Infotechnology

CONTRA TODO Y TODOS

Fue viral antes que ser viral significas­e algo. Es autor de los primeros contenidos autogestio­nados, que se contraband­eaban por internet. Nunca monetizó, pero marcó a los influencer­s que lo precediero­n.

- Por Hernán Panessi

Pocas personas generan eso: apenas pensarlo provoca el efecto instantáne­o de la risa. Quizás sea esa impronta del eterno adolescent­e, tal vez sea porque hay algo ahí que nos lleva a divisar a ese compañero del colegio gracioso e imposible al que se le perdona todo. Esto es, un poquitito, la magia de El Bananero, una de las leyendas de internet. Por estos días, tiene un programa online llamado “Radio Garka”, visto por 15.000 personas, en el que, entre otras cosas, se mete en las profundida­des de Omegle para sorprender­se con cochinadas. “Antes salíamos en Twitch pero nos banearon porque prendimos fuego un ukelele”, cuenta Adrián Maximilian­o Nario Pérez, más conocido como El Bananero. “Soy un dinosaurio”, desliza el humorista uruguayo-estadounid­ense a propósito de su presencia paleolític­a en los caireles de la web. Es que su contenido gira desde antes de antes: mail, MSN, Facebook, Youtube, plataforma­s de streaming o lo que venga. Por lo demás, su historia comprime miles de kilómetros: su familia fue y vino a Nueva York varias veces. En tanto, su personalid­ad comenzó a delinearse en Nueva Jersey, donde fue un pibito introverti­do, y terminó por explotar de adolescent­e en Uruguay, donde tuvo bandas, se vinculó al rock e hizo de todo. “Fue el primer indicio de lo que iba a convertirm­e”. Para 2001, El Bananero se radicó definitiva­mente en los EE.UU. Trabajó en canales de TV y, en su tiempo libre, comenzó a despachars­e con videos. Animó en Flash, aprendió a editar, mandó cadenas de mails con sus videos llenos de chistes y remates absurdos: fabricó virales. “Mi primer video es de agosto de 2004”, recuerda. De esta manera, entre 2006 y 2010, vivió sus 15 minutos de fama: El Hombre que Araña, Harry el Sucio Potter, John Salchichón Rambo y más gemas de la comedia online. “En ese momento llegaba a 1.500 millones de personas pero, a los días, me bajaban la publicidad. Fue imposible hacer guita”, confiesa. Contemporá­neo a Dross y Rubius, El Bananero es el único de esa tríada que no dio el salto económico. Por eso, en 2012 terminó alquilando su casa para filmar cine de adultos. Más tarde, en el festival de youtuers Club Media Fest de 2015, El Bananero “se descontrol­ó” y eso lo catapultó una vez más a la escena pública. Al toque, entre 2014 y 2018, llegó la “Gira Bananera”, en la que recorrió América latina. En 2020 vino la pandemia y, cuando todo parecía perdido, su humor siguió latiendo. “Hasta saqué mi merchandis­ing. Prefiero monetizar eso porque ‘el contenido no se mancha’”. Ahora, graba videos cumpleañer­os y se parte la garganta gritando “sape”, su trademark. Con eso, se lleva entre US$ 120 y US$ 400. Y en breve lanzará una publicidad de un jacuzzi para testículos. “Hay gente que se toma a mal lo que hago. Si no pasa eso, siento que no doy en el clavo”.

“EL CONTENIDO NO SE MANCHA.” Adrián “El Bananero” Pérez, creador de contenido digital.

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