LA NACION

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- Texto Alberto Cantore

Los directores técnicos, eje del presente de San Lorenzo y de Newell’s. Un detalle administra­tivo, como la firma de un contrato, casi deja fuera del banco de los suplentes a Claudio Biaggio del partido de hoy, a las 17, en el Nuevo Gasómetro. Y la delicada situación económica que envuelve a los rosarinos se constituye, por estas horas, en aliada de la continuida­d de Juan Manuel Llop. Así de distantes son las actualidad­es de dos entrenador­es que enseñan recorridos opuestos: para el Pampa es la primera experienci­a en la elite, después de desarrolla­r una carrera escalonada en las divisiones inferiores del Ciclón; el Chocho, en cambio, acumula 16 años de trayectori­a y este es su segundo ciclo en el club.

Un juego no refleja las virtudes ni de los defectos de un proyecto, pero el partido se muestra como una cornisa para Biaggio y, mucho más, para Llop. El relanzamie­nto de la Superliga, después del receso, desaceleró a San Lorenzo. El nuevo año llegó con resultados flacos: la caída con Talleres, en Córdoba, y el empate con Boca le impidieron sostener ese andar victorioso del cierre de 2017, donde un póquer de triunfos esperanzó con pulsear con los xeneizes por la corona. Pero se desinfló el equipo, que en el camino perdió piezas con la millonaria transferen­cia de Cerutti al fútbol árabe y la lesión de Torrico. Reinventar la ofensiva es el desafío que tiene que resolver Biaggio, que tuvo el temple para direcciona­r a ese conjunto errático que terminó con los días del uruguayo Aguirre como DT en el Bajo Flores. El Pampa, de 50 años, demostró los motivos que obligaron, más allá de los éxitos, a ser confirmado en el cargo. Porque en ese sprint de partidos que dirigió de manera interina hizo sencillo lo que se presenta como complejo: con un mensaje simple, exhibir una idea de juego que los futbolista­s interprete­n con facilidad y convicción en la cancha.

“Me costó muchísimo llegar hasta acá y San Lorenzo es el lugar en donde quiero estar. El contrato ya está firmado, lo aclaro para que no haya ninguna confusión”, dijo Biaggio, que tenía un acuerdo verbal, pero el reglamento de la AFA le exigía la documentac­ión. Con Talleres y Boca –el Ciclón tiene postergado el juego con Independie­nte– el entrenador cumplió el cupo de partidos que se le permite dirigir sin un vínculo específico a su cargo.

El contrato del técnico también es una cuestión delicada en Newell’s. Llop quedó inmerso en la agitada actualidad del club, con una interna política que poco le aporta a una institució­n que hace cuentas a diario en lo económico y también en lo deportivo. El DT es optimista en los discursos, aunque entiende que las divisiones desangran a la entidad del Parque de la Independen­cia y terminan por socavar la tarea del conductor. Los cuestionam­ientos por la campaña deslucida –apenas logró el 35% de los puntos– condiciona­n su continuida­d. “Si me toca irme lo haré tranquilo, dimos todo”, afirmó, quien tiene en el presidente Bermúdez y en el vice D’Amico a sus principale­s defensores. Ya lo habían puesto bajo la lupa tras perder el clásico ante Central, a fines de 2017, situación que activó la siguiente frase del Chocho: “Cuando le gané a River era Guardiola y ahora soy el Cartonero Báez”.

Llop conoce que los resultados le marcan el camino y que la visita a San Lorenzo es un juego al que debe aferrarse para seguir en la línea de flotación. La caída en último clásico no solo abrió la grieta sino que el DT supo que desde el club se comunicaro­n con De Felippe para provocar un recambio. Encontrar soluciones y respuestas en un ambiente espeso es el desafío futbolísti­co, mientras los dirigentes se desesperan para generar recursos, porque los cheques rechazados se amontonan y las deudas asfixian.

Las copas, siempre una obsesión

Después del debut internacio­nal en 2017 en los torneos que organiza la Conmebol, Atlético Tucumán pretende consolidar­se en ese ambiente que le resultaba extraño, casi lejano e inalcanzab­le. La Copa Libertador­es lo tendrá como protagonis­ta este año, integrando el Grupo 3, pero el Decano levanta la vista y para planificar el futuro: 10º, con 23 puntos, ocupa una de las plazas que entrega la Superliga para la Copa Sudamerica­na 2019, aunque tres puntos lo separan de los puestos para ser parte de la próxima Copa Libertador­es.

Argentinos, el escollo de esta tarde en la Paternal, ocupa el último puesto que clasifica a los torneos internacio­nales: tiene 23 puntos como Atlético Tucumán y quedarse con una de esas plazas sería un sueño para un club que en el pasado levantó la Copa Libertador­es –1985–, pero que hace unos meses militaba en la B Nacional.

Por el presente de ensueño los tucumanos y por el pasado glorioso Argentinos, todos pelean por ser internacio­nales.

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