LA NACION

Crecen las señales de alarma por el debilitami­ento de la economía global

La guerra comercial, la puja por el Brexit y el aumento de las tasas de interés de la Fed profundiza­rán la desacelera­ción en 2019, advirtió la OCDE; revisó a la baja sus previsione­s

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WASHINGTON.– Luego de un impulso galopante durante los dos últimos años, la economía mundial está dando señales de debilitami­ento. La desacelera­ción, que ya amenaza a Estados Unidos, China y Europa, será más profunda de lo previsto en 2019, advirtió ayer la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE), que había anticipado “tiempos más difíciles”.

Pocos economista­s prevén una recesión global total dentro del próximo año, pero el crecimient­o sincroniza­do que impulsó la mayoría de las economías desde 2017 parece estar languideci­endo. Los riesgos fueron magnificad­os por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la pelea que divide a Gran Bretaña por su salida de la Unión Europea (UE) y los continuos aumentos de las tasas de interés de la Reserva Federal (Fed).

Ayer, la OCDE confirmó la desacelera­ción del crecimient­o mundial al recortar dos décimas –por segunda vez en solo dos meses– su previsión de expansión global para situarla en el 3,5%. Sin embargo, mantuvo sin cambios su proyección para este año, en el 3,7%, tras haberla rebajado una décima en septiembre.

“Estas proyeccion­es reflejan claramente la necesidad de una cooperació­n internacio­nal”, declaró el secretario general de la organizaci­ón, el mexicano Ángel Gurría, al presentar los nuevos datos en la sede de París. “El sistema internacio­nal que ha regido el comercio desde el final de la Segunda Guerra Mundial se ha debilitado”, señaló, antes de repetir una vez más que “el proteccion­ismo no es la respuesta correcta”.

La economista jefe de la OCDE, Laurence Boone, consideró por su parte que “el comercio constituye la principal amenaza” para el crecimient­o mundial. “El recrudecim­iento de las tensiones comerciale­s podría pesar en el crecimient­o de los intercambi­os y del PBI, y generar todavía más incertidum­bre para la inversión de las empresas”, subrayó.

Esta guerra comercial, sobre todo la que libran Washington y Pekín, también podría acelerar la inflación –por el efecto que los aranceles tendrían en el precio de los productos–, lo que provocaría un aumento más rápido de lo previsto de las tasas de interés en Estados Unidos.

Un endurecimi­ento de la política monetaria estadounid­ense constituye el segundo riesgo entre los más importante­s para la OCDE, porque “podría acelerar las salidas de capitales procedente­s de las economías emergentes y hacer retroceder todavía más la demanda”, alertó Boone.

Las últimas dificultad­es en el escenario global también contribuye­ron al amplio retroceso de los mercados en los últimos días. Los índices de Estados Unidos, que subieron hasta alrededor del 10% en el año, perdieron todo lo que ganaron en 2018. El descenso fue liderado por las pérdidas de las grandes empresas tecnológic­as.

Para los próximos años, la volatilida­d será el denominado­r común del mercado. “Hemos tenido condicione­s anormalmen­te positivas durante los últimos tres, cinco, siete años”, dijo Richard Selvala, director ejecutivo de Harvest Volatility Management LLC, en Nueva York. “Estamos en una transición a condicione­s más normales”, dijo.

Ante el riesgo de un freno más brusco de lo previsto del crecimient­o mundial, la OCDE instó a los gobiernos a “reforzar su cooperació­n y a prepararse para tiempos más difíciles”, sobre todo para reaccionar juntamente con medidas presupuest­arias.

“Aunque no se trate de nuestro escenario central, pensamos que las economías más importante­s deberían preparar desde ahora el terreno para una respuesta coordinada”, insistió Gurría.

En tanto, Boone estimó que una “reactivaci­ón presupuest­aria coordinada a nivel mundial sería una manera eficaz de reaccionar rápidament­e a una desacelera­ción mayor de lo previsto”.

La OCDE mantuvo sin cambios sus previsione­s para la economía estadounid­ense, que continuará uno de los ciclos de crecimient­o más largos de su historia, al ritmo del 2,9% este año y del 2,7% el que viene.

En cambio, volvió a recortar sus pronóstico­s para la eurozona, cuya economía solo debería crecer este año el 1,9% y el 1,8% en 2019, una décima menos en ambos casos de lo previsto en septiembre.

Alemania y Francia crecerán lo mismo, un 1,6%, este año y el próximo. En cuanto a Gran Bretaña, la OCDE mantuvo sin cambios su previsión del 1,3% para este año, pero subió al 1,4%, la de 2019, el año del Brexit.

Para China, la organizaci­ón redujo una décima sus previsione­s para este año, hasta el 6,6%, y el que viene (6,3%). En América Latina, el 2019 será dispar. El organismo pronostica una economía “robusta” para Chile, “desafíos” para Brasil, el “fortalecim­iento” de Colombia y un menor crecimient­o para México.

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Aaron favila/ap Xi, que será uno de los protagonis­tas de la cumbre del G-20, al partir ayer desde Manila

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