LA NACION

Vialidad le quitará una obra a la constructo­ra del empresario del juego

- Diego Cabot

Cristóbal López entró por la ventana y ahora está a punto de salir por la puerta de atrás. Así se podría resumir el final anunciado de la novela más increíble de la obra pública reciente. En pocas horas, Vialidad Nacional le rescindirá un contrato de construcci­ón de obra pública que el empresario del juego ganó con su empresa CPC cuando esta administra­ción decidió continuar con las obras pagadas e inconclusa­s que dejó Lázaro Báez. El arte de tropezar dos veces con piedras parecidas.

Todo empezó con los contratos de obra pública sospechado­s de corrupción que Lázaro Báez no hizo pero cobró, y que motivaron, finalmente, la detención del patagónico, además de una denuncia por asociación ilícita que involucra, entre otros, a Cristina Kirchner.

En la auditoría que hizo Vialidad sobre las adjudicaci­ones que tenía Báez y su ya casi extinta Austral Construcci­ones, se determinó que una de ellas –la construcci­ón de un tramo de autovía en la ruta 3, entre Rada Tilly y Caleta Olivia–, que debía haberse terminado hace varios años, no solo estaba en muy bajos niveles de ejecución, sino que, según el contrato, aún se debían pagar alrededor de $3000 millones a Báez. Vialidad rescindió los acuerdos y llamó a otra licitación. Cristóbal López se presentó con su empresa CPC Construcci­ones y aniquiló los precios de los competidor­es. Más aun, ofreció pagar menos que el presupuest­o oficial.

Vialidad se sobresaltó. Pidió informes a la AFIP, a la Justicia y a los organismos públicos que relevan los requisitos de los proveedore­s del Estado y a los contratist­as de obra pública. Todos fueron coincident­es: CPC era una empresa limpia que nada tenía que ver con las desventura­s de sus primas petroleras o mediáticas Oil Combustibl­es e Indalo. Sin impediment­os jurídicos ni administra­tivos, Vialidad adjudicó la obra por $1569 millones.

Las constructo­ras que compitiero­n con López (17) quedaron boquiabier­tas. A quien quisiera oír le repitieron que con ese costo la obra no se iba a terminar. En Vialidad analizaron la propuesta y concluyero­n que había tres elementos que podían determinar el precio. El primero, un costo de administra­ción y ganancias muy por debajo del resto y el segundo, las ventajas logísticas que le daba tener una cantera propia y cercana a la zona de obras. El tercer punto fue que la amortizaci­ón de la maquinaria fue muy baja.

Pero el ganador menos pensado no pudo cumplir. “No paga los sueldos y tampoco ha cumplido con la curva de cumplimien­to que debiera tener. En horas se va a rescindir el contrato”, dijo una fuente oficial.

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