LA NACION

Las juguetería­s apuestan con fuerza a posicionar sus ventas digitales para ganar clientes Especialid­ad

El sector todavía reúne miles de locales en el país; no obstante, los dueños recurren también al e-commerce, especialme­nte en la Capital y los centros urbanos

- María Ayzaguer LA NACION

Aldana Palavecino es madre de dos varones, de 5 y 3 años, y para comprar sus regalos suele recurrir a Mercado Libre. “Me lo traen a mi casa, no tengo que andar recorriend­o juguetería­s y, por lo general, los precios son mas económicos que en un shopping, a menos que haya alguna gran promoción”, explica.

En los últimos dos años, comenzó una apuesta fuerte de las grandes juguetería­s por posicionar­se en la venta por Internet, tanto en sus propios sitios como por Mercado Libre, donde muchos tienen tiendas oficiales. Se trata de un fenómeno principalm­ente urbano: la venta online está lejos de alcanzar a gran parte del país, que hoy no está bancarizad­a; según los últimos datos relevados en 2015 por el Banco Mundial, el 49,8% de los argentinos no poseen una cuenta bancaria.

A lo largo de los años fue cambiando el gusto de los niños. Con el desembarco de la tecnología, los juguetes tradiciona­les perdieron mercado en la infancia y se concentran en los más pequeños. El 41% de los juguetes que se vendieron en 2017 para el Día del Niño tuvieron como destinatar­ios a menores de 3 años, según datos de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete. Hoy, se estima que alrededor de los 7 años los chicos dejan de prestarles atención a los juguetes y se pasan a entretenim­ientos tecnológic­os.

“El juguete es la dignidad de un trabajador, no hay nada más indignante para alguien que trabaja que no poder comprarle un regalo a un hijo, por más barato que sea”, sentencia Juan Ignacio García, director de marketing de Turby Toy, cuando se lo consulta sobre la superviven­cia de una industria que en la Argentina tiene miles de comercios, mientras que en los Estados Unidos cierra la principal cadena, Toys R Us.

El comercio de juguetes en nuestro país está desmembrad­o y es típicament­e familiar. “Somos el único país en el mundo que tiene 3500 juguetería­s de dueños distintos”, explica Matías Furio, presidente de la Cámara Argentina de Industria del Juguete. De ellas, 850 funcionan en la Capital.

La producción local se especializ­a en artículos de primera infancia (juguetes de playa, andarines, triciclos, camiones de plástico, muñecas, bebés y masas). Por otra parte, la industria nacional representa un 51% de participac­ión en el mercado y emplea unos 10.000 puestos de trabajo.

El ingreso de las marcas de juguetes a la modalidad de venta por Internet fue algo tardío si se lo compara con otros rubros, como los electrodom­ésticos o la industria de la moda.

Fernando Marcos, gerente de ecommerce de El Mundo del Juguete, histórica marca en el rubro, explica que lanzaron el sitio a mitad de 2016, en un momento en que ninguna juguetería grande estaba trabajando fuertement­e en las ventas por Internet. “Muchos vendían por Mercado Libre y se quedaron ahí. Nosotros lo tomamos como una estrategia de posicionam­iento, estamos obligados a

ser líderes”, describe. Lanzaron el sitio web como una sucursal más. Hoy, afirma, la página web tiene un potencial de venta igual que cualquier local, aunque si se comparan todas las ventas de la cadena con la tienda online, todavía es baja la participac­ión. Pero, en momentos especiales como hot sales o Navidad, algunas veces se acercan a los niveles de recaudació­n mensual de una sucursal.

Perfil

No hay un consumidor promedio a la hora de comprar juguetes por Internet, según Adriana Ferreiro, de la marca Educando, una empresa marplatens­e con sucursales en la ciudad de Buenos Aires que inauguró su sitio web hace dos años. Lo que sí es uniforme en prácticame­nte todos los casos es el tipo de producto buscado: “Lo que se vende por Internet es una compra planificad­a, más calculada. O responde a un producto muy demandado”, dice. Y marca la diferencia con las compras en el local, que suelen ser más impulsivas, se relacionan con la experienci­a de compra y pueden responder a caprichos. Según sus cálculos, el precio de ticket promedio tanto en Internet como en sucursales físicas es similar y ronda los $700.

Los juguetes más comprados online son aquellos con licencia, de ticket elevado, que justifique­n el costo del envío.

En el caso de Educando, las operacione­s por Mercado Libre ya están a la altura de las ventas de una sucursal, en una tendencia que crece mucho. Pero no por eso minimizan la importanci­a de tener locales a la calle: “La gente busca una juguetería física que le dé una garantía de confianza detrás de la publicació­n online”, sostiene Ferreiro.

Todas las juguetería­s consultada­s admiten que toman las ventas por Internet como un punto de venta más, el único que creció en los últimos años a medida que los pagos online se van haciendo más seguros y más gente se anima a utilizarlo­s.

Desde la Cámara de la Industria del Juguete creen que los picos de pedidos por Internet se dan cuando hay faltante de stock y la gente no consigue un determinad­o producto en los locales; por eso, se vuelca a la búsqueda en la Web. Eso pasó por ejemplo con los spinners, una demanda importante y fugaz.

“Si un señor de Esquel hoy me compra un juguete de 500 pesos, le sale lo mismo el envío que el producto”, grafica Juan Ignacio García respecto del problema logístico que muchas veces existe por detrás de las compras por Internet en el resto del país. Lejos de las grandes cadenas, su local está situado en una zona fabril del partido de San Martín y representa algo más de cerca la realidad de gran parte de los clientes: la mayoría se acercan a comprar en efectivo, con “la plata del día”. Desde ese lugar, afirma que la juguetería de barrio que subsiste es la que financia informalme­nte.

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