La oposición venezolana se enfurece con Goldman Sachs por darle oxígeno a Maduro
El gobierno hizo una venta de bonos con un colosal descuento para que entre dinero fresco a sus castigadas arcas
CARACAS.– Una operación financiera en la que el gobierno de Nicolás Maduro, el banco de inversión estadounidense Goldman Sachs y los intermediarios desconocidos ganan (mucho) y Venezuela pierde (muchísimo). La venta de bonos de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) revelada por The Wall Street Journal proporcionará a la revolución bolivariana 865 millones de dólares en efectivo cuando más falta le hacen, con las arcas vacías, ahogada por la crisis económica y con cada vez menos financiamiento externo.
Una ganga para el banco (“ícono del imperialismo”, como señaló ayer el Parlamento venezolano) que tan buenas relaciones mantiene con el gobierno de Donald Trump, ya que el valor de esos bonos de deuda pública petrolera, emitidos por Pdvsa en 2014, es de 2800 millones de dólares. Y una operación de alto vuelo que echa por tierra la reiterada denuncia del primer mandatario bolivariano respecto de un fantasmal bloqueo financiero desde el “imperio”.
“El gobierno ha hecho un negocio leonino para el país: entregó 2800 millones en bonos para recibir apenas 865 en efectivo”, denunció el diputado opositor José Guerra, ministro de Economía en las sombras.
Los cálculos del parlamentario confirman que Goldman Sachs “se sacó la lotería”, con una ganancia del 333%: compró los bonos con un descuento del 69%, por lo que su inversión de hoy de US$ 865 millones recibirá en 2022 la cantidad de US$ 3747 millones, sumados los intereses. “Se trata de la tasa de interés más alta de la historia de los bonos”, acusó ayer el diputado Ángel Alvarado.
El mercado castiga así a una de las peores economías del planeta, camino del cuarto año de recesión, con la mayor inflación del mundo y necesitado de compras compulsivas para importar alimentos y productos básicos en medio de la escasez ante la caída constante de la producción nacional.
Pero lo que ha irritado sobremanera a la oposición es que “proporciona un salvavidas a este régimen autoritario que sistemáticamente viola los derechos humanos de los venezolanos”, como denunció públicamente Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional, en la misiva enviada a la propia Goldman Sachs.
El jefe del Parlamento fue más allá al advertir a los banqueros neoyorquinos que el nuevo gobierno no reconocerá la gigantesca deuda adquirida por Maduro, ya que no fue aprobada por el poder legislativo. “El pueblo de Venezuela y su futuro gobierno democrático no olvidarán dónde estaba Goldman Sachs cuando tuvo que elegir entre apoyar la dictadura de Maduro y la democracia para nuestro país”, sentenció Borges. Sin embargo, analistas económicos sostienen que para este tipo de operación no es necesario el visto bueno de la Asamblea, al no tratarse de un préstamo o convenio internacional.
“Compran bonos para financiar la dictadura, el hambre y la corrupción”, sentenció el diputado Carlos Paparoni, convaleciente todavía de la salvaje agresión sufrida ayer por las fuerzas policiales. La operación sucede además en plena campaña gubernamental para llevar adelante el proceso constituyente, para la cual necesita un dinero del que antes no disponía.
La oposición venezolana teme que la deuda “insostenible” que hoy padecen las arcas del tesoro hipoteque a una nueva administración. Según los cálculos del Parlamento, cuando Hugo Chávez accedió al poder, en 1999, la deuda pública se elevaba a 30.000 millones de dólares. Hoy ronda los 150.000 millones, “una deuda multiplicada para financiar la revolución”, acusó Alvarado.
Un grupo de emigrantes venezolanos protestó ayer ante la sede de la banca en Nueva York. Goldman Sachs se vio obligada a responder el aluvión de acusaciones tras un negocio tan brillante para sus arcas. “Reconocemos que la situación es compleja y que Venezuela está en crisis. Estamos de acuerdo en que la vida tiene que mejorar. Hicimos la inversión porque creemos que será así”, destacó en un comunicado, en el que también intenta desviar parte de las críticas al asegurar que fue un corredor, sin interacción con el gobierno de Caracas, el encargado de adquirir los bonos.
Es en ese punto donde ha decidido intervenir el Parlamento venezolano. En el pleno celebrado ayer en el Palacio Legislativo, se aprobó investigar a Ricardo Sanguino, presidente del Banco Central de Venezuela, por su responsabilidad en el “daño patrimonial a la nación”. También se conminó al Congreso de Estados Unidos a que inicie una investigación contra la propia Goldman Sachs y contra los intermediarios, por si hubiera responsabilidad penal y administrativa.
El temor de la bancada opositora es que detrás de la operación financiera esté alguno de los muchos “boliburgueses” (empresarios chavistas enriquecidos) instalados en Estados Unidos.