LA NACION

Francisco: “La política de América Latina está enferma”

Dijo que está en crisis por la corrupción; habló del caso Odebrecht

- Elisabetta Piqué ENvIADA ESPECIAL

LIMA.– Antes de cerrar su sexto viaje a América Latina, el más complejo de su pontificad­o, con una multitudin­aria misa en Lima, el Papa volvió a alertar ayer sobre la corrupción que afecta toda la región. “La política está enferma, muy enferma, en América Latina”, advirtió.

“En general, la política en América Latina está más enferma que sana. Hay una crisis política no solo en el Perú. Estamos en crisis por la corrupción”, denunció. “Se da que gana la oposición y acusa de corrupto al anterior; luego gana el otro y también lo acusa... y los dos tienen algo de razón”, también dijo, en una frase que pareció aludir a la situación de su país.

Francisco habló así en una conversaci­ón improvisad­a con obispos peruanos en el arzobispad­o de esta capital que fue transmitid­a en directo debido a un error técnico, según trascendió. En una jornada en la que los peruanos salieron masivament­e a las calles para despedirlo y celebró una sobrecoged­ora misa ante un 1.300.000 fieles antes de partir de regreso, en el inesperado diálogo el Papa mencionó en forma directa el caso Odebrecht. “El caso Odebrecht solo fue una parte chiquita”, dijo, al referirse por primera vez al escándalo de coimas millonaria­s pagadas por esa constructo­ra brasileña, que salpicó a líderes de todo el continente, entre ellos su anfitrión el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, que estuvo a punto de ser destituido.

En Perú, dijo, “[Ollanta] Humala está preso, [Alejandro] Toledo está preso [vive en Estados Unidos y sobre él pesa una orden de extradició­n], [Alberto] Fujimori estuvo preso hasta ahora, Alan García, que está que entro o no entro, ¿qué pasa?”, se preguntó ante los obispos.

“El juego político es muy difícil y nos pone en dificultad si queremos ser pastores. Tampoco la denuncia es la única arma, están la persuasión y la formación política”, les aconsejó a los obispos, a quienes antes llamó a ser “obispos callejeros” y a evitar las divisiones internas.

Francisco, que ante el propio Kuczynski el viernes ya había denunciado el “virus social” que afecta al continente y perjudica especialme­nte a los pobres y la madre tierra, también se refirió al “fenómeno de los paraísos fiscales, muchos de los cuales están en América Latina”.

“América Latina estaba buscando un camino, la patria grande, y de golpe con los años está sufriendo bajo un capitalism­o liberal deshumano”, agregó, muy crítico.

Francisco cerró con una jornada apoteótica una visita agotadora a la región, con diez vuelos en seis días, marcada por los cuestionam­ientos que tuvo en Chile por defender a un obispo acusado de encubrimie­nto de abusos. Todo el calor que no tuvo en Chile, donde fue recibido por una Iglesia en crisis por el escándalo de los abusos y una organizaci­ón demasiado estricta, terminó por tenerlo aquí, donde la religiosid­ad popular sigue siendo muy fuerte.

Desde la mañana temprano, cuando se reunió con monjas en el Santuario del Señor de los Milagros, rezó en la catedral ante reliquias de santos peruanos y les habló a los jóvenes en la Plaza de Armas, y fue aclamado al grito de “Francisco, amigo, Perú está contigo”. La gente se movilizó no solo para a ir a su última misa de la gira a su tierra, sino también para aclamarlo al paso de su papamóvil.

Como sucedió en Chile, Francisco volvió a hacer delirar a los jóvenes congregado­s en la bellísima Plaza de Armas, a quienes llamó a no “photoshope­ar” la realidad y el corazón con un discurso con léxico juvenil, con términos no solo digitales, sino también futbolísti­cos. “Hay momentos donde pareciera que nos vamos quedando fuera del mundial (…) ¡Pero no se den por vencidos, no pierdan la esperanza!”, los alentó, hablando desde el balcón del Palacio Arzobispal.

“Francisco es una bendición para Perú”, dijo a Zulma Ríos, la nacion que como los miles que asistieron a la misa esperó horas debajo de un sol abrasador. Bomberos aliviaban el calor regando la alfombra de gente con mangueras.

“Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimient­o sea compartido y sobrelleva­do también interiorme­nte es una sociedad cruel e inhumana”, dijo el Papa en su sermón. “Jesús sigue caminando por nuestras calles, sigue al igual que ayer golpeando puertas, golpeando corazones pa-

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La llegada del papamóvil a la misa que celebró en un aeropuerto de Lima

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