Un silencio confortable y sin consecuencias
El seleccionado no habla con la prensa. Pero eso no significa que sus jugadores no se hayan expresado luego del desabrido 1 a 0 contra Chile. Las redes sociales permiten ocupar espacios para que las celebridades deportivas conecten con sus fans sin intermediarios. Instagram fue la plataforma elegida por Agüero (6,5 millones de seguidores), Dybala (5M) y Di María (3,3M) para contar sus sensaciones. Agüero y Di María usaron la misma imagen de festejo del gol en sus posteos. “Hoy tocó sufrir, pero todos juntos logramos el objetivo. Felicitaciones a todo el grupo”, publicó Di María. “Vamos Argentina! Partido durísimo pero 3 puntos importantes”, puso Dybala. En esos mensajes simples parece haber más verdad que en las desconcertantes declaraciones de Bauza. En cambio, Messi (67M) y Javier Mascherano (3.2M) decidieron mantener el apagón comunicacional hasta en sus redes.
Responder preguntas, probablemente, no sea el acto central de un jugador en un seleccionado. Pero hay piezas vitales que faltan cuando un plantel completo se entrena y compite en dos partidos sin aportarle su mirada a los medios. El ecosistema del fútbol de la FIFA cuenta con esa pata mediática que tiene a los espectadores como receptores de esos contenidos complementarios.
¿Los jugadores incumplen algún reglamento o compromiso comercial por no hacer declaraciones a la prensa? Una respuesta general indica que no. Pero otras situaciones precisan del “Ojo de Halcón”. La normativa de FIFA vinculada a los medios de comunicación en partidos preliminares no exige la participación de los futbolistas, por ejemplo, en las conferencias de prensa. Reclama la presencia del técnico, y “de ser posible”, la concurrencia de un jugador. Como se sabe, esto último no estaría siendo posible…
En otro párrafo se establece que el primer entrenador “y al menos dos jugadores clave del encuentro” deben estar disponibles para las entrevistas “flash” que se hacen a boca de vestuario cuando terminan los partidos. Finalmente, los jugadores están obligados a pasar por la zona mixta (donde están los “backs” con los logos de los patrocinadores del seleccionado) para hacer declaraciones. Ese tránsito se dio, pero los jugadores no se detuvieron a hablar con la prensa. Pero eso no es punible: en ocasiones, aún en el Mundial, los jugadores pasan sin detenerse. Bauza, contra Chile, habló por él y por los jugadores. Fue víctima del exceso: en la cancha contó un partido y en la rueda de prensa otro.
Los sponsors de la AFA tampoco ven afectada su relación con el seleccionado. Su vínculo es institucional. Con el equipo y no con los futbolistas. Pueden usar la imagen de los jugadores de manera grupal (el festejo de un gol, la salida del campo de juego) y no hay un reclamo que puedan hacerles por no hablar con la prensa y no pararse delante de las publicidades. Deben asumir que patrocinan indirectamente a un grupo de jugadores que decidió tomar esa medida. Que no solamente callan desde noviembre por respaldar a un compañero, sino que tampoco han sentado posición pública y colectiva con respecto a los sacudones que ha tenido la AFA en los últimos 15 meses. El silencio del seleccionado, al final del camino, resultó conveniente para una dirigencia que hizo poco y nada por desactivarlo.