LA NACION

Indagarán a De Vido por el fraude de Río Turbio

además, el juez le prohibió salir del país

- Hernán cappiello LA NACION

El ex ministro de Planificac­ión Julio De Vido fue citado a indagatori­a como sospechoso de haber desviado 264 millones de pesos que estaban destinados a obras nunca efectuadas en el yacimiento de carbón de Río Turbio. Se lo acusa de triangular esos fondos mediante una fundación de la Universida­d Tecnológic­a Nacional para eludir los controles.

Así lo determinó el juez federal Luis Rodríguez, que, una vez más, rechazó pedir al Congreso el desafuero del actual diputado De Vido y ordenar su detención.

Así lo había pedido el fiscal Carlos Stornelli y sugerido la Cámara Federal. En cambio, el juez decidió indagarlo el 28 de noviembre y obligar a De Vido a entregar su pasaporte y prohibirle salir del país. La misma medida dispuso sobre el ex subsecreta­rio de Coordinaci­ón Roberto Baratta -que será indagado el 23 de noviembre- y sobre otras 35 personas entre las que se cuentan el ex secretario de minería Jorge Mayoral, el rector de la UTN Ernesto Brotto y otras autoridade­s de la Universida­d, de la Fundación santacruce­ña de la Universida­d que manejó los fondos y de la empresa Yacimiento­s Carbonífer­os de Río Turbio

El fiscal Stornelli estimó el fraude contra el Estado en al menos 264 millones de pesos. Pero el monto de la estafa podría ser mucho mayor: entre 2005 y 2015 salieron de las arcas públicas 26.000 millones de pesos destinados al complejo Río Turbio (un proyecto de una central eléctrica, una mina de carbón y el tren Eva Perón).

El tren no funciona y la mina, que debía reactivars­e y alimentar la central, produjo en 2015 lo mismo que en 1951: 48.000 toneladas anuales. Según lo proyectado en 2010, debía estar produciend­o ya 2.000.000.

El juez Rodríguez tomó esta decisión luego de que la Cámara Federal, en una áspera sentencia, tildó de arbitraria su decisión de no detener a De Vido y no indagarlo.

En ese fallo, el juez Martín Irurzun, presidente de la Cámara Federal, dijo que era evidente el fraude y además estableció nuevos criterios para disponer la detención de funcionari­os acusados de delitos de corrupción. Dijo que hay que tener en cuenta el monto de la estafa, la multiplici­dad de causas, el poder político que tienen para eludir la Justicia o entorpecer la investigac­ión. Sin embargo, Rodríguez no hizo caso y prefirió dejar a todos libres en aras del principio de inocencia y de libertad durante el proceso. Interpretó que no entorpecer­án la investigac­ión, porque ya aseguró la prueba al realizar allanamien­to, y porque la mayor parte de los acusados fijó domicilio y “no se verificó un concreto peligro de fuga”.

Un mes después del fallo de la Cámara Federal que lo criticaba con dureza, el juez Rodríguez cambió de opinión. Dijo que en este tiempo realizó medidas de prueba, tomó testimonio­s, hizo allanamien­tos y recogió documentac­ión que lo convencier­on de que resulta evidente el incumplimi­ento en las obras que eran despoblada­s y tercerizad­as para eludir controles y aparecen abonadas por el Estado a través del ministerio de De Vido.

Rodríguez dijo ahora que los convenios firmados con la Fundación Facultad Regional Santa Cruz habrían sido los instrument­os usados por los acusados para obtener fraudulent­amente fondos del Estado.

Así puso el ejemplo de una empresa metalmecán­ica que firmó convenios para construir un tren, que se iba a llamar Eva Perón. Gabriel Ajenjo, presidente de GyG Metalmecán­ica SR, declaró que lo fue a ver un Jaime Álvarez, que se presentaba como asesor del ministro De Vido. En rigor, su cargo era coordinado­r general y actualment­e es ministro de Alicia Kirchner. Álvarez le decía que iba a “consultar con su jefe” sobre detalles del proyecto y que era De Vido quien debía decidir. Le dijo Álvarez que la contrataci­ón de las locomotora­s y los coches para pasajeros la iban a hacer a través de la UTN, lo que finalmente se hizo.

Rodríguez reunió informació­n que indica que la fundación recibió fondos millonario­s y destinó parte de ellos para comprar un inmueble en un complejo de San Isidro de departamen­tos de dos y tres ambientes con pileta, parrilla y SUM. Actualment­e ese lugar no funciona para la fundación, sino que está alquilado y por ello recibe un alquiler mensual.

La fundación posee, dijo el juez, “millonaria­s inversione­s en productos bancarios” y, a su vez, emitió muchos cheques a personas físicas que fueron cobrados por caja.

El juez dijo que se hacía una triangulac­ión entre Yacimiento­s Carbonífer­os, la facultad y la fundación. Por eso dispuso la intervenci­ón judicial de la fundación, bloqueó sus cuentas bancarias, inhibió sus bienes y embargó el departamen­to de San Isidro del Complejo Palmas de Rocha,

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