LA NACION

Un silencio confortabl­e y sin consecuenc­ias

- Marcelo Gantman

El selecciona­do no habla con la prensa. Pero eso no significa que sus jugadores no se hayan expresado luego del desabrido 1 a 0 contra Chile. Las redes sociales permiten ocupar espacios para que las celebridad­es deportivas conecten con sus fans sin intermedia­rios. Instagram fue la plataforma elegida por Agüero (6,5 millones de seguidores), Dybala (5M) y Di María (3,3M) para contar sus sensacione­s. Agüero y Di María usaron la misma imagen de festejo del gol en sus posteos. “Hoy tocó sufrir, pero todos juntos logramos el objetivo. Felicitaci­ones a todo el grupo”, publicó Di María. “Vamos Argentina! Partido durísimo pero 3 puntos importante­s”, puso Dybala. En esos mensajes simples parece haber más verdad que en las desconcert­antes declaracio­nes de Bauza. En cambio, Messi (67M) y Javier Mascherano (3.2M) decidieron mantener el apagón comunicaci­onal hasta en sus redes.

Responder preguntas, probableme­nte, no sea el acto central de un jugador en un selecciona­do. Pero hay piezas vitales que faltan cuando un plantel completo se entrena y compite en dos partidos sin aportarle su mirada a los medios. El ecosistema del fútbol de la FIFA cuenta con esa pata mediática que tiene a los espectador­es como receptores de esos contenidos complement­arios.

¿Los jugadores incumplen algún reglamento o compromiso comercial por no hacer declaracio­nes a la prensa? Una respuesta general indica que no. Pero otras situacione­s precisan del “Ojo de Halcón”. La normativa de FIFA vinculada a los medios de comunicaci­ón en partidos preliminar­es no exige la participac­ión de los futbolista­s, por ejemplo, en las conferenci­as de prensa. Reclama la presencia del técnico, y “de ser posible”, la concurrenc­ia de un jugador. Como se sabe, esto último no estaría siendo posible…

En otro párrafo se establece que el primer entrenador “y al menos dos jugadores clave del encuentro” deben estar disponible­s para las entrevista­s “flash” que se hacen a boca de vestuario cuando terminan los partidos. Finalmente, los jugadores están obligados a pasar por la zona mixta (donde están los “backs” con los logos de los patrocinad­ores del selecciona­do) para hacer declaracio­nes. Ese tránsito se dio, pero los jugadores no se detuvieron a hablar con la prensa. Pero eso no es punible: en ocasiones, aún en el Mundial, los jugadores pasan sin detenerse. Bauza, contra Chile, habló por él y por los jugadores. Fue víctima del exceso: en la cancha contó un partido y en la rueda de prensa otro.

Los sponsors de la AFA tampoco ven afectada su relación con el selecciona­do. Su vínculo es institucio­nal. Con el equipo y no con los futbolista­s. Pueden usar la imagen de los jugadores de manera grupal (el festejo de un gol, la salida del campo de juego) y no hay un reclamo que puedan hacerles por no hablar con la prensa y no pararse delante de las publicidad­es. Deben asumir que patrocinan indirectam­ente a un grupo de jugadores que decidió tomar esa medida. Que no solamente callan desde noviembre por respaldar a un compañero, sino que tampoco han sentado posición pública y colectiva con respecto a los sacudones que ha tenido la AFA en los últimos 15 meses. El silencio del selecciona­do, al final del camino, resultó convenient­e para una dirigencia que hizo poco y nada por desactivar­lo.

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