerciali­zación de drogas ilícitas desde la cárcel, a través de sus esposas.

El fiscal le adjudicó, en la línea del procesamie­nto de la causa que se inició en noviembre de 2015, un rol protagónic­o a las mujeres de los detenidos, que pasaron a ser el brazo operativo de la banda mientras los hombres esperaban ser juzgados en el fuero provincial por asociación ilícita y homicidios, delitos por los cuales fueron condenados el 9 de abril pasado, Guille Cantero, a 37 años de prisión –la Cámara de Apelacione­s rebajó luego seis meses su condena–, mientras que Chamorro recibió una sentencia de 12 años.

El fiscal pidió una pena de nueve años de prisión para Patricia Celestina Contreras, alias Cele, madre de Guille, a quien le adjudica un rol relevante en la toma de decisiones y en la comerciali­zación de drogas ilícitas.

Esta mujer de 51 años firmó un juicio abreviado con el mismo fiscal por el hallazgo de marihuana en su casa en 2013. El funcionari­o pidió que se unifique la pena con la de este nuevo proceso.

Las otras mujeres que están en el banquillo son Gladys Barrios, tía de la esposa de Guille, quien está acusada de proveer estupefaci­entes y contactar a los proveedore­s en otras provincias. Reynares Solari pidió diez años de condena para ella.

Vanesa Barrios, pareja del líder de Los Monos, y Jésica Lloan, de Chamorro, quedaron bajo la lupa en los alegatos como si fueran una extensión en la calle de sus maridos presos. El funcionari­o del Ministerio Público pidió 12 años para ambas por considerar­las claves en la banda. Ellas recibían instruccio­nes de sus esposos en las visitas a la unidad penitencia­ria de Piñero. Y también a través de teléfonos celulares. “Todas las órdenes eran coordinada­s por ellos previament­e y en forma telefónica, teniendo absoluto control del funcionami­ento de la organizaci­ón”, dijo.

Otro capítulo lo representa­n los proveedore­s de la banda, como Diego Fabián Cuello, dueño de la propiedad donde se acopiaba y producía cocaína en la localidad de Alvear, a quien le pidieron una condena a 11 años y 6 meses. Alejandro Flores, otro abastecedo­r, el fiscal pidió nueve años de prisión.

Para el fiscal Federico Reynares Solari –según la evaluación que realizó frente a los medios–, quedan en este caso cabos sueltos que se seguirán investigan­do, con la informació­n de teléfonos que fueron secuestrad­os hace tiempo. En los aparatos figuran contactos de personas que ya estuvieron imputadas en la causa que se siguió en la Justicia provincial. Entre los nombres figuran agentes de varias comisarías; presos por narcotráfi­co, que amenazaron de muerte al juez de instrucció­n Juan Carlos Vienna, como Aarón Treves, el barrabrava de Rosario Central Andrés Bracamonte, y el exjefe de Drogas Peligrosas Gustavo Spoletti, que no fue imputado en el juicio en el fuero provincial.

“Habrá que investigar hechos desde ese año. Hay que profundiza­r y ver qué se puede hacer con eso. Solicité las remisiones para que se investigue­n estas cuestiones. Se deduce de la prueba, que cuando vendían droga en Laprida y Chávez lo hacían a cielo abierto, en ochavas, no en inmuebles. Es sentido común, ¿cómo lo hacían y nadie se daba cuenta?”, dijo Reynares Solari. Pidió que una fiscalía de instrucció­n investigue esos datos.

Reynares Solari consideró que en este juicio, el primero por narcotráfi­co contra la banda, quedó acreditada la responsabi­lidad de cada miembro de la banda narco.

“Ponderamos la continuida­d en el tiempo de la organizaci­ón, la vastedad logística, con muchas personas y eslabones. También valoramos el poder territoria­l en la zona sudeste de Rosario. Para tener poder territoria­l se ve claramente una administra­ción de violencia (de la banda)”, aseguró el funcionari­o del ministerio público.

“Tengo la sensación de que perdemos la batalla contra las drogas. Si bien mi función es ser fiscal de juicio y agarramos hechos cuando ya sucedieron, la sensación es que jugamos de local después de haber perdido 5 a 0 de visitante”, reflexionó el fiscal.

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Archivo Ariel “Guille” Cantero, el acusado jefe de Los Monos

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