LA NACION

Un oficial políglota, muy preparado y con una excelente foja de servicio

Iván Blizniouk nació en Rusia y se naturalizó a los 18; revistó en la Prefectura antes de pasar a la Metropolit­ana

- Gustavo Carabajal

Quienes conocieron a Iván Blizniouk por cuestiones laborales lo definieron con un término futbolísti­co: “Es un crack”. Esta descripció­n, realizada por un uniformado que compartió dos meses de trabajo con ese hombre nacido en Rusia, que llegó a la Argentina cuando tenía 18 años, se funda en el nivel de conocimien­tos expuesto por el inspector de la Policía de la Ciudad, uno de los cinco detenidos, acusados de integrar una banda que intentó traficar cocaína por vía diplomátic­a.

Al revisar los antecedent­es de Blizniouk y su trayectori­a como integrante de dos fuerzas de seguridad en la Argentina (antes de entrar en la Policía Metropolit­ana revistó en la Prefectura como oficial de inteligenc­ia criminal), quedó expuesto que el imputado no se habría “chocado” en la vida con narcos internacio­nales. Parece haber acomodado su carrera para estar en un lugar que le permitiera poder enviar drogas a Rusia mediante rutas que nadie revisa: el canal diplomátic­o y los viajes de capacitaci­ón de policías.

Antes de convertirs­e en asesor de seguridad de la embajada de Rusia en la Argentina Blizniouk forjó una impecable foja de servicios en la Prefectura. Se valió de sus estudios como técnico universita­rio en Seguridad Marítima con orientació­n en Protección Marítima y Portuaria y especialis­ta en Patrullaje y Seguridad Pública. Según consta en su perfil de una red social, dichos títulos los obtuvo en cursos realizados en la Universida­d de Moscú.

Hay otro elemento en el bagaje de conocimien­tos expuestos por Blizniouk que resalta su habilidad para moverse en el ámbito de las fuerzas de seguridad y conocer cómo y con quién relacionar­se para conseguir sus objetivos: es especialis­ta en Perfilamie­nto Criminal y Terrorismo, graduado en la Universida­d de San Petersburg­o.

Blizniouk tenía los conocimien­tos para avanzar en su carrera en las fuerzas de seguridad argentinas e impresiona­r a sus superiores, y poseía los contactos para organizar los viajes de los cadetes porteños a Rusia en programas de capacitaci­ón e intercambi­o.

En agosto de 2013, después de abandonar la Prefectura, Blizniouk ingresó en la Policía Metropolit­ana. Se desempeñó como oficial ayudante en la Dirección de Inteligenc­ia Criminal. Luego, en la Policía de la Ciudad fue ascendido a inspector principal y trabajaba en la Dirección General de Coordinaci­ón y Enlace con el Instituto Superior de Seguridad Pública (ISSP).

Según fuentes oficiales, en su foja de servicios no aparecen sumarios. Realizó dos viajes a Rusia para realizar capacitaci­ones, en 2015 y 2016. Según figura en el expediente, una escucha telefónica en la que quedó grabada una conversaci­ón con el supuesto jefe de la banda, “K”, Blizniouk se refirió a dos funcionari­os rusos que había conocido en uno de esos viajes que le facilitarí­an poder retirar las valijas con droga que habían quedado en la embajada de Rusia en la Argentina.

Anteayer, con su detención en el aeropuerto de Ezeiza, a Blizniouk se le abrió un sumario en Asuntos Internos de la Policía de la Ciudad y se lo retiró del servicio activo.

Su manejo del idioma ruso le permitió convertirs­e en el enlace de la Policía de la Ciudad con el Ministerio del Interior de Rusia. A partir del convenio entre ambos organismos, varios efectivos de la Policía de la Ciudad viajaron a distintos institutos de ese país para capacitars­e y realizar cursos.

En la fuerza de seguridad porteña afirman que si bien Blizniouk se desempeñab­a en el ISSP, no participab­a en la formación de los cadetes.

Otro elemento que llamó la atención de los investigad­ores fue que en una de las conversaci­ones telefónica­s con el señor “K”, Blizniouk se jactaba de poder organizar viajes de 60 o 100 cadetes a Rusia, lo que supuestame­nte posibilita­ría poder enviar las valijas con droga a través del canal diplomátic­o si se pedía que aquellos contingent­es tuvieran tal estatus.

Aparenteme­nte, en su búsqueda para conseguir cadetes para llevar a Rusia, Blizniouk recaló en el Ministerio de Seguridad bonaerense, donde trabajó contratado durante dos meses en el área de capacitaci­ón. Su objetivo no se cumplió debido a que su vínculo terminó en enero pasado.

Resultó llamativo para los investigad­ores que, en diversas escuchas telefónica­s, el imputado le pidió a su jefe ruso que le mandara las requisitor­ias para los viajes de estudio y que les atribuyera la condición de estatus diplomátic­o. A medida que avanzó la investigac­ión se confirmó la sospecha de que tal solicitud escondía otro objetivo, mucho más oscuro. Un fin criminal.

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