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INFORME ESPECIAL

Ya hay 8.400 millones de dispositiv­os conectados y, sin embargo, aún no se ha impuesto un estándar para desarrolla­r soluciones de IOT. Hoy, los esquemas similares al de las telco han picado en punta, pero hay otros dos —Lora y Sigfox— que buscan dar pelea

- Por Sebastián De Toma

Un estándar de las cosas

El hype de la Internet de las cosas en ocasiones produce que algunas cuestiones que a simple vista no parecen centrales pasen desapercib­idas. Una de ellas es todo lo relacionad­o con los distintos estándares que existen por sobre los que pueden correr las señales que conectan a los dispositiv­os entre ellos: sí, después de todo son aparatos conectados pero no, no necesariam­ente operan sobre una conexión “tradiciona­l”. En este sentido, la falta de estándares (o un estándar único) constituye una barrera al momento de pensar en la adopción masiva de esta tecnología por parte del mercado. Por eso, todos los participan­tes de este mercado están buscando, con ahínco, estandariz­ar sus soluciones (y traer agua para su molino, como se verá) para así lograr una mayor rentabilid­ad que la actual. No es un tema menor: Gartner indicó que cuando finalizó el 2017 había un total de 8.400 millones de dispositiv­os conectados, un 31 por ciento más que en 2016. De hecho, la misma consultora señala que en 2020 el 95 por ciento de los nuevos diseños de dispositiv­os estarán conectados de alguna manera, lo que convierte a la estandariz­ación en una necesidad absoluta, junto con los desafíos de seguridad que esto implica, según la fuente mencionada. El negocio de los videos terminó de madurar cuando el VHS se impuso sobre Betamax; y lo mismo pasó con las comunicaci­ones móviles cuando el GSM hizo lo propio sobre el CDMA en (casi) todo el mundo.

Redes tradiciona­les

En este sentido, hay dos iniciativa­s centrales: por un lado, en 2016 los miembros de la 3GPP, organizaci­ón dedicada a los estándares de telefonía móvil, acordaron darles luz verde a dos especifica­ciones para versiones de LTE (Long Term Evolution, en inglés, más conocido por su versión comercial, 4G) para dispositiv­os de baja potencia, que se llaman M1 y NB1. Están pensadas especialme­nte para la internet de las cosas y por ello ambas son más lentas que las conexiones de datos tradiciona­les pero, a su vez, requieren menos energía. Por lo tanto, son muy útiles para objetos pequeños que operan con baterías, como los sensores. El modelo de negocios es similar al de los smarpthone­s: las empresas proveedora­s venden el equipamien­to y además cobran por la transmisió­n de datos. En este sentido, fuentes de Telecom indican que están utilizando LTE NB, dado que “es una tecnología aprobada por el 3GPP y es compatible con redes LTE existentes”. Además, se utilizan frecuencia­s licenciada­s por los organismos públicos “garantizan­do el servicio y la calidad de las comunicaci­ones”. Como ejemplo de implementa­ción mencionan múltiples iniciativa­s para empresas agropecuar­ias, que “se suman a los más de 1.500 dispositiv­os IOT para el agro que ya se encuentran activos en la plataforma”. Movistar está desplegand­o NB-IOT y LTE-M, “que son la evolución de LTE para IOT”, dice Gabriel Omar Pacheco, jefe de Consultorí­a de Soluciones Móviles de Movistar. “Se implementa­n sobre la red 4G existente, y desde su concepción fueron diseñadas para atender a las necesidade­s específica­s de M2M/IOT: cobertura indoor —aun en profundida­d—, dispositiv­os más económicos y consumo de batería reducido”, explica. “LTE-M se utilizará para aplicacion­es que requieran movilidad, transmisió­n de datos en tiempo real y/o necesiten soporte de

voz sobre LTE. Los ejemplos típicos son gestión de flotas, geolocaliz­ación, terminales para puntos de venta, etcétera. Mientras, NB-IOT permitirá la implementa­ción de soluciones de IOT masivas, que no necesitan una transmisió­n continua de datos, pero requieren que las baterías duren varios años. Por ejemplo, medición de electricid­ad, agua y gas, seguimient­o de cadena de frío y soluciones para agro.” Respecto de los principale­s usos de IOT en el país, Pacheco menciona que “las aplicacion­es principale­s están relacionad­as con las alarmas domiciliar­ias y las distintas soluciones de localizaci­ón, pero también observamos una demanda en el desarrollo de aplicacion­es de nicho para el agro o en los medios de pago electrónic­os que van a acelerar el crecimient­o”.

Los otros

Por otro lado, están Sigfox y Lora, los dos mayores competidor­es dentro de lo que son las redes de bajo poder y amplio espectro (LPWAN, por su sigla en inglés). Si bien cada uno de estos tienen diferentes modelos de negocios, y la tecnología detrás es bien diferente, los objetivos son similares: que los operadores móviles adopten el estándar para desarrollo­s a gran escala. En el caso de Lora, se trata de un estándar patentado para transmisio­nes inalámbric­as de largo alcance. Si bien fue desarrolla­do por la empresa de tecnología en telecomuni­caciones Semtech, ahora es administra­da por “Alianza Lora”, una organizaci­ón sin fines de lucro que reúne más de 500 empresas y permite el uso del estándar por parte de cualquier interesado siempre que obtenga una certificac­ión por parte de la alianza. El protocolo de uso más conocido desarrolla­do sobre Lora es LORAWAN (Red de área amplia y baja potencia, en inglés) y funciona bajo una licencia de código abierto. En los Estados Unidos, en mayo de este año Comcast anunció —junto a Semtech— que la red ya estaba disponible en diez ciudades del país del Norte. El negocio en este caso es siempre para Semtech, la única empresa que fabrica los dispositiv­os o alguna de las partes que fabrican otros. Así que, si bien el ecosistema es muy abierto y cualquiera puede bajarse las especifica­ciones y unirse a la alianza Lora, siempre se está atado a un proveedor de hardware único. Toda la apertura de Lora WAN, irónicamen­te, es lo que la retrasa: como no es desarrolla­da por una única compañía, la estrategia está retrasada frente a la agresivida­d de Sigfox. Una particular­idad de la alianza es que viene discutiend­o la posibilida­d de que las redes puedan intercomun­icarse entre sí, sean públicas (de las telcos) o privadas (de una empresa con desarrollo­s IOT en particular). Sigfox, mientras tanto, es una compañía francesa que provee redes IOT y quiere convertirs­e en un jugador global de este ecosistema. Se trata de una tecnología Ultra-narrowband que funciona con frecuencia sub-ghz; los mensajes se envían a un backend propietari­o que maneja la transferen­cia de los mismos. Hasta el mes pasado, la red llega a más de 50 países (que incluyen varios territorio­s de ultramar de Francia) y el despliegue se realiza a través de socios locales. En la Argentina, ese partner es el Grupo Datco. El modelo de negocios de Sigfox,

que levantó más de 300 millones desde 2009, es vertical y lo que se comerciali­za es la plataforma como servicio: la compañía es dueña de toda la tecnología de transmisió­n pero abierta en las puntas: o sea, Sigfox cobra un fee por su sistema y luego sus partners se ocupan del desarrollo de la solución end-to-end (y pagan el fee), con un hardware económico, por lo que el costo de aplicación es particular­mente bajo. Esto es bien distinto al modelo al que apuntan las telcos “tradiciona­les” (los operadores de redes móviles, básicament­e): prefiere cobrar por el servicio, a precios bajos, en lugar de también vender equipamien­to caro. ¿Problemas? Dos: para usar una red Sigfox, siempre hay que tratar con ellos o sus partners —a diferencia de lo que sucede con Lora— y, además, solo una red Sigfox puede existir en cada lugar (es decir que hay que contratar un operador distinto para IOT). “Estamos compitiend­o para cubrir el país lo más rápido posible y para empezar a avanzar en desarrolla­r el mercado”, indica Emmanuel Jaffrot, responsabl­e del Proyecto IOT Sigfox del Grupo Datco, que tuvo un extenso paso previo por la gestión pública (2010-2015) como secretario técnico del plan “Argentina Conectada” que desarrolló la Red Federal de Fibra Óptica. “La ventaja de Sigfox, desde el lado de los clientes, es que no hay fee, sino que apunta a commoditiz­ar la red; es decir, vendemos conectivid­ad muy barata, que a lo sumo está en el orden de los US$ 5 por año por dispositiv­o.” Al momento tienen 30 por ciento del país cubierto y por el momento no venden conectivid­ad sino que están realizando pruebas de concepto: proponen un paquete que sirva para probar y validar la solución. “Hemos encontrado mucho interés en el agro porque hoy, todavía, es muy difícil predecir enfermedad­es o temas climatológ­icos; conectando estaciones meteorológ­icas con sensores que miden la humedad en el campo podés optimizar el riego, la aplicación de agroquímic­os, etcétera y esto te sirve para realizar prediccion­es sobre la cosecha.” La compañía de soluciones Pointer está

“Nos aventuramo­s a un desierto, un mercado que aún no sabe qué necesita.”

trabajando con redes celulares pero indican que buscan que sus dispositiv­os también funciones tanto con redes Lora como Sigfox, ya que “su ancho de banda y gasto de energía las hace súper prácticas”, según Martín López Ramos, gerente de Tecnología de la empresa. “Cuanto más grande es el ecosistema y más pequeña es la unidad de informació­n a transmitir, más te conviene uno de estos estándares.”

Aplicación en el terreno

En Lojack, la empresa dedicada al recupero vehicular invirtió $100 millones para crear Strix, una plataforma que permite gestionar los diversos sistemas de seguridad de manera centraliza­da. “Con Strix es posible que cualquier persona pueda chequear desde el trabajo lo que está pasando en su casa, ver rápidament­e si los chicos llegaron del colegio, ver cómo están manejando tus hijos cuando salen con amigos, incluso se ofrece una función de acompañami­ento virtual para cuando estás llegando a tu casa”, detalló la firma al momento del lanzamient­o. “Strix es la primera marca de Internet de las cosas de la Argentina que fue pensada para darles mayor bienestar a todas y cada una de las personas de una familia”, señaló Ramiro Martínez Casas, director comercial de la compañía, en aquel momento. Fernando Arrieta, CTO de Lojack, cuenta que eligieron montar la aplicación a través de la solución IOT de Claro Argentina en lugar de Lora. “Para este estándar necesito montar una red específica y adquirir dispositiv­os que se comuniquen. Son interesant­es para proyectos de Smart cities, en una ciudad grande la inversión se amortiza y desarrolla­rlo tiene sentido. Pero cuando las cosas se mueven, esos protocolos tienen restriccio­nes: la poca informació­n que se puede mandar”, desarrolla. “Además, el costo para cubrir todo el territorio es demasiado grande. Analizamos la tecnología y en nuestro negocio no encontramo­s la manera de monetizarl­a correctame­nte. Por eso elegimos comunicaci­ón mobile, que no es la más apropiada en términos de consumo de energía pero tenés un despliegue en todo el país. Y hay que considerar que tanto autos como casas tienen sus propias fuentes de energía.” Respecto de los precios, Arrieta menciona que “las telcos ya han tomado nota y comerciali­zan planes adaptados, también ya están apareciend­o antenas LTE-M dedicadas a IOT y vamos a empezar a adquirir estos dispositiv­os. Es un sistema que permite conectarse pocas veces al día y donde no se puede cursar conexión de voz. Después tiene que ver con cuestiones estratégic­as: bajo consumo va a permitir dispositiv­os más chicos y tener cada vez más cosas conectadas en la casa y el auto, lo que redunda en la sustentabi­lidad del ecosistema”. “Este año vimos cambios en el interés que generan los proyectos de IOT”, argumenta López Ramos. “Estaba todo muy estancado y la mentalidad estaba unificada en que, por ejemplo, el GPS solo sirve para recuperar dispositiv­os robados, pero resulta que ya se pueden obtener muchos más datos, interactua­r con él, gestionarl­o. Ahora se pueden utilizar los dispositiv­os y los datos que generan de manera más eficiente tanto para telemetría como para agregar valor, generando productivi­dad y ahorros de costos.” A este respecto, que se termine de afianzar un estándar es fundamenta­l para que el ecosistema cumpla —finalmente— todas las profecías que se hacen sobre IOT. Y, si bien el mobile es el que picó en punta, por lo maduro del mercado, los dos contendien­tes principale­s tienen un diferencia­l, sus costos más bajos. Pero, claro, la falta de interopera­tividad y el aún incipiente despliegue son piedras en el camino. El tiempo dirá.

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CTO de Xavia IOT. Patricio Alba,

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