MISA EN LUJÁN.
Dos días antes, Mauricio y Alberto compartieron el Día de la Virgen.
A dos días de la asunción presidencial, Macri y Fernández, junto a las primeras damas Juliana y Fabiola, compartieron una misa en el principal santuario mariano de la Argentina. En un clima de concordia y respeto, ambos políticos dieron muestras de que se puede superar la grieta que tanto mal le hizo a nuestra sociedad.
Cada año miles de peregrinos llegan a la Basílica Nuestra Señora de Luján para celebrar el día de la Inmaculada Concepción. Este año no fue la excepción, aunque sí ocurrió algo distinto y auspicioso: a dos días del traspaso de mando, políticos de uno y otro lado de la grieta participaron de la Santa Misa presidida por monseñor Oscar Ojea, títular de la Conferencia Episcopal Argentina. Mauricio Macri junto a Juliana Awada y Alberto Fernández acompañado por Fabiola Yañez, se encontraron en el Museo Enrique Udaondo, próximo al principal santuario mariano del país.
Entre los asistentes se destacaron algunos miembros del gabinete saliente: Marcos Peña, Rogelio Frigerio, Dante Sica, Alejandro Finocchiaro, Carolina Stanley y Patricia Bullrich, entre otros. También estaban presentes muchas de las principales figuras del nuevo gobierno, como Santiago Cafiero, Gustavo Béliz, Marcela Losardo, Felipe Solá y Daniel Arroyo.
Justo antes de que comenzara la celebración y luego de firmar el libro de visitantes ilustres de la basílica, los mandatarios se sentaron frente al altar ubicado en la plaza, de espaldas al templo. La homilía estuvo a cargo del arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo
Scheinig, quien puso en el centro a la Virgen. “María nos recibe a todos y no excluye a nadie”, dijo al comenzar un sermón en el que habló de la importancia de la unidad para que la democracia “se afirme y siga creciendo en institucionalidad”. Una y otra vez se refirió a la riqueza de la pluralidad y la diversidad propias de nuestro país y destacó que “la patria somos todos”. Hizo hincapié en la importancia de construir la unidad, exaltó la cultura del encuentro en oposición a las peleas y diferencias, llamó a cuidar a los más pobres y advirtió sobre el peligro de querer destruir al otro. Nombró en varias ocasiones al Papa Francisco y criticó a quienes desfiguran su mensaje.
Durante la celebración, bajo el sol del mediodía, Macri le hizo algunos comentarios a Alberto, se convidaron una gaseosa y algunos recibieron el saludo de la paz de parte del nuevo presidente, quien se acercó a la valla para saludar a los que estaban allí. ¿Habrá sido el anuncio de una Argentina sin grieta o apenas un espejismo?