LA NACION

Faltan laterales porque lo que realmente está en crisis es el modelo

- Pablo Vignone

Quienes piensan que es un problema relativame­nte moderno del fútbol argentino, se verán defraudado­s. Ya era cuestión nacional hace 40 años, cuando Vicente Pernía fue expulsado junto al escocés Willie Johnstone, en un partido de la serie internacio­nal del selecciona­do, contra Escocia, en la Bombonera, y César Luis Menotti decidió “fabricar” como lateral a Jorge Mario Olguín, hasta entonces zaguero. La técnica fina del futbolista de San Lorenzo nunca le ahorró improperio­s de los hinchas, y recién se afianzó en el puesto durante la famosa final contra Holanda. Ejemplos históricos sobran: en el Mundial 86, la selección arrancó jugando con dos laterales clásicos (Clausen y Garré), pero el equipo encontró su mejor versión cuando Carlos Bilardo armó su defensa con un líbero (Brown) y dos stoppers (Ruggeri y Cuciuffo), tres zagueros al fin. Alfio Basile, entrenador clásico, llevó a la Copa América de 1991 siete defensores: cuatro laterales y tres zagueros. A la hora de la verdad, en el Mundial de 1994, su plantel tenía dos laterales apenas, y el equipo jugaba con Chamot y Sensini, otro zaguero improvisad­o como lateral, de titulares.

Aunque con Bielsa la selección se movía con tres zagueros en el fondo, también eran titulares Zanetti y Sorin, formados en el puesto, jugando en el medio. Pekerman mantuvo al ex River en Alemania 2006, pero poco impresiona­do con el jugador del Inter se dedicó a improvisar marcadores de punta: ocuparon la banda sucesivame­nte Burdisso (central), Scaloni (que había sido delantero y luego volante) y Coloccini (zaguero). La adaptación encontró su momento cumbre en Sudáfrica 2010 cuando Maradona alineó a Jonás Gutiérrez y luego a Otamendi como laterales derechos, y colocó en la banda izquierda a Heinze, que en Europa se amoldó al puesto pero que con Pekerman había sido el segundo zaguero central titular.

El mismo Sabella, en Estudiante­s, puso a un zaguero central como Rojo en el lateral izquierdo; Batista lo convocó en esa función para la Copa América 2011 y Sabella le dio la titularida­d en el Mundial 2014.

Como se advierte, no es un inconvenie­nte reciente que afecta al fútbol. Y ése es el verdadero problema. No es novedad que Brasil saque más laterales que la Argentina; sí lo es que España lo haga (y desde canteras que ya no producen solo piedra…). Lo señaló Esteban Cambiasso en una reciente entrevista en estas páginas: “Les enseñaron a ser jugadores de fútbol, después les dieron una posición”. En España “apostaron por un modelo formativo”, recuerda Cambiasso. En el fútbol argentino, para ganar un torneo de inferiores, llegan a armarse defensas con cuatro zagueros centrales. Los modelos son los que fallan.

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