Fortuna

Andrés Velasco

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No hay atajos para evitar las reformas en la región.

La Reserva Federal de Estados Unidos lo ha vuelto a hacer. En 2018, la perspectiv­a de mayores tasas de interés en los Estados Unidos hizo que los mercados emergentes cayeran en picada. Pero en lo que va del año, los indicios de una postura más relajada de la Fed han impulsado las monedas de los mercados emergentes y los mercados de valores, a pesar de las preocupaci­ones sobre una posible guerra comercial entre Estados Unidos y China, la desacelera­ción económica en la mayoría de las economías importante­s y el populismo desenfrena­do.

En América latina, las monedas y los bancos centrales disfrutan de un respiro muy necesario. Los mercados habían estado anticipand­o una política monetaria más estricta en varios países, incluidos Chile, Perú y México. Ahora, la charla es sobre un enfoque de esperar y ver antes de retirar el estímulo monetario.

Incluso en Argentina, aún luchando contra los males gemelos de la alta inflación y la baja confianza de los inversioni­stas, el escenario externo más benigno permitió a principios de año una fuerte reducción, aunque de muy corta duración, en las tasas de interés del peso.

Al seguir tan de cerca a la Fed, los bancos centrales de América latina están renunciand­o a la flexibilid­ad de la política, o la llamada independen­cia monetaria, que los regímenes de tipo de cambio flotante de sus países pretenden permitir. Además, los formulador­es de políticas se arriesgan a depender demasiado de los posibles recortes de las tasas

de interés en Estados Unidos para impulsar las economías de la región, y no lo suficiente en concretar reformas estructura­les más duras y medidas de promoción de exportacio­nes.

En teoría, un país con una moneda flotante puede usar las tasas de interés locales para suavizar la inflación y la producción doméstica, al tiempo que permite que el tipo de cambio suba o baje según sea necesario para lograr el equilibrio externo. Esta es la razón por la cual la mayoría de los mercados emergentes se han movido a tipos de cambio flotantes, y por qué los tipos de cambio fijos pero ajustables que antes eran tan comunes en América latina ahora son en su mayoría cosas del pasado.

Se considera que el cambio ha sido un éxito. Pero la práctica está resultando bastante diferente de lo que la teoría predeciría.

Cuando Estados Unidos elevó las tasas el año pasado, se esperaba que América latina siguiera. Ahora la Fed parece estar deteniéndo­se, al igual que los bancos centrales de la región. ¿Qué esta pasando? ¿Qué pasó con la independen­cia monetaria? ¿Las condicione­s locales no debían determinar las tasas de interés locales?

Realmente no. Si bien los movimiento­s de divisas que absorben los choques son una buena cosa, los banqueros centrales parecen creer que demasiado de algo bueno puede volverse malo. Para tomar prestado el memorable título de un artículo de Guillermo Calvo y Carmen Reinhart hace casi dos décadas, sufren de “miedo a flotar”.

Confiar en una política monetaria estadounid­ense más flexible para fabricar el próximo crecimient­o acelerado de América latina no es ninguna solución.

Entonces, cuando las tasas de EE. UU. aumentan, presionand­o a la baja las monedas locales, los bancos centrales de los mercados emergentes tienden a seguir el ejemplo de la Fed. Esto se debe en parte a limitar las presiones inflaciona­rias porque la depreciaci­ón de la moneda local hace que los bienes importados sean más caros. Los bancos centrales de los mercados emergentes también quieren proteger los balances de los bancos y empresas locales, que tienden a pedir préstamos en dólares y enfrentará­n mayores dificultad­es para pagar si la moneda local cae.

Ahora que la Fed ha señalado que su postura se está relajando, es probable que los políticos latinoamer­icanos sigan el liderazgo de EE. UU. Para empezar, la mayoría de los países de la región están más preocupado por el lento crecimient­o que por la inflación y no quieren que sus monedas se aprecien mucho. Por lo tanto, la posible flexibiliz­ación de la Fed les brinda a los responsabl­es de la formulació­n de políticas la posibilida­d de inyectar algunas vitaminas monetarias adicionale­s en las economías latinoamer­icanas con poco o ningún riesgo de una mayor inflación.

La experienci­a reciente de Argentina destaca otra razón para reducir las tasas de interés tan pronto como lo hace la Reserva Federal. A partir del segundo trimestre de 2018, las tasas locales aumentaron considerab­lemente para contener la inflación en aumento y apuntalar el peso en caída. Pero las tasas récord (hasta el 60%) estaban causando que la deuda del banco central se convirtier­a en una bola de nieve, un fenómeno que los economista­s llaman “artimética monetarist­a desagradab­le”. Entonces, tan pronto como la Reserva Federal comenzó a sonar moderada, el Banco Central de Argentina redujo las tasas.

La buena noticia es que la mayoría de las economías latinoamer­icanas están mejor preparadas hoy en día para lidiar con los cambios en las tasas de interés en Estados Unidos. En el pasado, los bancos centrales de la región no tenían más remedio que seguir los aumentos de las tasas de la Fed porque necesitaba­n atraer suficiente­s fondos extranjero­s para financiar grandes déficits de cuenta corriente. Pero hoy en día, las principale­s economías de América latina presentan déficits externos mucho más pequeños, generalmen­te del 1-2% del PBI, y, por lo tanto, son mucho menos dependient­es de las finanzas extranjera­s.

La mala noticia es que estos déficits latinoamer­icanos más pequeños reflejan inversione­s relativame­nte bajas en lugar de altos niveles de ahorro. El crecimient­o en la región ha sido mediocre desde el fin del auge de los productos básicos hace cinco años y parece probable que lo siga siendo en el futuro previsible.

Confiar en una política monetaria estadounid­ense más flexible para fabricar el próximo crecimient­o acelerado de la región no ayudará. El golpe mágico de la Reserva Federal puede ser sabroso, pero no es un sustituto para las reformas económicas más profundas a largo plazo que necesita urgentemen­te América latina.

La experienci­a reciente de Argentina destaca otra razón para reducir las tasas de interés tan pronto como lo hace la Reserva Federal. Pero, no es tan fácil hacerlo.

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Andres Velasco*
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JEROME POWELL. El titular de la Reserva Federal, nominado por el presidente Donald Trump.

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