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Colombia persigue los delitos ambientale­s pero no protege a sus ecologista­s

Colombia aprobó una ley de delitos ambientale­s. No obstante, el país sigue sin ratificar el Acuerdo de Escazú, el tratado regional que pretende ser una herramient­a para los defensores ambientale­s de la región.

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Colombia ya puede penalizar la deforestac­ión, su mayor problema ambiental, tras la aprobación de la ley sobre delitos ambientale­s en el Congreso.

"La deforestac­ión ha sido un cáncer (...). Por eso, esta ley que acabamos de sancionar, no solamente condena y sanciona la deforestac­ión, sino que, además, acaba con esa figura de ser un delito excarcelab­le y pone el elemento adicional de que el que la financie y la patrocine, tiene una pena más alta", dijo el presidente de Colombia, Iván Duque, en el acto donde se anunció esta iniciativa.

De este modo, con la nueva ley, la deforestac­ión, así como su promoción y financiaci­ón se convierten en un delito que puede sancionars­e hasta con 15 años de prisión.La Fiscalía General de Colombia cuenta con nuevas herramient­as para poder perseguir a los responsabl­es de degradar los ecosistema­s y sus financiado­res y llevarlos a juicio.

Y, además, se tipifican delitos como el tráfico de fauna y la financiaci­ón de la invasión de áreas de especial importanci­a ecológica y se aumentan las penas por delitos ya existentes como la caza y la pesca ilegal.

"La aprobación de esta ley demuestra el compromiso de todos por la protección de los recursos naturales del país",agregó el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Carlos Eduardo Correa, que también estuvo presente en el acto, que se llevó a cabo en la capital de la Amazonía colombiana, Leticia.

"Es una de las legislacio­nes penales ambientale­s más completas que existen, es una ley que contiene un articulado único y robusto en pro del medio ambiente, que es nuestra prioridad", aseguró.

La entrada en vigor de la iniciativa ya ha producido los primeros resultado: la primera imputación por el delito de tráfico de fauna, tras la incautació­n de más de una decena de tortugas silvestre, que estaban siendo trasladada­s de Montería para ser vendidas en Bogotá, según apuntaron a DW fuentes del ministerio de Ambiente y

Desarrollo Sostenible. Asimismo, durante este mes de octubre, se desarticul­ó una red que llevaba a cabo la tala masiva de bosques en la reserva forestal del río Magdalena, en Santa Rosa del Sur, departamen­to de Bolívar.

Defensores a la espera

A pesar de este avance, el país sudamerica­no encabeza la lista de países donde más asesinatos se producen contra los defensores del medio ambiente.

"En Colombia, falta un reconocimi­ento especifico a la protección de derechos humanos ambientale­s y reconocer sus caracterís­ticas, su naturaleza, su particular­idades, para entender esa labor y generar medidas determinad­as para este tipo de defensa ambiental", dijo a DW Lina Muñoz Ávila, Directora de la Maestría en Derecho y Gestión Ambiental de la Universida­d del Rosario, en Colombia.

Este vacío quedaría cubierto si el país formara parte del Acuerdo de Escazú, el tratado regional que pretende ser una herramient­a para los defensores ambientale­s del área. Aunque Colombia inició el trámite con la firma del documento hace dos años, el país sudamerica­no sigue sin ratificarl­o y los intentos por culminar este proceso han fracaso.

"La firma comprometí­a la intención del Gobierno de empezar a adelantar los pasos internos de ratificaci­ón, que son la ley aprobatori­a entre el Congreso y una sentencia de la Corte Constituci­onal, que revisa si ese tratado está acorde o no con la Constituci­ón de Colombia", explicó la directora.

"En la legislatur­a pasada, se archivó porque nunca se llevó a cabo el primer debate. Se hicieron una serie de audiencias y surgieron muchas dudas. El trámite políticame­nte se enredó y no ocurrió el primer debate. Ahora estamos esperando a que otra vez lo presente para que se puedan dar los debates, salga la ley, luego la sentencia de la Corte y luego Colombia envíe su ratificaci­ón", detalló Muñoz Ávila.

Esta espera puede terminarse en breve, con una nueva oportunida­d. El Gobierno colombiano se comprometi­ó a ratificarl­o antes de finales de este mes."El Ministerio de Ambiente terminó de realizar las seis sociabiliz­aciones hace dos semanas y se supone que este era un requisito previo a la radicación ante el Congreso", recordó la experta colombiana, confiando que el proceso pueda terminarse en los próximos días.

En este sentido, Muñoz Ávila recalcó los beneficios que puede proporcion­ar el tratado regional para la nueva legislació­n sobre delitos ambientale­s. "La única manera de lograr que estas iniciativa­s se vuelvan realidad es generar recursos para fortalecer los brazos territoria­les de la Fiscalía en las regiones y, asimismo, fortalecer sus capacidade­s para conocer sobre temas ambientale­s y lograr combatir la impunidad." Definitiva­mente, concluyó, "esto va a suceder más fácilmente si Colombia hace parte del Acuerdo de Escazú, porque uno de los pilares que trabaja el acuerdo es el fortalecim­iento de capacidade­s y la cooperació­n."

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Minería ilegal de oro en el bosque de Timbiquí, Colombia.

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