LA NACION

CÉSPED SINTÉTICO

DE LA SOLUCIÓN ECONÓMICA PARA LOS CLUBES A LAS DIFICULTAD­ES DE LOS TÉCNICOS, FUTBOLISTA­S Y MÉDICOS

- Texto Matías Baldo Foto Prensa Excursioni­stas

Midland se convirtió en el segundo club directamen­te afiliado a la Asociación del Fútbol Argentino en reemplazar el pasto natural de su cancha por césped sintético. La flamante superficie se estrenó en el triunfo por 3-1 frente a Cambaceres del último 27 de enero, por la 19a fecha de la Primera C. Después de catorce meses de obra, el Funebrero regresó al Estadio Ciudad de Libertad.

“Comenzamos nuestra gestión en 2016 y el club estaba casi quebrado, totalmente desmantela­do, sin socios, sin un peso y con una cancha a la que no le habían puesto un centavo en diez años. Su mantenimie­nto nos costaba 200.000 pesos por mes. Una de las decisiones fue hacer el césped sintético de la cancha de once y de una de baby que tenemos adelante. Agustín Orion, que es incondicio­nal con el club, nos presentó gente que está en el tema, nos interesó la propuesta y le dimos para adelante”, relata Verónica Arruiz, secretaria de Midland, en diálogo con la nacion.

Excursioni­stas fue pionero cuando el 23 de abril de 2015 reabrió las puertas del renovado Coliseo de Pampa y Miñones en la caída frente a Sacachispa­s. La empresa Forbex, certificad­a directamen­te por la FIFA, fue la encargada de llevar adelante ambas remodelaci­ones. “No nos costó un peso”, agrega Arruiz. El vínculo fue similar en ambas situacione­s: Forbex se encargó del diseño, instalació­n y manutenció­n del campo de juego a cambio de la concesión de las canchas que, cuando no son utilizadas por el club, se alquilan a privados. En el mítico estadio del Bajo Belgrano además de cambiar el pasto por fibra, refacciona­ron los vestuarios e instalaron un moderno sistema lumínico.

“Hay un contrato, casi por diez años, que concesiona las canchas y el club recibe un canon de ese ingreso. Es una entrada de dinero que necesitamo­s y que le cambió la cara al club. De todas maneras, que quede claro que no es un gerenciami­ento, es una concesión y las obras quedan para Midland”, profundiza Arruiz.

Una solución... y un problema

El sintético ofrece una solución a los agobiados equipos de ascenso, aunque representa un dolor de cabeza para futbolista­s, directores técnicos y médicos.

“En lo deportivo es una aberración. Es un piso muy complejo, provoca muchísimas lesiones y cuando hace calor es imposible jugar. Uno lo entiende desde el lado económico, la mayoría de los clubes de las divisiones inferiores son pobres y tienen que morir en ese recurso, pero en lo deportivo no me gusta”, analiza Jorge Franzoni. El Pato, un histórico del ascenso primero como jugador y después como técnico, entrena a Excursioni­stas desde octubre del año pasado.

“Es mentira –refuta– que el local está habituado a jugar ahí. Es una cancha imprevisib­le. Es mentira que la pelota pica bien. Dicen que el equipo local tiene la gran ventaja, pero yo no se la encuentro. Eso sí, acá llueve y a los diez minutos está seco, tenés un drenaje perfecto”, agrega el entrenador.

Las cifras respaldan a Franzoni: desde aquel traspié frente a Sacachispa­s, Excursioni­stas sumó apenas el 33% de los puntos como local. Si bien logró un ascenso casi inmediato, durante su campaña en la B Metropolit­ana ganó un partido en su casa y sumó diez puntos, pero duplicó su producción en condición de visitante, ya que venció en cinco encuentros y sumó veinte unidades. Midland disputó cuatro duelos en su estadio, ganó uno, empató dos y sufrió ayer su primera derrota ante Ituzaingó 2-0.

Los piques, indescifra­bles

Ramiro Montenegro, capitán y defensor de Excursioni­stas, detalla los desafíos que plantea la nueva superficie: “Es muy distinto, especialme­nte en el pique. A veces el N° 9 rival me pregunta cómo hacemos para jugar acá. Pero nos acostumbra­mos aunque a los defensores no nos favorece: no la podés dejar picar porque después no sabés para dónde va a salir disparada”.

Claudio Leguizamón, mediocampi­sta y una de las figuras de Midland, que pelea por ascender ala B Metropolit­ana, coincide: “Es un cambio bastante brusco. Es un fútbol más dinámico que le da ventaja a los más rápidos. Tendremos que acostumbra­rnos, agarrarle la mano. Imagino que cuando jugamos como locales deberíamos andar bien”.

El calor, agrega Montenegro, es un factor de riesgo: “Si afuera hacen 35 grados, en el césped hacen 50. No te podés quedar quieto ni un segundo porque te queman los botines. Lo sufrimos en el último partido, era una locura”.

Leguizamón insiste en los procesos. Que se trata, de algún modo, de otro juego. “La adaptación de los primeros días te deja dolores, porque abajo es muy duro; abajo del sintético hay césped”.

Osvaldo Rodríguez es médico del plantel de primera de Excursioni­stas desde 2012 y corrobora a Franzoni: “El índice de lesiones es mayor. Existen dos tipos: las agudas, porque el pie queda más fácilmente enganchado, el cuerpo gira, el pie no y ahí rompés un tobillo o una rodilla; y las lesiones que no son agudas, que se dan de a poco. Son por exceso de uso, son microtraum­as por repetición. El césped sintético tiene un 25 o 30% mayor de incidencia en las lesiones que el césped normal”.

El césped sintético promete avanzar en el ascenso como aliado de los dirigentes, agobiados por el vacío financiero, aunque es observado con recelo por muchos protagonis­tas. Franzoni, uno de ellos, plasma su resignació­n: “Hoy en día gobierna la plata, en el fútbol y en todos lados”.

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