Vialidad le quitará una obra a la constructora del empresario del juego
Cristóbal López entró por la ventana y ahora está a punto de salir por la puerta de atrás. Así se podría resumir el final anunciado de la novela más increíble de la obra pública reciente. En pocas horas, Vialidad Nacional le rescindirá un contrato de construcción de obra pública que el empresario del juego ganó con su empresa CPC cuando esta administración decidió continuar con las obras pagadas e inconclusas que dejó Lázaro Báez. El arte de tropezar dos veces con piedras parecidas.
Todo empezó con los contratos de obra pública sospechados de corrupción que Lázaro Báez no hizo pero cobró, y que motivaron, finalmente, la detención del patagónico, además de una denuncia por asociación ilícita que involucra, entre otros, a Cristina Kirchner.
En la auditoría que hizo Vialidad sobre las adjudicaciones que tenía Báez y su ya casi extinta Austral Construcciones, se determinó que una de ellas –la construcción de un tramo de autovía en la ruta 3, entre Rada Tilly y Caleta Olivia–, que debía haberse terminado hace varios años, no solo estaba en muy bajos niveles de ejecución, sino que, según el contrato, aún se debían pagar alrededor de $3000 millones a Báez. Vialidad rescindió los acuerdos y llamó a otra licitación. Cristóbal López se presentó con su empresa CPC Construcciones y aniquiló los precios de los competidores. Más aun, ofreció pagar menos que el presupuesto oficial.
Vialidad se sobresaltó. Pidió informes a la AFIP, a la Justicia y a los organismos públicos que relevan los requisitos de los proveedores del Estado y a los contratistas de obra pública. Todos fueron coincidentes: CPC era una empresa limpia que nada tenía que ver con las desventuras de sus primas petroleras o mediáticas Oil Combustibles e Indalo. Sin impedimentos jurídicos ni administrativos, Vialidad adjudicó la obra por $1569 millones.
Las constructoras que compitieron con López (17) quedaron boquiabiertas. A quien quisiera oír le repitieron que con ese costo la obra no se iba a terminar. En Vialidad analizaron la propuesta y concluyeron que había tres elementos que podían determinar el precio. El primero, un costo de administración y ganancias muy por debajo del resto y el segundo, las ventajas logísticas que le daba tener una cantera propia y cercana a la zona de obras. El tercer punto fue que la amortización de la maquinaria fue muy baja.
Pero el ganador menos pensado no pudo cumplir. “No paga los sueldos y tampoco ha cumplido con la curva de cumplimiento que debiera tener. En horas se va a rescindir el contrato”, dijo una fuente oficial.