Triunfo de Dilma en la Corte: vuelve a foja cero el proceso de impeachment
El tribunal declaró inconstitucional la comisión que se formó en Diputados y ordenó que todo el trámite se empiece de nuevo; le dio más poder al Senado
RÍO DE JANEIRO.– El proceso de impeachment a Dilma Rousseff vuelve a foja cero. La presidenta brasileña logró anoche una importante victoria con la decisión del Supremo Tribunal Federal (STF) de exigir a la Cámara de Diputados que reinicie todo el trámite para elegir los miembros de la comisión especial de juicio político que deberán analizar si existen razones jurídicas para avanzar en la destitución de la mandataria.
Para una ajustada mayoría, la máxima corte de Brasil determinó la inconstitucionalidad de la elección de los 65 diputados de esa comisión -39 de los cuales eran de la oposición- porque se realizó a través de listas y mediante voto secreto de los legisladores. El STF ordenó que se anule la comisión establecida el 8 de diciembre y que debería haber empezado a sesionar la semana pasada, cuando una medida cautelar de uno de los ministros del tribunal puso todo el proceso en suspenso.
“No hay razón para que aquellos que representan al pueblo puedan, de alguna forma, actuar en la sombra. Ellos necesitan decir para qué vinieron. Tienen que expresarse de manera clara para que sus representados sepan en qué sentido se está actuando”, señaló el presidente del STF, Ricardo Lewandowski, al emitir la opinión determinante (seis contra cinco) en la cuestión del voto secreto.
El procedimiento sigiloso había sido planteado por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, archienemigo de la presidenta pese a que pertenece al principal socio del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Acusado por la Procuraduría General de la República de haber cobrado coimas por al menos cinco millones de dólares de la red de corrupción en Petrobras y en un intento por desviar la atención de su caso, Cunha embistió contra la mandataria el 2 de diciembre al aceptar uno de los pedidos de impeachment que tenía bajo su análisis. Según la tesis presentada, basada en un fallo condenatorio del Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), Dilma habría cometido “crímenes de responsabilidad fiscal” el año pasado y éste al maquillar las cuentas públicas para esconder el déficit.
Anoche, con el apoyo de ocho de los 11 jueces, el STF decidió restarle poder a la Cámara de Diputados en todo el proceso de impeachment y concederle más peso al Senado, donde Dilma tiene una mayoría más sólida, menos influenciada por los intereses de Cunha.
Hasta ahora, si la comisión de juicio político de la Cámara de Diputados avalaba las razones legales para iniciar el impeachment, debía someter su parecer al plenario de la Cámara, donde se requería de dos tercios de los votos (343 de un total de 513) para que la presidenta fuese apartada de su cargo por 180 días, mientras el Senado la juzgaba. Con el nuevo “rito” establecido por el STF, la decisión de Diputados no es más una “determinación”, y la jefa del Estado debería dejar el poder sólo si el Senado así lo determina en una votación por mayoría simple de entre sus 81 miembros. En caso de que el Senado así lo apruebe, la presidenta sería reemplazada temporalmente por el vicepresidente Michel Temer (también del PMDB), y sería destituida de manera efectiva si dos tercios de la Cámara alta (41 miembros) votasen a favor de esa moción.
Los jueces que aprobaron estas reglas señalaron que fueron las mismas que se siguieron en 1992 durante el impeachment al presidente Fernando Collor de Mello, que sin embargo renunció al poder inmediatamente después de que la Cámara de Diputados aprobó el juicio político.
Los magistrados que se opusieron a esta sistema advirtieron que la medida del STF representa una interferencia en el proceso de juicio político que tiene que ser reglamentado por el Congreso.
“Estamos manipulando el proceso con eficacia cercana a cero, si no cero. No se salva quien precisa de fuerza política con este tanque de oxígeno dado por una corte constitucional. Estamos yendo ladera abajo, sin gobierno”, alertó el juez Gilmar Mendes en referencia a la bajísima popularidad de Dilma (en torno al 9%), y cercada por la grave crisis económica, con una retracción de 3,6% del PBI para este año, una inflación del 9% y un desempleo que ya araña el 10%.
Pese a las divisiones en la Corte Suprema, este nuevo respiro fue celebrado por el Palacio del Planalto, que cree que todo el proceso se descarrilará durante el verano por falta de respaldo popular.
“Decisiones de impeachment no son unilaterales, y sí compartidas por los poderes, como el Supremo con las Cámaras legislativas. No es un proceso de inquisición y no puede ser atropellado. La decisión del Supremo es la afirmación de que la presidenta fue democráticamente elegida y eso debe ser respetado”, señaló por su parte el abogado general de la Unión, Luis Inácio Adams.
De cualquier forma, Cunha todavía tiene algunas cartas que jugar en la Cámara de Diputados. Podría influir para evitar que el Congreso suspenda su receso de verano y convoque a sesiones extraordinarias como pretende el gobierno, con lo cual todo el proceso de impeachment se reiniciaría recién en febrero, en el mejor de los casos, después de Carnaval. Entonces, confían los opositores, el deterioro de la economía será mayor, Dilma estará más desgastada y habrá más gente en las calles reclamando la salida de la presidenta.