El drama del Riachuelo
Se celebró el jueves pasado el Día Mundial del Agua. Con tal motivo, muchas organizaciones, con el apoyo del Ministerio de Desarrollo Social, han procurado llevar no solo soluciones a miles de compatriotas de Chaco, Formosa, Salta, sino también concientizar sobre su uso razonable y saludable. Una iniciativa formidable. Sin embargo, acá nomás, en nuestra ciudad, se puede decir en el patio trasero de la Casa de Gobierno, un Riachuelo sucio y contaminante nos exige reflexionar. Acumar, organismo creado para su control y saneamiento, después de más de 10 años ha fracasado. No han servido de nada las órdenes y directrices precisas emitidas desde la Corte Suprema a la ciudad, provincia y país para dar una solución al problema. Miles de toneladas de contaminantes se han arrojado en estos años; esto provocó enfermedades respiratorias y gástricas, entre otras, a las poblaciones ribereñas. A nosotros, los argentinos, tan proclives a desear estar en todos los podios del mundo, no nos avergüenza que esta cuenca esté entre las diez más sucias del planeta. Ahora bien, si nos interesa realmente que las leyes se cumplan, que todos podamos gozar de las mejores condiciones ambientales, es hora de dejar de mirar para otro lado: el Riachuelo y su drama para muchos están ahí.
Matías Aníbal Rossi
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