Siete barrios concentran la oferta gourmet
salidas. montserrat y retiro lideran la lista
Cantinas, bodegones, bares, cafés, restaurantes, pizzerías o parrillas. La oferta es variada y se distribuye por toda la ciudad, aunque hay zonas que concentran la mayor cantidad de locales gastronómicos pese a las acciones que se realizan para descentralizar la actividad y acercarla a todos los vecinos.
Montserrat y Retiro se ubican al tope de la lista, con por lo menos 2507 opciones entre ambos, pero el dato más impactante es que siete barrios porteños reúnen el 58% de los locales registrados oficialmente. En el centro y el norte de la Capital funcionan gran parte de los polos conocidos y con mayor clientela, mientras que en el sur las propuestas disminuyen.
La puesta en valor de nuevos espacios y mercados, los concursos que se realizaron para elegir las mejores hamburguesas o milanesas y la promoción de los cafés notables son algunas de las iniciativas que se pensaron para diversificar las zonas donde vivir distintas experiencias gastronómicas. También, para otorgar nuevas posibilidades de elección a los vecinos que –se- gún encuestas recientes– prefieren almorzar o cenar en Palermo, Belgrano o el microcentro.
Detrás de Retiro y Montserrat, el eje formado por Caballito, Flores y Floresta, con 1891 comercios del rubro, aparece en el segundo lugar entre los sectores con más oferta gastronómica. Luego se suman dos clásicos: Palermo y Colegiales, con 1801. Esos tres grupos concentran 6199 de los 10.732 relevados por BA Capital Gastronómica, el área del gobierno porteño que trabaja para instalar a Buenos Aires como marca regional ligada a la actividad culinaria.
Se trata de más de la mitad de la oferta, entre restaurantes, bares, cafeterías, confiterías, rotiserías y cadenas de comida rápida. En el otro extremo, se ubican el conglomerado Barracas-Constitución-Parque Patricios, con 243 comercios, y Villa Lugano-Villa Soldati, con 253.
“La densidad de la actividad gastronómica sigue a la densidad de la población o del empleo. Cuando se generan nuevas áreas, como ocurrió en Parque Patricios con el Distrito Tecnológico, va creciendo la oferta a partir de una demanda”, opinó Cynthia Goytia, directora de la maestría Economía Urbana de la Universidad Torcuato Di Tella. “Las empresas que se localizan en los mismos polos tienen ventajas: comparten un mismo pool de mano de obra, de insumos y de clientes. La concentración permite un mejor emparejamiento entre las demandas de la gente y la variedad que se produce en esos lugares”, agregó.
Durante la feria Masticar que se realizó en noviembre, entre los asistentes se propuso una encuesta con el fin de conocer el comportamiento gastronómico de los porteños. Entre las preguntas aparecía: ¿cuál es el barrio en el que salís a comer? Los resultados fueron en sintonía con lo que ocurre en la calle porque el 57,5% respondió Palermo; el 21%, Belgrano, y el 16%, el microcentro; por detrás aparecieron Recoleta y Puerto Madero.
“Los polos gastronómicos se van armando al lado de la demanda, pero van surgiendo lugares nuevos en función de las opciones”, consideró Martín Villar Sánchez, director general de Desarrollo Gastronómico de la ciudad.
Para el funcionario, la mejor manera de equilibrar la oferta en todos los barrios es descentralizando la actividad con propuestas y aperturas de otros espacios. “No se trata de desalentar el consumo en los polos ya instalados, pero queremos potenciar nuevos lugares. La idea es que tanto el porteño
como el turista tengan una oferta diferente y complementaria en toda la Capital”, agregó el funcionario respecto de las nuevas propuestas.
El debate de la descentralización de algunos sectores de la economía, según los especialistas consultados, está vigente desde los años 90 y no todas las voces suenan a favor de su implementación. “No resulta conveniente impulsar propuestas de descentralización. Por el contrario, conviene apuntar a políticas de fortalecimiento del sistema de centros y subcentros articulándolos entre sí mediante incentivos, incubado de iniciativas, organización en red y propuestas colaborativas”, expresó el arquitecto Marcelo Lorelli, codirector de la Maestría en Ciudades de la Universidad de Buenos Aires.
Lorelli apunta que deben tenerse en cuenta tres componentes para la conformación de nuevos centros comerciales gastronómicos: la calidad paisajística o urbana, la accesibilidad y la densidad. Buenos Aires cuenta con varias zonas que reúnen estas características para aumentar su oferta.