LA NACION

El valor de la palabra

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Cinco días después de haber asumido la presidenci­a, Mauricio Macri entró en medio de intensos aplausos en el recinto del hotel donde se lo esperaba para la comida con la que la Asociación de Entidades Periodísti­cas Argentinas (ADEPA) celebraba su 53° aniversari­o. Ya había recibido su gobierno las primeras críticas, como las del nombramien­to en comisión de dos nuevos jueces para la Corte Suprema de Justicia. Pero en ese primer encuentro formal con la multitud de representa­ntes de las empresas de periodismo gráfico y audiovisua­l, empresario­s, jueces y personalid­ades de la política, lo que se hizo sentir con más fuerza resultó ser la alegría generaliza­da por el cierre de una época en el país y el comienzo de otra.

La expresión que dominaba las conversaci­ones en esa reunión fue la de que “se respira otro aire”, que vientos esperanzad­ores han reemplazad­o a los turbios años del pasado reciente, sin diálogo entre gobierno y opositores, sin consensos ni reconocimi­ento del humano derecho al disenso.

Es difícil que de un día para otro todos los temas puedan debatirse ampliament­e en una sociedad habituada a los anatemas lanzados por un gobierno con complejo persecutor­io y por amanuenses entrenados en el uso y abuso de bienes y recursos del Estado para exaltar a los gobernante­s de turno. Pero el cambio está en marcha y convendrá a todos que Pro y sus asociados políticos preserven la coherencia entre postulados y realizacio­nes concretas, ahora que Macri está a cargo del Poder Ejecutivo Nacional.

Al hablar el titular de ADEPA, Guillermo Ignacio, retomó, con fuerza de compromiso, las palabras dichas en marzo por el nuevo Presidente durante una reunión de la Junta de Directores de la entidad. Macri había expresado que la libertad de prensa debía ejercerse en plenitud y sin otros límites que los de la decencia y la ética profesiona­l. Ignacio planteó, entre las principale­s cuestiones pendientes de resolución en materia de libertad de prensa, las siguientes tres: el acceso a la informació­n pública, el papel de los medios públicos y la protección de los periodista­s frente al crimen organizado.

La sociedad se ha estremecid­o ante el asalto, ocurrido días atrás, al domicilio del conductor de una radio FM de San Antonio de Areco y la violación a su mujer. El narcotráfi­co ha aparecido asociado a ese gravísimo hecho, como había sucedido en otros episodios de los últimos años. En todos los casos, ADEPA se ha puesto al frente de las denuncias públicas y ha exigido la persecució­n de las bandas que trafican drogas en la ilegalidad y el desbaratam­iento de las complicida­des que anidan en el Estado. Como la campaña electoral de Macri puso un acento especialís­imo en el combate contra el narcotráfi­co, las expectativ­as creadas por él exigirán resolucion­es urgentes en relación con lo que podía hacer el gobierno anterior, del que poco o nada se esperaba.

Hacía mucho tiempo que los editores no se encontraba­n con un presidente que, como Macri, felicitara a ADEPA por la valentía con la cual ha defendido la libertad de prensa. Instó, además, a acompañarl­o en la tarea de “recuperar el valor de la palabra”. Constituyó ése un desafío que abrirá hacia adelante a Macri la necesidad de probar paso a paso el grado de fidelidad con su pensamient­o.

Fue una noche en que ADEPA dejó constancia de que el pluralismo más abierto, más desconcert­ante para los espíritus dogmáticos, sigue siendo desde su fundación, en 1962, una consigna valiosa y en pie.

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