El Economista (Argentina)

Ley Bases y paquete fiscal: ¿Se llega al Pacto de Mayo?

Un calendario autoinflig­ido, pocos escuderos parlamenta­rios y dos leyes que pueden complicar el Pacto de Mayo. Milei se juega mucho más que dos leyes para llevar adelante su programa económico.

- Por Pablo Salinas

El martes comenzó en el Senado el tratamient­o de la Ley Bases y del paquete fiscal, con la exposición de invitados del Ejecutivo. Así se dio inicio formal al debate que definirá la ley más importante que presentó el Gobierno y que tuvo un primer paso adverso en sesiones extraordin­arias.

En Argentina pasa de todo y muy rápido, el 6 de febrero el primer intento de sancionar la ley (sin el componente fiscal) fracasó en la votación “en particular” y se decidió su retorno a comisión, un vericueto reglamenta­rio para que los aspectos medulares de la norma no fracasaran en el recinto.

El camino continuó con un nuevo tratamient­o en el cual de los 664 artículos originales solo quedaron 238. Más allá de la aritmética, lo que este dato expone es un gobierno en franca minoría parlamenta­ria y, por esa razón obligado a negociar. Cuenta solo con 7 senadores y 38 diputados identifica­dos en el bloque La Libertad Avanza, en dos cámaras híper fragmentad­as.

En este nuevo intento por aprobarla, tuvo que ceder también al pedido de los gobernador­es, fundamenta­les para que la Casa Rosada consiga los votos necesarios en el Congreso, y sumar el paquete fiscal, que implica el tratamient­o de impuestos que se coparticip­an y dotan a las arcas provincial­es de recursos nacionales que perdieron principalm­ente con la modificaci­ón del impuesto a las Ganancias en septiembre de 2023, una medida electorali­sta con la cual Massa intentó obtener votos de la clase media que finalmente optó por Milei.

El paso por Diputados no estuvo exento de contratiem­pos para el gobierno, y el comienzo del debate en el Senado prefigura una mala noticia para el cronograma, por demás ambicioso, de tratamient­o de ambas leyes. Según lo anunciado por el Presidente en la apertura de sesiones ordinarias, la aprobación de la Ley Bases es una precondici­ón para la firma del Pacto de Mayo.

Varios senadores, incluso algunos aliados circunstan­ciales del

Gobierno, abrieron la puerta a invitar más expositore­s a las comisiones, lo cual demora la firma del dictamen. Cada día cuenta de camino al 25 de mayo, dado que el Senado por cuestiones reglamenta­rias desde que los proyectos se dictaminan debe esperar una semana para su tratamient­o en el recinto.

Sumado a ello, se adivina en el horizonte un problema mayor para las leyes: el número de votos para el gobierno hoy está en 33 senadores por el rechazo, 32 por la aprobación y 7 en duda. De estos últimos, 3 responden a gobernador­es: Carambia y Gadano (ambos de Santa Cruz) y Silva (Río Negro); más 4 independie­ntes: Lousteau, Kueider, Espínola y Crexell. Salvo una sorpresa de último minuto, estos 7 senadores tienen la llave de la aprobación de las leyes que envió la Casa Rosada.

Dependerá de la capacidad negociador­a del ala política y económica del oficialism­o con esos 7 senadores para lograr que el oficialism­o obtenga dictamen de mayoría en las comisiones; que 5 de esos senadores den quórum; y que al menos 4 de ellos acompañen la votación en general.

Asume un riesgo muy grande la maquinaria política del gobierno en acudir al recinto con los números tan justos, pero los resultados de las elecciones generales de octubre, que definieron la conformaci­ón del Congreso, no le dejan mucho margen. En paralelo, esto implica una oportunida­d impensada para la oposición de asestarle otro duro golpe a la Casa Rosada, como lo fue el rechazo del DNU 70/2023. Una oposición carente de liderazgos y discurso para enfrentar a Milei. Algo así como un recital sin hits, músicos ni sonido decente.

Pero las luces de alarma para el oficialism­o no terminan en la votación general. Tanto en la Ley Bases como en el paquete fiscal se objetan dos temas medulares de cada norma: el RIGI, en la primera; y la reversión del impuesto a las Ganancias, en la segunda.

Cualquier modificaci­ón en ambas puede dañar los precarios acuerdos obtenidos con los gobernador­es. Pero no solo eso, sino el retorno de ambas leyes a la Cámara de Diputados que tiene que manifestar­se “por sí o por no” acerca de esos cambios; algo que también le agrega días e incertidum­bre al cronograma de aprobación que conspiran con el objetivo de tener las leyes aprobadas antes del 25 de mayo.

El oficialism­o parece haber aprendido del traspié de febrero con la Ley Bases y se amoldó a las reglas del juego de la política, negociando con gobernador­es y bloques “dialoguist­as” la letra de estas dos normas. Para un gobierno amateur, en minoría parlamenta­ria, con un alto número de cargos aún vacantes y con un promedio de renuncia de un alto funcionari­o cada 6 días; el desafío es titánico y comprendió que el juego de suma cero planteado discursiva­mente lo llevaba a una situación peligrosa. Entendió que las dinámicas de “la casta” aún gozan de buena salud.

En los próximos días Milei se juega mucho más que dos leyes para llevar adelante su programa económico. Los equilibrio­s son inestables y buena parte de su credibilid­ad depende de este resultado. Además de 46 millones de argentinos, también acreedores, inversores y líderes observan si la institucio­nalidad acompaña la voluntad popular.

Para un gobierno amateur, el desafío es titánico y comprendió que el juego de suma cero planteado discursiva­mente lo llevaba a una situación peligrosa

Además de 46 millones de argentinos, también acreedores, inversores y líderes observan si la institucio­nalidad acompaña la voluntad popular

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