Belgrano tiene una gran virtud: con la táctica como sistema, lo resuelve fácil
En Córdoba, el utilitario equipo de Zielinski le ganó a Vélez por 3-0 Así es el campeonato: todos se caen y se levantan
PARA LA NACION
CÓRDOBA.– Una muestra extraordinaria. Así es el fútbol argentino. Así se exhibe el torneo Inicial, emotivo para algunos, errático para otros. Según como se observe el contenido del vaso a medio llenar: siempre está por la mitad. Belgrano le acaba de propinar una lección táctica a Vélez. El equipo cordobés, esa creación detallista y ordenada del Ruso Zielinski, le gana por 3 a 0 a Vélez, que empieza bien y termina muy mal. Un gol, marcado por Teté González (gran definición ante la inercia de Sebastián Domínguez), el primero, cambia el desarrollo drásticamente. Lo que era, se transforma. Rápidamente, en forma fugaz. Belgrano se afirma y Vélez retrocede. Así continúa el desarrollo. Casi como el torneo mismo. ¿Por qué?
Porque está encarcelado en la irregularidad. Les pasa a Boca, a River. Les pasa a todos. Belgrano empieza el torneo de pésimo humor. Un 0-3 con Lanús, un 1-2 con Boca. Al rato, un 1-2 con Gimnasia. No le sale una, verdaderamente. De pronto, se incorpora. Empieza a ganar, como solía hacerlo. Vélez, en cambio, comienza el certamen con buen semblante. En la fecha anterior, un drástico 3-0 contra Newell’s, el mejor en tiempos recientes, enseña el camino: Vélez está de vuelta. Le dura... un partido. Así es el Inicial: nada es lo que parece.
Se sobrepone Belgrano a dos lesionados durante el primer tiempo (Quiroga y Maggiolo) y convierte ese gol de Teté, en su gran noche. Vélez no reacciona: ni atrás ni adelante. Entre Tobio, Sabia y Domínguez, la defensa es una ilusión temporaria. Arriba, Pratto no repite su fantástica noche contra el elenco rosarino. Parece otro.
Márquez, en un derechazo cruzado, y el Picante Pereyra, luego de un pase sensacional de Velázquez, sellan el resultado. ¡En dos minutos! El 2-0, a los 18. El 3-0, a los 19. Impensado apenas unas horas antes. Belgrano le marca tres a Vélez. Y el popular equipo de Liniers, la nada misma.
Imagen perfecta de lo que es el fútbol argentino. Los que se caen, se levantan. Los que crecen, se hunden. Belgrano, de pronto, se dio una panzada. Y Vélez se cayó solito, casi sin darse cuenta.