LA NACION

“Fue una sorpresa el arancel”

El ministro Cabrera, sobre las restriccio­nes al biodiésel en EE.UU.

- Texto Silvia Stang y Diego Yañez Martínez | Foto Silvana Colombo

La Semana de la Industria –actividad que celebró ayer su día– llegó este año en el contexto de un repunte reciente registrado en casi todas las ramas, tras un 2016 que había cerrado con una caída superior al 4%. La reactivaci­ón, que excluye al rubro textil, se da aun cuando se sigue hablando del alto “costo argentino”. Ese costo, según reclaman empresario­s y reconocen los funcionari­os, revela que están pendientes, entre otras varias tareas, la reforma impositiva, varias obras de infraestru­ctura y un avance en la simplifica­ción de la vida empresaria­l.

A ese escenario se suma que, mientras desde el Gobierno destacan como estrategia fundamenta­l la búsqueda de una integració­n inteligent­e al mundo (en el caso de los autos, la situación de Brasil pone el hallazgo de nuevos mercados como una meta central), la decisión reciente de Estados Unidos respecto de imponer elevados aranceles (de hasta 64%) para el ingreso de biodiésel provenient­e de nuestro país, abrió un desafío adicional.

“Por la magnitud que tuvo, la medida ha puesto a la política de Estados Unidos en una posición de offside con la Argentina, y quedamos en mejores condicione­s para negociar otras cosas”, dijo el ministro de Producción, Francisco Cabrera, en un diálogo que mantuvo con la nacion, acompañado por los funcionari­os de su equipo dedicados al área fabril: el secretario de Industria, Martín Etchegoyen; el subsecreta­rio de Industria, Fernando Grasso, y el subsecreta­rio de Gestión Productiva, Sergio Drucaroff.

Más allá de ese caso, por el que la Argentina pidió el lunes pasado un “acuerdo de suspensión” ante el Departamen­to de Comercio de Estados Unidos, Cabrera defendió las negociacio­nes comerciale­s y apuntó que vender bienes a ese país ayuda a abrir otros mercados.

Los funcionari­os desestimar­on también que el problema de la industria textil –donde la producción cayó, en forma interanual, un 3% en julio y un 12,9% en los primeros siete meses del año– sea la importació­n de mercadería. Como una medida de incentivo para ese rubro, Cabrera dijo que se enviará un proyecto de ley al Congreso que buscará reducir las contribuci­ones patronales, en promedio un 20%. “Es uno de los sectores con mayor informalid­ad y en la actividad de confeccion­es, el 70% de los trabajador­es está en negro”, afirmó.

En julio pasado y en comparació­n con igual mes de 2016, la actividad industrial mostró, para el conjunto de los rubros, una variación positiva de 5,9%, según el informe del Indec. Los datos de empleo en el sector, dados a conocer esta semana por el Ministerio de Trabajo, siguen mostrando en cambio una caída: en junio hubo un 2,7% menos de asalariado­s fabriles que un año atrás, y los funcionari­os admiten que la recuperaci­ón llevará más tiempo, porque con la mayor actividad, las primeras decisiones llevan a extender las jornadas de trabajo de quienes ya están ocupados.

Cabrera dijo que próximamen­te habrá dos nuevos anuncios de inversión en la industria automotriz y afirmó que será renovado el acuerdo por Precios Cuidados –la vigencia del actual cae el miércoles próximo–, aunque no anticipó cuál será el porcentaje de modificaci­ón de los valores. También sostuvo que de las inversione­s productiva­s anunciadas desde el inicio de la gestión, por un monto de US$ 70.000 millones, están en ejecución US$ 44.000 millones.

Viene de tapa –¿Cuándo podría reactivars­e la industria textil y cómo influyen las importacio­nes, que generan quejas de la Unión Industrial? Francisco Cabrera: –Cuando se evalúa la situación respecto del consumo, el sector textil ha caído. Tradiciona­lmente son las marcas las que importan para completar su oferta; eso es natural, pero ante la caída del consumo hay sectores que se quejan. La verdad es que se ha hecho un buen trabajo contra el contraband­o: cuando se comparan las toneladas traídas en 2015 yen 2016 hubo un aumento de 7%, pero según la Fundación Pro-Tejer, cuando se considera lo que había de contraband­o da una caída de 16%. Martín Etchegoyen: –Es de los sectores a los que más les cuesta recuperars­e, porque es donde el consumo se ha retrasado más. En términos de productos finales, el mercado textil local es de US$ 6000 millones y sólo en Chile en los últimos 12 meses se compró por US$ 1200 millones, y hay que sumar Miami y otros destinos. F. C .:– Nadie cree que el verdadero problema sea la importació­n; por supuesto que afecta a algunas compañías, pero en términos agregados, el verdadero problema es el consumo y el precio de la indumentar­ia en el país. –¿Y eso es a su vez un problema de los costos internos? F. C .:– De todo el costo argentino, que incluye impuestos, logística, capital, acceso a la tecnología, burocracia. Sobre eso tenemos que trabajar, y todos los días solucionam­os algo. M. E .:– En años anteriores hubo además un stockeo de mercadería s por compras con el dólar a 9 pesos, cuando todos sabíamos que en realidad valía 12 pesos. Eso tuvo un efecto al comparar los números de 2016. Hay que ver de qué se hablaba en la industria en 2015: desdoblami­ento del tipo de cambio, falta de reintegros, derechos de exportació­n, de no poder girar divisas. Esa era la agenda; 2016 fue un año duro, pero no hubo más desdoblami­ento del tipo de cambio; se habilitó un plazo de hasta 10 años para liquidar exportacio­nes; se quitó la retención de 5% a las exportacio­nes de la industria. En los primeros siete meses de 2017 crecieron las exportacio­nes industrial­es por primera vez desde 2011. En lo impositivo y por la ley de pequeñas y medianas empresas, las pymes industrial­es se beneficiar­on en $ 1300 millones [por compensar el impuesto al cheque y descontar inversione­s de Ganancias]. Hoy la agenda es la de verdad, y cuando se dice que la presión impositiva es alta o que hay que mejorar la logística, es verdad; tenemos que seguir bajando costos. –Un tema de costos que se sumó en 2016 es la suba de tarifas de gas y electricid­ad, ¿cómo impactó? M. E .:– Hubo un cambio de agenda, porque antes muchas compañías pensaban si iban a invertir o no, porque no sabían si iban a tener energía. Obviamente que hubo un impacto en la actividad de la industria en 2016. –¿Hubo cierres por eso? M. E .:– No, cierres, no. Hubo algunos casos, particular­mente en sectores llamados electro intensivos, para los cuales dispusimos una reducción de tarifas que llegó hasta el 20%. Eso amortiguó muchísimo el impacto. Y se creó un fondo para ayudar a compañías con situación crítica. –En una entrevista con la nacion, Joachim Maier, presidente de Adefa, que agrupa a las automotric­es, dijo que no hubo aún ninguna reforma estructura­l para mejorar la competitiv­idad… F. C.: –No, no, no. Está absolutame­nte equivocado el presidente de Mercedes-Benz. Si le parece que no es una reforma estructura­l profunda haber unificado el tipo de cambio, haber cambiado las reglas de la integració­n al mundo, haber sacado las DJAI, tener un mercado de cambio libre, entonces no sé dónde vive. Estoy de acuerdo en que aún no se hicieron modificaci­ones en Ingresos Brutos, pero hay, por ejemplo, una ley de autopartes que promueve a las empresas locales. Si hay un sector que atrajo inversione­s es el automotor. –Más del 60% de los autos que se venden en el país son importados y no de fabricació­n local, ¿eso es hoy un problema? F. C.: –Al hablar de industria, lo importante es cuántos autos se hacen. Yo estoy muy contento con lo que se fabrica, lo que se vende, lo que se in- vierte, y con el acceso a mercados. M. E.: –La Argentina es un mercado potencial de 1,2 millones de autos por año, 1 millón es muy buen mercado y 850.000 también, visto de dónde venimos, y ese el número al que probableme­nte se llegue este año. Una gran porción no puede abastecers­e con lo local, porque tendrías que tener muchas terminales y líneas de producción con escala baja. El país se tiene que especializ­ar. España fabrica 3 millones y tiene un mercado de un millón, en el que la participac­ión de lo local es del 40%. El mercado argentino está muy bien y el brasileño, estancado. La participac­ión de importados en 2011 era igual, pero se le vendía mucho a Brasil y no se hablaba entonces de eso. Fernando Grasso: –Para que sea viable la inversión para fabricar un auto con una plataforma competitiv­a, hay que hablar de 80.000 o 100.000 autos por año de un modelo. Hoy todos los sectores se transforma­n e invierten, incluso el textil, porque con muchos años de economía cerrada, los propios empresario­s dejan de hacer gimnasia y queda la necesidad de inversione­s y mejorar los procesos. –¿Qué lectura hacen de lo ocurrido en el caso del biodiésel y el arancel puesto por EE.UU.? F. C .:– Fue una sorpresa la magnitud del arancel. Sabíamos que iba a haber un arancel preliminar y luego, una negociació­n entre privados, pero este arancel al ser tan alto no incentiva al sector privado americano a sentarse a discutir. Pensábamos que iba a estar en alrededor de 23%. Presentamo­s la queja formal y el secretario de Comercio de EE.UU. me dijo que tomaría riendas en el asunto. –¿Qué pasa si no se avanza y no se logra un mercado alternativ­o? F. C .:– Tenemos que seguir defendiend­o la exportació­n debiodiés el en un mundo que va a privilegia­r las energías renovables. Desde lo económico, si no se exporta biodiésel se exportará aceite de soja, con un precio muy parecido. –¿Cuándo se concretará el ingresos de carne porcina de EE.UU.? F. C .:– Falta acordar temas del protocolo sanitario. Es positivo cualquier acuerdo por productos agrícolas, porque les permite a ellos colocar productos aquí, y a nosotros allí. Nos interesa EE.UU. como comprador, porque eso abre otros mercados. –¿Qué opinan de que Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba analicen barreras propias para esa carne? F. C .:– No me parece ni mal ni bien; si lo quieren hacer, está bien, pero no creo que tengan controles sanitarios más rigurosos que los ya aplicados. –¿Cómo ven el valor del dólar? F. C .:– El tipo de cambio va a estar estable por mucho tiempo y el foco de competitiv­idad deberá ponerse en otros temas. M. E .:– Si se piensa en ganancias de competitiv­idad por el tipo de cambio como en el pasado, se va mal. Tenemos un plan productivo de ocho ejes: el acceso al financiami­ento, la mejora de la infraestru­ctura, los cambios impositivo­s, el desarrollo tecnológic­o, la simplifica­ción de trámites, los acuerdos de competitiv­idad, la defensa de la competenci­a y la integració­n inteligent­e al mundo. F. C .:– Es una visión antiquísim­a pensar que cualquier integració­n al mundo primarizar­ía nuestra economía. El país seguirá haciendo autos porque es muy productivo desde lo industrial. Me pueden decir que los autos son caros: eso es por el caos de costos. Pero la Argentina puede ser muy productiva, no hay razón para que no lo sea.

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SILvAnA CoLoMBo Francisco Cabrera, ministro de producción, y Martín Etchegoyen, secretario de industria
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EMILIAno LASALvIA Grasso, drucaroff, Cabrera y Etchegoyen

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