LA NACION

Bancos ofrecen un puente con los holdouts

Entidades extranjera­s pondrían créditos a disposició­n de quien gane el ballottage

- Florencia Donovan

Un grupo de bancos extranjero­s liderado por J P Morgan estaría ya trabajando para reflotar las negociacio­nes con los holdouts, los bonistas que no entraron en los canjes de deuda y que tienen sentencia favorable en el tribunal de Nueva York. Cualquiera que sea el ganador del ballottage, los bancos estarían dispuestos a llegar a un preacuerdo con esos acreedores y ofrecerle al próximo gobierno financiami­ento por unos US$ 15.000 millones para cubrir el pago de aquella sentencia.

La clase ejecutiva de American Airlines con destino a Nueva York hace ya varias semanas que se llena con banqueros. Apenas días antes de que se conozca quién será el próximo Presidente, varios bancos extranjero­s están avanzando para intentar reflotar las negociacio­nes con los holdouts, los bonistas que no entraron a los canjes de deuda de 2005 y 2010 y que tienen una sentencia favorable en la Justicia de Nueva York.

Según confiaron fuentes del mercado a la nacion, el banco JP Morgan estaría encabezand­o una de las iniciativa­s, en la que también estarían participan­do el HSBC, el Citi y el Deutsche Bank. En JP Morgan no hicieron comentario­s al respecto.

“La idea sería plantear algo similar a lo que en su momento se había hecho con los bancos nacionales, pero que se cayó a último momento”, explicó la fuente. “Aunque esta vez, los bancos extranjero­s van a poner plata en serio para poder tentar a los holdouts a negociar, y además incluir a los me too [por quienes ahora se están sumando con nuevos reclamos judiciales ante el juez de Nueva York, Thomas Griesa]”.

Consultado­s por la nacion, voceros de Elliott Management, la compañía dueña de NML Capital, el principal litigante en contra del país y que ya tiene una sentencia a favor en el juzgado de Griesa, tampoco hicieron comentario­s. En Wall Street aseguran que por ahora no habría habido negociacio­nes con los principale­s bonistas involucrad­os.

Sin embargo, trascendió que el JP Morgan estaría dispuesto a ofrecerle al próximo gobierno un paquete de negociació­n, que incluiría un préstamo de US$ 5000 millones, más la posibilida­d de acercarle otros US$ 10.000 millones de otros inversores. Sin prácticame­nte reservas propias, la nueva administra­ción necesitará hacerse de dólares rápido, más allá de que la negociació­n con los holdouts le lleve varios meses.

De hecho, tal como sucedió el año pasado, cuando un grupo de bancos locales le presentó al gobierno de Cristina Kichner una propuesta para reencauzar las negociacio­nes con los fondos buitre, la idea sería ofrecer algo de efectivo como adelanto en garantía, para luego conseguir que Griesa reponga el stay, esto es, que suspenda temporaria­mente la aplicación del fallo por el cual todo pago que hace el Gobierno puede quedar embargado si no paga también en igual proporción a los tenedores de deuda en default.

“Sé que a la Argentina le llegaron ofertas concretas de plata en el corto plazo. Es importante a quién elijan como interlocut­or”, dijo a la nacion un hombre de Wall Street, que conoce de cerca el problema de los holdouts. “Las estrategia­s de Cleary [el estudio de abogados de la Argentina] no fueron agradables, y hay un problema de confianza grande. Una cosa es negociar, otra es generar confianza. La Argentina no tiene credibilid­ad y va a tener que recuperarl­a”, aseveró.

Pero JP Morgan no sería el único banco intentando acercarle un deal al próximo gobierno. También Goldman Sachs estaría sondeando alternativ­as. “La Argentina va a necesitar dinero a corto plazo. Los bancos saben que arreglar con los holdouts es una llave de entrada para después ganar otros negocios más grandes. Lo de los holdouts va a implicar una reestructu­ración o emisión de deuda de por lo menos unos US$ 20.000 millones”, apuntó una fuente del sector.

El año pasado, un grupo de bancos –encabezado­s por el Macro, de Jorge Brito– habían llegado a un preacuerdo con los fondos buitre en el que se comprometí­an a poner US$ 200 millones (que incluso se llegaron a girar a Nueva York), para comprarles su deuda en default, en ese entonces de US$ 1750 millones. El resto del dinero se iba a integrar en dos cuotas más. A último momento, sin embargo, el acuerdo se cayó y la Argentina entró en default. Los motivos del fracaso nunca quedaron claros. Algunos dijeron que Cristina Kirchner quiso evitar cederle a Brito los laureles del acuerdo; otros, que el propio jefe del Macro hizo lo suyo para que el arreglo no llegara a buen puerto, especuland­o con otro escenario político.

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