LA NACION

El Gobierno cree que el resultado de octubre puede acercar al Papa

estima que la conflictiv­idad bajará tras las elecciones

- Santiago Dapelo

Con prudencia y satisfacci­ón, así recibió el Gobierno la informació­n de que el papa Francisco podría viajar a la Argentina en 2018. Pero al mismo tiempo, un mandato implícito recorrió los principale­s despachos oficiales: un eventual triunfo de Cambiemos en las elecciones sería la llave para superar el clima de conflictiv­idad que divide a la sociedad, principal motivo por el que el Santo Padre aún no regresó a su país del que partió hace poco más de cuatro años.

El mensaje llegó con claridad a la Casa Rosada: una vez finalizado el proceso electoral, especularo­n fuentes cercanas al presidente Mauricio Macri, la tensión bajará sensibleme­nte. Y si la concreción del viaje del jefe de la Iglesia Católica, como adelantó ayer la nacion, está condiciona­da a la existencia previa de un contexto de pacificaci­ón política y social, eso se verá claramente luego del 22 de octubre.

Así, el Gobierno sumó un nuevo efecto al éxito en los comicios legislativ­os. Además de generar un escenario favorable para negociar con la oposición la reforma tributaria, una nueva ley de coparticip­ación o cambios a la ley de Ministerio Público Fiscal para avanzar con la remoción de la procurador­a Alejandra Gils Carbó, imponerse en las elecciones generaría el ambiente propicio para que el Papa vuelva a la Argentina.

“Creemos que una vez que pase el proceso electoral, la situación política se calmará. Aunque no creemos que la conflictiv­idad sea muy elevada. Y ojalá el Santo Padre venga a la Argentina el año que viene”, dijo a la nacion uno de los principale­s asesores del Presidente.

Todo lo que rodea al vínculo con el Vaticano es celosament­e cuidado en la Casa de Gobierno. Si bien hoy la relación es “buena”, nadie quiere generar tensión. El círculo íntimo del jefe del Estado cuida cada detalle para evitar malas interpreta­ciones, y una declaració­n fuera de lugar podría generar inconvenie­ntes. Todos los funcionari­os de la primera línea lo saben.

“Cautela; es tiempo para estar muy tranquilos”, respondió uno de los funcionari­os encargados de llevar adelante las relaciones entre el Gobierno y la Santa Sede ante la consulta sobre la posibilida­d de que Jorge Bergoglio regrese a la Argentina el próximo año. Por las dudas, el Gobierno ya tiene diseñado un plan en caso de que el Papa decida anunciarlo. El proyecto, según pudo saber la nacion, además de los saludos de rigor por tratarse de una visita de Estado –se descuenta un encuentro con Macri–, incluirá una celebració­n de una misa multitudin­aria, posiblemen­te en la avenida 9 de Julio. Se especula con que esa celebració­n del Santo Padre podría movilizar millones de personas.

El Presidente sostuvo ayer que el Papa “siempre está invitado” a la Argentina. Así, Macri ratificó que el Gobierno espera al papa Francisco, pero bajó la ansiedad por la demorada visita y aseguró que será “cuando él lo disponga”.

“En mi última visita al Papa por supuesto le reiteré que siempre está invitado, que no lo sienta como una presión, que a los argentinos nos encantaría recibirlo en el país, pero que él disponga cuándo siente que es el momento adecuado”, dijo el Presidente ante la consulta de la nacion en una conferenci­a de prensa que brindó en Córdoba junto al gobernador Juan Schiaretti.

Desde el Gobierno coincidier­on con el mensaje y aseguraron que es uno de los objetivos de la gestión de Macri. Junto a pobreza cero y derrotar al narcotráfi­co, el tercer lema de la campaña 2015 y eje de la administra­ción nacional es “unir a los argentinos”. “Pacificar el país es parte de nuestra gestión, concordamo­s”, dijeron fuentes oficiales. Igualmente, cerca de Macri interpreta­ron el mensaje con cautela: “Estamos siempre atentos, pero no es momento de hacer nada”.

Con la confirmaci­ón de que en enero visitará Chile y Perú, la expectativ­a dentro de la Casa de Gobierno es que el Santo Padre dejó reservado para más adelante la Argentina y Uruguay. Una fecha posible sería mayo. Es que en ese mes, en Rosario, está previsto un encuentro nacional de jóvenes. Algo similar a lo que ocurrió en 2013 cuando viajó a Río de Janeiro para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

Uno de los mensajes que el Papa le hace llegar al Gobierno es que no quiere que utilicen su imagen. En la travesía por Brasil el Papa recibió a Cristina Kirchner, pero no viajó sola. La acompañaro­n dirigentes de La Cámpora y Martín Insaurrald­e. “No quiere que lo sigan usando. Pero sabe que acá hay mucha gente que lo quiere”, reconoció un integrante del gabinete que se reunió más de una vez con el papa Francisco.

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“Siempre está invitado”, dijo Macri ayer cuando le preguntaro­n en Córdoba por las señales de Francisco

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