LA NACION

El narcotráfi­co y sus socios y cómplices locales

Parte de la dirigencia política y de la Justicia Federal les han otorgado directa o indirectam­ente protección a estos mercaderes de la muerte

-

Años atrás, se difundió que se habría detectado droga que llegaba al aeropuerto de San Fernando en aviones de dos gobernador­es. Son varios los municipios en los cuales se han producido denuncias y detencione­s de intendente­s, jueces, secretario­s, fiscales u otros funcionari­os públicos. En los últimos meses, ha sido procesado por esta causa el intendente de una capital provincial como Paraná, junto a otros funcionari­os de la misma administra­ción. En otro operativo, acusado de transporta­r estupefaci­entes, fue detenido el primo hermano de un exgobernad­or de Salta. Son pruebas de que las organizaci­ones dedicadas al tráfico ilícito de drogas en nuestro país buscan penetrar el sistema institucio­nal para establecer y ampliar sus mercados.

A comienzos de 2017 se desbarató una organizaci­ón criminal en Itatí, Corrientes, donde su intendente está acusado de ser parte vital de esa estructura delictiva, que contaba también con la complicida­d de otros funcionari­os públicos y policiales. Similar circunstan­cia se dio en la localidad de Salvador Mazza, donde en febrero de 2016 fue desarticul­ada una organizaci­ón conformada por concejales de dicha ciudad.

Una vez que la droga se extiende y su negocio se torna más lucrativo, comienza la lucha por el control entre los carteles, o dentro de ellos. La violencia, incluyendo el homicidio, en algunos casos con señales mafiosas en los cadáveres, es una herramient­a letalmente­poderosa.Estafasevi­olenta del narcotráfi­co se desarrolla con intensidad tanto en Rosario como en algunas áreas del Gran Buenos Aires o del norte del país. En los países donde los Estados son más débiles, las organizaci­ones buscan competir entre ellas y contra el Estado, mientras que donde este es más fuerte, optan por la estrategia de colusión; es decir, la de cohabitar y repartirse zonas de operación para reducir el riesgo de ser identifica­das.

Una situación particular se vive en Rosario, con tasas de homicidios que superan el promedio nacional, donde el 60% de los asesinatos de este año están relacionad­os con ajustes de cuentas o con el narcotráfi­co.

La fase siguiente del problema se plantea cuando la violencia no se registra únicamente entre los carteles por el control del negocio, sino también contra los funcionari­os públicos que amenazan su actividad, sean judiciales o policiales, peritos o testigos.

La banda de Los Monos, de actuación en Rosario y su cada vez más amplia área de influencia, es el ejemplo más acabado de esta fase caracteriz­ada por los ataques contra los funcionari­os que la combaten. El incremento de la violencia en este caso es una demostraci­ón de la desarticul­ación entre los miembros principale­s de la organizaci­ón delictiva, quienes apreciaban los beneficios de pasar inadvertid­os, y de la aparición de cuadros menores, viejos proveedore­s y aliados que pujan por el mercado local sin tanta apreciació­n estratégic­a.

La mayoría de los jefes de la peligrosa banda citada fueron arrestados en la actual gestión gubernamen­tal. Desde la cárcel, han seguido manejando su organizaci­ón. Es así como, desde fines de mayo, se han producido decenas de atentados con armas de fuego y explosivos contra jueces y fiscales que los investigar­on y condenaron; contra funcionari­os policiales que los detuvieron y contra personas que testificar­on en la causa. También han sido blanco de atentados los peritos y los periodista­s que narraron estos hechos. La vinculació­n del narcotráfi­co con el fútbol aparece una vez más en el caso.

La situación ha llegado hasta tal punto que uno de los líderes de la organizaci­ón fue trasladado a un penal del Chaco para evitar una eventual fuga y limitar sus movimiento­s tendientes a mantener el liderazgo de su organizaci­ón desde la cárcel.

Mientras tanto, aumentan los asesinatos vinculados con el narcotráfi­co y muchos permanecen impunes, como siete homicidios registrado­s en el conurbano. En Santa Fe se han repetido los ataques a tiros contra tribunales y viviendas de funcionari­os judiciales, y se asesinó a un importante testigo de la causa contra la banda de Los Monos.

La Justicia provincial ha condenado tanto al cabecilla de esta organizaci­ón delictiva como a varios de sus secuaces, muchos de ellos familiares, pero paradójica­mente no por el delito de narcotráfi­co, sino exclusivam­ente por el de homicidio.

Es sospechoso que sea precisamen­te el fuero federal, que tiene a su cargo enjuiciar los delitos por drogas, el que haya mostrado mayor reticencia para avanzar judicialme­nte contra esta banda de temible notoriedad en el ejercicio de la violencia en nuestro país. Preocupa gravemente el tiempo que la lenta y temerosa Justicia Federal se ha tomado para enjuiciar a estos mafiosos. El juicio federal comenzó días atrás y probableme­nte sea esto lo que está generando más violencia, no solo a cargo de Los Monos, sino también por parte de sus cómplices y de quienes les han otorgado protección durante tantos años.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina