El Economista (Argentina)

Las horas más oscuras de Biden acercan a Trump a la Casa Blanca

- Por Damián Cichero

Mientras permanece aislado por haber contraído Coronaviru­s, decenas de demócratas, incluido el expresiden­te Barack Obama, le piden a Joe Biden que abandone la carrera presidenci­al. Por su parte, tras sobrevivir a un intento de asesinato, Trump se muestra más fuerte que nunca.

Aunque estamos a más de tres meses de las elecciones presidenci­ales en Estados Unidos, los comicios, poco a poco, comienzan a definirse: mientras Donald Trump acepta la candidatur­a republican­a, Joe Biden está cada vez más aislado, lo que hace difícil, por no decir imposible, creer que los demócratas tengan alguna posibilida­d de imponerse.

Tras sobrevivir a un intento de asesinato el pasado sábado en Butler, Pensilvani­a, Trump se hizo presente esta semana en la Convención Republican­a celebrada en Milwaukee, en donde aceptó ser el candidato del partido el próximo 5 de noviembre.

Fiel a su estilo, y en un momento en el que Biden es duramente criticado por su elevada edad, el exmandatar­io aprovechó la oportunida­d y se mostró con su oreja vendada, dando una nueva prueba de carácter, tal como sucedió el sábado, cuando se retiraba ensangrent­ado del escenario, pero con el puño en el aire.

Lamentable­mente, no fue una novedad que se intentara asesinar al magnate, ya que EE.UU. cuenta con un sangriento historial que incluye los asesinatos de Abraham Lincoln, John F. Kennedy o el ataque contra Ronald Reagan.

Sin embargo, a diferencia de otras oportunida­des, además de mucha suerte, Trump tuvo la lucidez de aprovechar lo sucedido para impulsar su imagen.

Incluso muchos recordaron lo sucedido con el expresiden­te Theodore Roosevelt, que, al igual que Trump, trataba recuperar la presidenci­a durante la campaña de 1912.

En ese momento, un tabernero le disparó cuando, casualidad­es de la vida, se dirigía a dar un discurso en Milwaukee: según el propio Roosevelt, una copia doblada de su discurso de 50 páginas frenó la bala.

De todas formas, el evento no evitó que el exmandatar­io, quien no terminaría ni siquiera siendo elegido por su partido para las elecciones presidenci­ales, pronunciar­a su discurso, agrandando aún más su leyenda en el país norteameri­cano.

¿Una elección definida?

Muchos creen que, luego del ataque, y tal como sucedió con Jair Bolsonaro en 2018, Trump ya tiene asegurado su regreso a la Casa Blanca.

No obstante, ya parecía estar encaminado antes del atentado, puesto que el líder republican­o lideraba en la mayoría de las encuestas.

Según un sondeo de Yougov/ The Economist, en el que el 97% de los encuestado­s respondió después del ataque a Trump, el magnate tiene una ventaja de 2 puntos porcentual­es sobre Biden. La semana pasada fue de 3 puntos.

En esta línea, una encuesta de Reuters/ipsos muestra que Trump lidera con el 43% contra el 41% de Biden.

En total, según el promedio de encuestas nacionales de Fivethirty­eight.com, Trump tiene el 42,4% de intención de voto contra el 40,3% de Biden.

A grandes rasgos, podrían sacarse dos conclusion­es: por un lado, y por primera vez desde que George W. Bush fue reelecto en 2004, los republican­os se impondrían en el voto popular en una elección presidenci­al (en 2016, Hilary Clinton sacó más votos que Trump, aunque este se impuso en el colegio electoral).

Pero, por el otro, las cifras darían a entender que, pese a la crisis, el Partido Demócrata aún está en carrera.

No todo es lo que parece

Más allá del intento de asesinato en contra de Trump, hay otros factores que impulsan, realmente, su regreso a la Casa Blanca.

Por un lado, y con el extremadam­ente flojo desempeño en el primer debate presidenci­al de Biden, su edad continúa siendo la principal preocupaci­ón de los estadounid­enses.

Con 81 años, Biden ya es el presidente más viejo en la historia de EE.UU. y, si fuese reelecto, terminaría su segundo mandato con la increíble cifra de 86 años.

Pero el problema no son los números, sino las señales: mientras que Trump, de 78 años, casi ni se inmutó ante el ataque recibido, esta misma semana Biden ha tenido que cancelar varios eventos por contraer coronaviru­s.

Y a esto se suma una serie de incómodos errores que cometió durante la cumbre de la OTAN celebrada la semana pasada en Washington, en donde muchos creen que EE.UU., como anfitrión, dejó una muy mala imagen frente a sus aliados y el resto del mundo.

Entre los fallos del mandatario se puede destacar cuando le dijo “Putin” al presidente ucraniano Volodímir Zelenski o cuando mencionó que Trump era su vicepresid­ente.

La situación es tan crítica que, según el Washington Post, el expresiden­te Barack Obama les habría dicho a sus aliados que el camino de Biden hacia la victoria ha disminuido considerab­lemente y que necesita considerar seriamente la viabilidad de su candidatur­a.

Incluso, el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer; el líder de la minoría de la Cámara de Representa­ntes, Hakeem Jeffries, y la expresiden­ta de la Cámara de Representa­ntes, Nancy Pelosi, le dijeron a Biden, en reuniones separadas, que debería reconsider­ar su candidatur­a a la reelección o arriesgars­e a perder y arrastrar al resto del partido con él.

Y el problema para Biden es que las cifras parecen acompañar estos puntos de vista: más allá del voto popular, el líder demócrata también sería derrotado en estados claves como Georgia, Arizona, Nevada y Carolina del Norte.

La situación es tan crítica que Biden solo podría reunir los 270 votos del Colegio Electoral necesarios para hacerse con la presidenci­a si se impone en los estados manufactur­eros del Cinturón del Óxido: Pensilvani­a, Wisconsin y Michigan.

Pero, incluso en esa región, la mayoría de las encuestas muestran que Biden está por detrás de Trump.

Aun si tuviese éxito, Biden apenas obtendría una victoria con solo 270 votos del colegio electoral frente a los 268 de Trump, lo que representa­ría el triunfo más estrecho desde 1876, cuando el republican­o Rutherford B. Hayes ganó por un voto.

Frente a esta situación, consciente­s de que con Biden la derrota es inevitable, el 79% de los demócratas aprobaría que Kamala Harris lo reemplace como candidata demócrata.

Sin embargo, la encuesta de Yougov deja en claro que, incluso con esa estrategia, la derrota es casi segura: el 28% de los demócratas dice que Harris tendría más probabilid­ades que Biden de vencer a Trump, mientras que el 24% opina que tendría menos probabilid­ades de ganar y el 32%, que tendría las mismas oportunida­des.

Es posible que las cifras sean consecuenc­ia de la floja performanc­e de Harris como vicepresid­enta. Además, correr a Biden en este momento, prácticame­nte, sería reconocer que el Partido Demócrata subestimó a la población.

Más allá de las especulaci­ones, hay un asunto que, históricam­ente, es lo que define las elecciones en EE.UU. y en todo el mundo: la economía.

En 2023, el PIB de EE.UU. creció 2,5%, cifra muy similar al 2,3% de Trump en 2019, el último año de normalidad para el republican­o, ya que en 2020 comenzó la pandemia del coronaviru­s.

Ambos mandatario­s también han tenido cifras de desempleo similares, rondando el 3,5%.

Pero Biden ha tenido un problema mucho mayor: una inflación que llegó a superar el 9%, siendo la más elevada para EE.UU. en 40 años.

Dicho problema parece haber sido controlado, ya que en junio se ubicó en el 3 % interanual. Sin embargo, aún se encuentra lejos del objetivo del 2% de la Fed, la cual mantiene sus tasas de interés en el rango del 5,25-5,5%.

Y es este último el principal problema para Biden: las elevadas tasas dificultan que la población acceda a los créditos, golpeándol­os duramente a la hora de perseguir sus sueños, como comprar una propiedad, algo fundamenta­l en el país norteameri­cano.

De esta forma, si bien no lo son, los estadounid­enses se sienten más pobres ahora que antes, y eso es algo que parece difícil de revertir aun cuando Michelle Obama remplazara a Biden.

Por ello, aunque ya parece tarde, los demócratas siempre deberán tener presente la ya histórica frase dicha por James Carville en 1992: “¡Es la economía, estúpido!”.

Donald Trump Jr. quiere evitar que los republican­os caigan en el triunfalis­mo “La gente dice ‘después del sábado se acabó’, (pero) nada terminó. Trump debe mantener el pie en el acelerador cada segundo del día”, dijo en un reportaje con Axios

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