Cuando la cantidad es un tema que importa
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Según el sector de la economía que se trate, las importaciones pueden ser excesivas o escasas. Las críticas liberales al Gobierno por la tibieza en la apertura. Los sectores que se benefician y los que se perjudican.
Legislatura Porteña
En materia de apertura de la economía y de mayor flujo de las importaciones el debate no sólo es sectorial, fáctico, sino que se da también una puja de bibliotecas. Y en este torbellino, el Gobierno ha mostrado un sesgo más proclive al libre comercio, política que lleva casi con tibieza, lo cual le ha valido la crítica de tirios y troyanos.
Los liberales que corren por derecha a Cambiemos teorizan sobre las bondades del ingreso irrestricto de bienes elaborados en el exterior. Puestos del lado del consumidor, aseguran que nada puede resultar más ventajoso que consumir a precio bajos una mayor variedad de productos. Para morigerar el impacto negativo que esta ampliación de la oferta puede tener sobre el empleo, conjugan verbos tales como reconvertir.
“La apertura comercial impone un freno a medidas populistas como las que arruinaron a la economía argentina. También impide que se desarrolle, como un parásito, un sector industrial decadente. ¿A qué llamo decadente? A las industrias que necesitan del proteccionismo, como sucede en la Argentina con el acero, los textiles, los juguetes, los autos o el papel”, describe José Luis
Espert en su best seller “La Argentina devorada”.
Quienes, en cambio, pregonan el control sobre las importaciones y el proteccionismo como una barrera para desarrollar industrias poco competitivas pero generadoras de empleo, priorizan justamente la creación de puestos de trabajo por sobre el consumo de una variedad de productos a bajo precio.
El ex ministro de Economía, Miguel Peirano, en el libro “Un futuro posible”, la compilación de textos económicos bajo la supervisión de Roberto Lavagna, escribió que “las decisiones deben tomarse compatibilizando la apertura de mercados externos con el resguardo del mercado interno, y contemplando en el análisis de cada medida, el impacto sobre el empleo, la producción local, las exportaciones y la inversión”.
El avance silencioso de las importaciones es visto por unos como una bocanada de aire fresco, por otros como una marabunta que todo lo devora. Las estadísticas oficiales muestran que en el primer trimestre del año el déficit comercial fue de u$s 1.088 millones. Dentro de ese número, las importaciones crecieron un 16,4% en términos interanuales hasta redondear u$s 5.468 millones. Pero lo que resulta más preocupante es que en este período el ingreso de bienes de consumo que compiten directamente con la producción nacional se expandió casi un 18%. Los más perjudicados: calzados y textiles.
LA CALLE. El problema de la teoría, al menos en la Argentina, es que la calle ofrece agentes económicos muy particulares, capaces de distorsionarlo casi todo. Para muestra basta un botón. Un estudio de la Fundación Protejer denunció que las grandes marcas compran ropa importada
y luego la remarcan, vendiéndola 10 veces más cara. “Una camisa de encaje de mujer se importa a $ 360, y se vende en el shopping a $ 3.300”, enfatizan. Aquí el beneficio para el consumidor, importación mediante, se desvanece.
Pero, claro está, los puntos de vista divergen. Tal como explica a FORTUNA el titular de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), Rubén García, “no hay una apertura indiscriminada de las importaciones. El 80% de los productos que se importan son insumos para la industria y bienes de capital intermedio.intermedio Sin esas importaciones la industria nacional no puede trabajar. En el 2016 se importó mercadería por un 6,9% menos que en el 2015. Y eso abarca a todos los rubros”.
Y agrega: “El escenario cambió el 23 de diciembre de 2015, cuando se autorizaron las DJAI observadas y todo el resto de las importaciones. Ahí se produjo un ingreso grande de mercadería que estaba retenida. Eso al importador le dio un colchón grande con vistas al futuro. Como las autorizaciones tienen una validez de 180 días, la fiesta terminó el 30 de junio. Es decir que durante el primer semestre no se pidieron casi licencias, pero se volvió a pedir en el segundo”.
Luego de haber sido puesta en jaque por la Organización Mundial de Comercio una y otra vez durante el kirchnerismo, la Argentina debió ajustarse a derecho.
El método Moreno era mal visto en el concierto internacional. El nuevo
“La apertura comercial impone un freno a medias populista como las que arruinaron a la economía argentina”. JOSé LUIS ESPERT
Gobierno reemplazó entonces a las Declaraciones Jurada Juradas Anticipadas de Importaciones po por el SIMI, Sistema Integral de MonitoreoMo de las Importaciones.
“En lo que hace a las Licencias Automáticas, en 48 horas sale la aprobación –remarcaremarc Rubén García. En cuanto a las Licencias No Automáticas, la OMC permite que el Gobierno estudie el impacto de la importación en las industrias vitales, pero no ad eternum. Luego debe autorizar el ingreso. Pero la realidad es que actualmente cuesta la aprobación de las LNA, hasta para la compra de repuestos. Las quejas se producen porque en Argentina hay muchos industriales a los que les gusta cazar en el zoológico y pescar en Temaikén”.
Sin embargo, hay sectores que crujen. Un informe de la consultora Ecolatina señala que “el año pasado la importación de electrodomésticos desplazó a los productos nacio- nales ganando participación en el mercado. Donde más espacio perdió la oferta doméstica fue en lavavajillas (retrocedió 28%) y afeitadoras (12%). En línea blanca la pérdida de la participación de la producción doméstica fue de 3,1 puntos porcentuales, mientras que en pequeños electrodomésticos fue de 2,9; y en la línea gas sólo de 0,6%”.
Por otra parte, la industria maderera denunció “la apertura indiscriminada de importaciones que ahora además incluyen la importación de casa prefabricadas chinas”, en el contexto de una retracción del 33%
“Las importaciones están prácticamente estancadas. Una vez más, puede haber el problema de la heterogeneidad”. MARTíN TETAZ
en las ventas. Y la Cámara Industrial de las Manufacturas del Cuero y Afines (CIMA) manifestó su preocupación luego de que la importación creciera 47,5% en unidades en el primer cuatrimestre, en términos interanuales.
Tal como confiesa a esta revista José Ignacio De Mendiguren, diputado nacional y miembro de la Unión Industrial Argentina, una de las razones para que esto se produzca yace en el nivel del tipo de cambio. “Ahora se está dando el deme 3 con Paraguay y
Chile. No hay mucha voluntad por parte del Gobierno para solucionar esto, sobre todo desde el lado de la producción. Se ve reflejado en el incremento de las importaciones. Ahora importamos cerdo, pollo, pasta de dientes, hasta espirales para los mosquitos. Argentina está cara para producir”.
EMPLEO. Queda claro que la apertura de las importaciones, este andar al ritmo que imponen las reglas de la OMC, no ha producido un ingreso masivo y descontrolado de bienes elaborados en el exterior.
No hay una avalancha, aunque sí un deslizamientozamiento permanente, un movimientoento lento pero continuo. Que el mismo smo tenga un efecto destructor sobre el empleo, es cuestión de debate.
“La recaudación de impuestosmpuestos del IVA Importaciones marca que las importaciones están creciendoid solamente un 3%, por debajo de lo que creciócre el dólar en el último año –destaca el economista Martín Tetaz. Están prácticamentep estancadas. Una vez más, puede haber el problema de la heterogeneidad. Los textiles sufren 20%2 de importaciones, pero también hay una fuerte expansión ded bienesbi de capital, que crecen 5% interanual. A las importaciones hay que mirarlas por adentro, no sólo quedarse con la cifra”.
Hay, claramente, sectores que no pueden competir ante la apertura indiscriminada. El impacto sobre el empleo sería directo. La polémica está en pie.
“En algunos rubros no vamos a competir nunca contra países como China e India. Por ejemplo, eso se da en el textil y el calzado. La pregunta es: ¿es rentable tener una industria textil en la Argentina? Hay que analizar bien la cadena. No se pueden tomar las cosas livianamente. Debemos trazar un plan a mediano y largo plazo. Al libre mercado también hay que controlarlo”, señala Rubén García, el presidente de los importadores.
Y añade: “El atraso cambiario también hace lo suyo. En 2016 alrededor de 2,9 millones de argentinos cruzaron a comprar a Chile. El dólar actual es apetecible para los importadores y malo para el que exporta. Tenemos una economía desajustada y fuera de línea”.
La economía presenta puntos fuertes, pero también flancos débiles. De acuerdo al informe de Competitividad elaborado por la consultora Abeceb sobre 22 sectores manufactureros, Alimentos, Bebidas, Insumos Básicos, Farmacéutica y Productos de Petróleo representan el top five, mientras que Calzado, Indumentaria, Madera, Maquinaria de Oficina y Autopartes encabezan la lista de los menos competitivos.
Tenía razón Borges, el tiempo es circular. La historia se repite cíclicamente en esta Argentina que cincha entre abrirse o proteger, atrapada en un movimiento pendular que la deja estancada, fija siempre en el mismo lugar, anhelando un salto al desarrollo que nunca se produce.