El chavismo se lanza a la batalla cultural y crece la polarización
Organismos estatales y artistas afines vapulearon a una ganadora del Festival de San Sebastián por cuestionar al gobierno
CARACAS.– Venezuela vive estos días su propio “Octubre rojo”, el mes elegido por la Casa Blanca para provocar el “colapso total” de la revolución, según el presidente Nicolás Maduro. A su juicio, el país sufre varias guerras de distinto calibre: económica, alimentaria, eléctrica, psicológica y, desde hace una semana, también la batalla cultural.
El chavismo se lanzó con furia contra Mariana Rondón, la cineasta ganadora de la Concha de Oro del Festival de San Sebastián con el film Pelo malo, un canto contra la homofobia. “Desconoció al gobierno bolivariano que financia sus películas”, acusó en una nota oficial el Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (Sibci), la poderosa herramienta propagandística de la revolución bolivariana.
“Rondón cambia de opinión y desconoce la gestión del gobierno que apoyó sus películas”, le echaron en cara a la cineasta.
La única noticia positiva relacionada con Venezuela de los últimos tiempos se convirtió en un búmeran. Rondón irritó primero al gobierno al recibir el premio: “Gracias por elegir una película tan chiquita que hice para librarme de la angustia de tanta intolerancia”. Pero fueron sus declaraciones para el diario español El País las que pusieron en pie de guerra a la revolución.
“¿De quién fue la responsabilidad? Toda de Chávez. Cuando dijo eso de que quien no está conmigo está contra mí nos sentenció a esta guerra. Y Maduro sigue el mismo camino”, dijo.
El primero en reaccionar fue el articulista Frank Lanz, que resumió los porqués de la traición de Rondón: “Desconocimiento total de un país, una suerte de enajenación mediática producida por leer El Nacional, El Universal y ver 24 horas a Globovisión. Flojera mental y ganas de caer bien por aquellos lares”.
Durante los 15 años de su gobierno, Hugo Chávez personalizó cualquier inversión, ayuda, pensión o subvención estatal, convirtiéndolos a los ojos de sus seguidores en una especie de rey Midas de la revolución. Durante su agonía y tras la muerte, el chavismo le elevó una especie de pedestal mítico, en el que se mezclan religión y política.
“Mariana Rondón es una vergüenza patria. Después de que Chávez financió sus películas ahora ataca su memoria”, criticó la bailarina Zhandra Rodríguez. La conocida tropa del chavismo en las redes sociales, el musculoso brazo digital del gobierno, también arremetió contra la cineasta: “¡No a los fascistas malagradecidos!”, disparó una de las militantes en la Red.
Uno de los motivos de irritación para los chavistas es que Rondón es hija de uno de ellos, Pavel Rondón. Ex vicecanciller y diplomático, Rondón es un antiguo combatiente guerrillero. La protagonista de su segundo largometraje, Postales de Leningrado, es una nena de ocho años, hija precisamente de un combatiente comunista.
Los principales aliados de Rondón en las últimas horas son precisamente la gente del cine, atrincherados en su defensa. “La película de Mariana habla justamente sobre tolerancia y entendimiento, cosa que, al parecer, en este país muchos no han comprendido”, resume Arlette Torres, una joven actriz que vive a caballo entre Madrid y Caracas. “Ese dinero no es del gobierno, no es de Chávez, no es de Maduro, es del Estado venezolano. Del pueblo, tal como ellos mismos reiteran cada dos por tres”, añadió Torres.
Declaraciones posteriores de Rondón, desde el Festival de Biarritz, insinuaron cierta marcha atrás. Pero la hoguera de la cultura estaba prendida. Y no sólo en el cine, también en la música clásica. La pianista Gabriela Montero defendió con música y palabras una de sus piezas, “ExPatria”, lo que le ocasionó un incidente con un espectador que asistía a su concierto en Brasil.
“«ExPatria» es una conglomeración de los numerosos mensajes y anécdotas que conozco y que me han sido comunicados de personas que se exiliaron debido a sus experiencias con secuestros, asesinatos, expropiaciones y tantas otras tragedias que pasan en Venezuela”, dijo Montero. Palabras rebeldes que con su piano suenan aún más poderosas.