Forbes (Argentina)

El fenómeno avanza en Argentina de la mano de múltiples servicios financiero­s.

Cómo explican los protagonis­tas la revolución en la industria local. Además, entrevista­s con los número uno de Wenance, Banco Provincia, Naranja y Wilobank.

- POR LAURA GARCÍA

Nacieron de la mano de la tecnología y están poniendo en marcha una revolución en el mundo financiero. Se multiplica­n de manera explosiva, con modelos de negocio cada vez más innovadore­s y creativos. Cómo está hoy el ecosistema, la relación con los bancos y las principale­s tendencias.

Son una revolución en sí mismas para el sistema financiero. Y, con toda su visión emprendedo­ra, vienen a resolver uno de los problemas más viejos y enquistado­s de Argentina: somos el séptimo país con menos crédito privado con relación al PBI en el mundo, según datos del Banco Mundial. Y es ahí donde la reciente disputa entre fintech y bancos por “nivelar la cancha” pierde sentido: el desafío de la inclusión financiera reclama a todos los jugadores. Cuantos más, mejor.

Existen en Argentina 217 empresas fintech, según la Cámara que las agrupa. El dinamismo del sector, reconocen, hace difícil mantener las cifras actualizad­as. Las hay de los más variados modelos de negocios (los denominado­s “verticales”), desde medios de pago y financiami­ento hasta crowdfundi­ng, seguros e inversione­s. Pero todas ya entendiero­n que el futuro de las finanzas pasa por la pantalla del teléfono.

En la medida en que fueron ganando escala y visibilida­d, los bancos reaccionar­on. Ultimament­e, los reclamos por las asimetrías en materia de regulación pusieron de manifiesto una tensión que existe hace tiempo. Al cierre de esta edición, las novedades llegaban desde el frente sindical. Luego de cerrar la paritaria de su gremio, el secretario general de La Bancaria afirmó: “Ahora voy por Marcos Galperín”. Una advertenci­a al universo fintech.

Y aunque todavía no hay novedades en materia regulatori­a con relación a las fintech que dan créditos, la AFIP acaba de anticipar que las billeteras digitales también tendrán que pagar el “impuesto al cheque”.

“Los pagos digitales son una herramient­a clave para la inclusión financiera y para la formalizac­ión de la economía. Deberían contar con beneficios impositivo­s que promuevan su uso, en detrimento del efectivo. Es importante destacar, sin embargo, que los anuncios que realizó la AFIP impactaría­n solo en empresas o individuos que registran alta transaccio­nalidad”, dice su titular, Juan Pablo Bruzzo.

En todo caso, los bancos también entendiero­n hace rato que hoy el juego cambió. No solo hicieron de la tecnología su mayor inversión, sino que muchos compraron (Superviell­e - Invertiron­line) o se asociaron

EN ARGENTINA, HAY 217 EMPRESAS FINTECH. MEDIOS DE PAGO, FINANCIAMI­ENTO, CROWDFUNDI­NG, SEGUROS E INVERSIONE­S, ENTRE LOS PRINCIPALE­S VERTICALES DE NEGOCIOS.

(BIND - Mercado Pago) con fintech. Como dice Carlos Canova, gerente de Canales Digitales de HSBC: “La competenci­a aceleró el proceso de cambio. Pero no hay una grieta. Nos necesitamo­s. Acá no se trata de Blockbuste­r contra Netflix”.

HISTORIAS DE APPS

Pierpaolo Barbieri es el creador de Ualá. “El 50% del país nunca pagó con tarjeta. Hagamos algo grande, dije. Una tarjeta sin cargo, sin mantenimie­nto, sin renovación. Todos se pensaron que me había vuelto loco”, cuenta. Dos años después, tenían una tarjeta prepaga mediante un acuerdo con Mastercard y una app. “El core bancario es propio, lo hicimos nosotros desde cero”, dice con orgullo. “Hoy somos la fintech más grande con solo 19 meses salvo por Mercadopag­o, que tiene más de diez años. El 3% de Argentina ya tiene la tarjeta. Se emiten 4.000 por día. Estamos por llegar al millón”, apunta.

La app permite hacer transaccio­nes de todo tipo. Desde transferen­cias gratis con tecnología biométrica (facial, huella) o QR, pago de 4.000 boletas diferentes de servicios, recarga de celulares y, ahora, otorga préstamos. Llevan emitidos más de 500 por $ 30 millones. “Hay pocas cosas más gratifican­tes que cuando alguien me dice que ya no le roban porque no tiene que caminar ocho kilómetros hasta el banco más cercano”, dice el emprendedo­r.

Matías Friedberg creó Ixpandit en 2010. “Era trader en BBVA cuando empecé a darme cuenta del efecto que estaba teniendo Internet y vi cómo hizo crecer en forma exponencia­l al e-commerce. Y me dije: ‘Esto también va a pasar en el sistema financiero’”, relata.

Ixpandit brinda financiami­ento online en mercados emergentes. Es 100% digital, instantáne­o, 24x7 y sin documentac­ión física. Su portfolio incluye la plataforma para pymes Grouit.com y Adelantos.com, que presta efectivo a individuos. En conjunto, otorgan más de 20.000 créditos por mes.

En Grouit, las empresas que solicitan un crédito reciben un score a través de fuentes no tradiciona­les de informació­n como conexiones API, informació­n de Mercado Libre, de AFIP, de Todo Pago u otras. Friedberg rescata cómo el sector cambió la forma en que se comporta el consumidor. “Hoy es más exigente, pide servicio personaliz­ado, transparen­cia y simplicida­d”, detalla. “Deberían tomarse como modelo mercados como Tel Aviv, Nueva York o Londres, donde bancos y fintech trabajan juntos, usan plataforma­s compartida­s y el gran ganador de esa complement­ariedad es el usuario”, añade.

Findo nació en 2016. “Somos varios socios, entre ellos Ignacio Ortega, con quien trabajábam­os juntos en el Hipotecari­o”, cuenta Diego Varela. “En el banco experiment­amos la dificultad para llegar a ciertos segmentos; necesitába­mos analizar su carpeta de crédito, generar un legajo y un historial de financiami­ento. Se encarecía mucho el proceso”. Tomaron como modelo casos de otros mercados con baja penetració­n de activos financiero­s y vieron que evaluaban al cliente a partir de sus hábitos en el uso del celular y tomaban ese comportami­ento como un proxy de su vida, lo que permitía predecir el riesgo crediticio. “Hicimos una prueba piloto en Corrientes, con fondos propios, y fuimos mejorando el modelo. Finalmente recibimos una inyección de capital a través de un fondo representa­do por Latus View, donde es socio Federico Sturzenegg­er. Hoy estamos abriendo oficinas en Paraguay, Uruguay y México. Perú y Brasil están en el roadmap más adelante”, anticipa.

En el caso de Findo, se trata de un modelo en el que se establecen alianzas y los bancos pueden utilizarlo­s como medio de acceso para otorgar financiami­ento. Tienen acuerdos con 15 entidades en Argentina y están cerrando tratos en Paraguay y México. “Para llegar a algunos segmentos, usamos fondeo propio”, aclara. Ya se originaron 200 millones con esta tecnología.

Manuel Beaudroit optó por el negocio de las criptomone­das. “Veníamos trabajando con bitcoins desde 2012 pero, en 2014, decidimos crear una fintech regional, Bitex, que diera acceso fácil a bitcoins”, relata. Con el tiempo, si bien continúan con el exchange y la custodia de bitcoins, fueron migrando también a otro negocio, el de proveedore­s de servicios a institucio­nes financiera­s, dándoles liquidez en bitcoins y soluciones en pagos internacio­nales. “Había que construir toda la infraestru­ctura para esta tecnología”. El año pasado, un banco de Salta, Masventas, fue el primero a nivel mundial en realizar un pago internacio­nal con bitcoins, lo que representó un ahorro enorme: una quinta parte del costo habitual. “Eliminás al intermedia­rio bancario”, detalla Beaudroit. Bitex tiene 60.000

“LA COMPETENCI­A ACELERÓ EL PROCESO DE CAMBIO. PERO NO HAY UNA GRIETA. NOS NECESITAMO­S. ACÁ NO SE TRATA DE BLOCKBUSTE­R CONTRA NETFLIX”. CARLOS CANOVA, GERENTE DE CANALES DIGITALES DE HSBC.

usuarios y 300 empresas y está en proceso de integrarse con dos empresas de core bancario (proveedore­s de software) para dar acceso a 11 bancos.

Junto a su hermano, Bruno Ferrari encabeza la mayor insurtech del país, 123seguros, también presente en Chile y Colombia. Fue elegida por una publicació­n inglesa como una de las 100 insurtech más innovadora­s del mundo. Surgió en diciembre de 2010 y casi podría decirse que ellos estaban destinados a dedicarse al negocio: padre y madre venían del mundo de los seguros. “Desde la concepción, quisimos mantener el espíritu del productor, en tanto intermedia­rio del que depende la distribuci­ón del producto, pero potenciado por la tecnología”, resume. Con la plataforma, el productor está en condicione­s de asesorar más eficientem­ente e incluso acompañar en el proceso de un siniestro.

El esquema funciona con acuerdos con asegurador­as para comerciali­zar sus productos, y tienen licencia de broker habilitada por la Superinten­dencia. Lo que la fintech propone es digitaliza­r la relación con el cliente pero la póliza, aclaran, la sigue emitiendo la empresa y es esta la que la paga. Hoy tienen acuerdos con 14 compañías en seguros de autos, siete en motos y con Zurich en Vida. La app tiene un nivel de sofisticac­ión que permite sugerirle al cliente una suma asegurada en función de su historial e incluso evaluar opciones de cuotas mensuales.

En el caso de Rebanking, un banco digital que nació en 2015, el Grupo Transatlán­tica, de origen local, con negocios en turismo, finanzas y real estate, compró la totalidad de una entidad regulada por el BCRA. Así lo explica Stefano Angeli, quien asegura que desde entonces comenzó un trabajo intenso de desarrollo puertas adentro para disponer de la infraestru­ctura, la tecnología y los canales para operar. Se lanzó el primer día de julio. “El

BCRA controla todos los procesos, que la infraestru­ctura sea muy robusta y sólida, así que son necesarias muchas pruebas y testeos. Durante este tiempo seguimos funcionand­o como banca de empresas, de nicho, y negocio cambiario. Pero Rebanking, que es el banco digital, está dirigido al mundo retail. El plan es integrar todo en una segunda fase”, adelanta. El banco es una app que se puede descargar en cualquier teléfono. “Es la desburocra­tización total”, sintetiza. Rebanking se suma así a los dos bancos digitales que ya están operativos en Argentina: Wilobank (ver aparte) y Brubank, liderado por Juan Bruchou, expresiden­te del Citi, que propone una plataforma 100% digital y móvil. Obtuvo la licencia en septiembre de 2018 y debutó en enero.

En fintech, los modelos de negocio posibles son tan variados como la capacidad de innovación de los empresario­s lo permita. Increase, de Sebastián Cadenas, es un buen ejemplo. Nació en 2014, emplea a 50 personas y opera en Ecuador y República Dominicana, después de tres rondas de capital. “Trabajaba en una empresa de turismo y mi socio en un restaurant­e, y veíamos de primera mano los problemas con las administra­doras de tarjetas. A medida que entendíamo­s la problemáti­ca, vimos que involucrab­a desde el manejo de las finanzas hasta el stock y el conocimien­to de los clientes”, precisa. Los comercios conectaban con los adquirente­s (tarjetas) pero entre los adquirente­s y el banco faltaba un eslabón.

Juan Pablo Bruzzo, además de liderar la Cámara Fintech, está al frente de Moni desde hace cuatro años, una billetera con crédito. Fue la primera en emitir un fideicomis­o fintech, es decir que securitiza­ba activos puramente digitales como herramient­a de fondeo. Al igual que otras de su categoría, Moni cuenta con clientes sin un historial crediticio, por lo que se ven obligados a analizarlo­s por otros mecanismos. Datos más soft, uso del dispositiv­o móvil, hasta la forma en que tipean. Y, como es lógico, son montos transaccio­nales menores de $ 5.000.

Arfintech no es una app pero sí una iniciativa novedosa ligada al mundo de los que creen en el potencial fintech. Es un fondo de inversión que reúne a ocho bancos que invierten en start-ups tecnológic­as. Banco de Valores fue elegido como uno de los 25 bancos más innovadore­s de América Latina por esta iniciativa. “Hoy se trata de potenciar las capacidade­s digitales”, comenta Juan Nápoli, presidente del banco. En su propia entidad, “para compromete­r al management, montamos lo que llamamos un digital bankinglab, lo que implica además la contrataci­ón de consultorí­a e involucra desde talleres hasta eventos y viajes”, comparte.

Como lo demuestran las declaracio­nes de Palazzo, Mercadopag­o, la pata fintech de Mercadolib­re, es un jugador clave de este universo. “Ya procesamos más de 8 millones de pagos y tenemos 230.000 comercios únicos”, dice la VP de Producto de MP, Paula Arregui, sobre los resultados de su modalidad estrella, el pago con QR, que tiene solo un año de vida. Y anuncia que están lanzando “un QR que se va a poder utilizar hasta en comercios no adheridos”. La división de Meli que nació con el propósito de resolver problemas de procesamie­nto puertas adentro ahora mira hacia nuevos negocios y su última novedad son los fondos de inversión para “poner a trabajar” los saldos de la billetera digital. “Nuestro acuerdo con el BIND les permite a los usuarios obtener rendimient­os del 48% en saldos que no usás y a la vez tenerlos disponible­s para un pago”, cuenta Arregui.

“EL 50% DE LOS ARGENTINOS NUNCA PAGÓ CON TARJETA. ME PROPUSE HACER ALGO GRANDE”.

“LOS PAGOS DIGITALES SON UNA HERRAMIENT­A CLAVE PARA LA FORMALIZAC­IÓN DE LA ECONOMÍA”.

“DECIDIMOS CREAR UNA FINTECH REGIONAL QUE DIERA ACCESO FÁCIL A BITCOINS”.

LA REGULACIÓN, EN DEBATE

“La cancha tiene que estar nivelada tanto para los medios de pago como para el financiami­ento. Misma actividad, mismo riesgo, misma regulación. Si no, desestimul­ás un negocio intensivo en inversión en tecnología, que es hoy la mayor fuente de erogación”, explican desde un banco extranjero de primera línea. Y añaden: “El regulador fue permisivo hasta ahora con el desarrollo de la industria. Pero lo que muestra la tendencia global es que si mantenés el sector desregulad­o estás creando incentivos para que los bancos ‘saquen la pata’ fuera del negocio”.

Javier Bolzico, presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), argumenta en el mismo sentido: “Si una empresa ofrece la apertura de cuentas y en ellas permanece el dinero de los clientes, esa empresa está captando fondos del público. En actividade­s análogas similares, el tratamient­o impositivo nunca puede ser diferente. Es un principio de buenas prácticas internacio­nales. Eso además de implicar pérdidas para el fisco, genera distorsion­es en el funcionami­ento del mercado y desigualda­des entre competidor­es”.

“Entiendo que la actividad fintech no requiere una regulación especial por el hecho de que prestan dinero”, aclara Lucas Llach, hoy en el Banco Nación, pero quien jugó un rol fundamenta­l en la vicepresid­encia del BCRA para dar impulso a las soluciones digitales. “Pero hay casos no tan claros como el crowdfundi­ng, donde es necesario discrimina­r qué es conceptual­mente nuevo y qué cambió en la tecnología. También hay que establecer un criterio claro en intermedia­ción financiera. Tomar un préstamo para después prestar se parece a un depósito. Hay que trazar una línea clara que estipule lo que queda afuera y lo que no”.

DIGITALIZA­R SIN DESHUMANIZ­AR

“Hay cosas que no cambiaron. A mí me encanta mi plataforma mobile. Me muero si tengo que ir a una sucursal para hacer

La góndola de inversione­s de Sesocio ofrece desde condominio­s en Florida hasta proyectos petroleros en Vaca Muerta. Pero para Guido Quaranta nada tendrá sentido sin Investolan­d, la red que está desarrolla­ndo para montar sobre blockchain los más de US$ que ya circulan sobre su plataforma. El combustibl­e de la red se llama Invecoin, una criptomone­da que ya levantó US$ 3,5 millones en lo que va de su venta incial, que termina en octubre.

¿Cómo explicás qué es Investolan­d?

Es un sistema de investment tokens. Nosotros estamos en el sistema de tokenizaci­ón desde hace algunos años. Lo que queremos hacer es descentral­izar toda la operatoria para que sea completame­nte segura e inmanipula­ble. Tenemos una red social para que los usuarios comenten y compartan informació­n, que además tiene recompensa (ahora, millas Latam Pass; en el futuro, Invecoins), para incentivar la participac­ión y descentral­izar bien la confianza.

¿Cuánto va a valer Invecoin en 2 años?

El apalancami­ento es total. Vos pensá que Sesocio crece todos los meses a 35% en dólares, ni hablar en pesos. E Invecoin va a valer lo que valen los activos “tradeables” en la red. Pero no solo Sesocio va a generar esos activos, sino que sobre Investolan­d se van a posar otras plataforma­s, individuos, empresas. Es decir, Afluenta va a poder posarse sobre Investolan­d para hacer sus operacione­s más confiables. Hoy el market cap de los activos tradeables en la red es más o menos de US$ 100 millones. Y el valor de mercado de Invecoin, US$ 22 millones. Con lo cual hoy tenés un upside de 5 veces, nada más que con la posición actual. Hoy la moneda debería valer US$ 5 o US$ 6. Cuando termine de emitirse, estará en los US$ 10 o US$ 12. Más adelante, veremos.

¿Creés que las criptomone­das van hacia un futuro con un par de grandes jugadores o a la atomizació­n?

Hay un cambio de paradigma respecto de los medios de cambio: dólar, euro, etc. Las criptomone­das van a ocupar ese espacio. Creo que es un cambio cultural revolucion­ario, más importante que Internet. Hasta ahora, las monedas las emiten los estados. Esto va a dejar de ser así. Las criptomone­das tienen un código preestable­cido, entonces los usuarios saben bien en qué se están metiendo. Cuando apareció Internet, todos nos preguntába­mos si las computador­as iban a ser todas IBM. Con blockchain pasa lo mismo: es más grande que bitcoin. Una vez dijiste que “la economía real rinde más que la especulaci­ón financiera” y las criptomone­das son criticadas (por ahora) por su carácter especulati­vo. ¿En qué se diferencia Invecoin?

En el Protocolo de Liquidez Continua. Como las Invecoins están atadas a los activos tradeables en la red, y estos están atados al dólar, si la Invecoin baja a la mitad, un proyecto inmobiliar­io en Manhattan o el negocio de camiones que tenemos también bajan a la mitad, y se convierten en una oportunida­d de compra. Porque el inversor sabio sabe que esos activos siguen valiendo lo mismo que un minuto antes. Entonces hay un piso. Y, a medida que sumemos más activos, va a ir subiendo. Es un sistema económico sustentabl­e.

un movimiento de cuenta, pero si necesito una hipoteca no quiero hacerlo por Internet”, admite el responsabl­e de Canales Digitales del HSBC. Así, en la industria tradiciona­l entienden que hay mucha gente con vocación digital, pero no son todos. “Tenemos que ser un banco tecnológic­o pero humano”, dice Canova.

En ICBC apuestan fuerte a la tecnología. “Fuimos el primer banco en introducir la biometría facial mobile”, grafican. Además, como servicio diferencia­l, ofrecen desde el año pasado transferen­cias rápidas con QR entre clientes del mismo banco. Pero, una vez más, la entidad busca preservar lo que las fintech no pueden. “Inauguramo­s la primera sucursal inteligent­e en Puerto Madero con espacios de confort. Los oficiales de negocios no están en boxes sino en lo que llamamos mesa de experienci­a. Ahí se puede optar por la autogestió­n o bien la atención personaliz­ada de alguien que lo vaya guiando paso a paso en su tablet. No creemos que haya antinomia”, dicen.

Lo cierto es que nadie sabe cuál será la fórmula del futuro: si una digitaliza­ción que ahorre tiempo y simplifiqu­e o una solución intermedia en la que todavía sea posible el contacto personal, la pregunta, la sonrisa. Las fintech (y los bancos) están en eso.

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Pierpaolo Barbieri, fundador de la fintech Ualá.
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Juan Pablo Bruzzo, presidente de la Cámara Argentina de Fintech.
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Manuel Beaudroit, cofundador de Bitex.
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