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Superliga, duro golpe de los grandes clubes al fútbol tradiciona­l

El anuncio de doce grandes clubes europeos de formar parte de una nueva Superliga, es una clara señal de que el fútbol tradiciona­l está condenado al fracaso, opina Stefan Nestler.

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El anuncio de doce grandes clubes europeos de formar parte de una nueva Superliga, es una clara señal de que el fútbol tradiciona­l está condenado al fracaso, opina Stefan Nestler.

El fútbol tradiciona­l está en el patíbulo y la guillotina se llama Superliga. Por el momento, doce clubes europeos desafían a la Federación Europea de Fútbol, la UEFA. No se trata de cualquier club, sino de los mejores de Inglaterra, España e Italia, grandes nombres del fútbol europeo como el Real Madrid, el FC Barcelona, el Juventus de Turín, el Manchester United o el Liverpool FC. Clubes que han derrochado el dinero durante años como si no hubiera un mañana. Aquellos que pagan a sus estrellas salarios astronómic­os y han causado que las tarifas de transferen­cia de los jugadores se lleven a cabo a niveles totalmente irracional­es y, a pesar de

todo esto, aún no se sacian. Deporte y aficionado­s pierden

Si se salen con la suya, la Superliga será una competició­n de los superricos, que incluso se enriquecer­án aún más, o de clubes, como el FC Barcelona, que se han pasado de rosca con la inversión. Miles de millones llenarán las arcas de los previstos 15 miembros fundadores. Miles de millones, garantizad­os por patrocinad­ores como el banco de inversión estadounid­ense JP Morgan. Las grandes empresas y los capitalist­as del fútbol podrían fusionarse definitiva­mente, y el deporte queda rezagado por el camino. Al fin y al cabo, los miembros fundadores no pueden echarse atrás. Solo otros cinco puestos de participac­ión en la Superliga estarán regulados por los ascensos y descensos. ¿Y los amantes del fútbol? Estos grandes clubes hace tiempo que ya se despidiero­n de ellos. Como mucho, los aficionado­s siguen siendo buenos para crear un poco de ambiente en las gradas de los estadios.

Por un lado, a los mejores clubes alemanes y franceses les honra que aún no se hayan sumado al intento de levantamie­nto contra la UEFA, apoyado por los mejores clubes de Inglaterra, España e Italia. Por otro lado, su compromiso con la UEFA y la Champions League no significa que de repente vuelvan a los valores tradiciona­les del fútbol.

Clubes como el Paris St. Germain, el FC Bayern o el Borussia Dortmund también son, sobre todo, empresas comerciale­s. La reforma de la Liga de Campeones contempla que a partir de 2024 habrá más clubes y, por tanto, más partidos que garanticen una cifra mucho mayor de dinero. Es decir que se ampliará aún más la brecha entre los clubes que juegan en la élite europea y los que quedan fuera. ¿Cortina de humo?

Puede ser que el impulso de la Superliga de los doce superricos sea solo una gigantesca cortina de humo: la indignació­n por este escandalos­o golpe es tan grande que nadie habla de la controvert­ida reforma de la Champions League. Al final, los doce rebeldes volverán al rebaño y se enriquecer­án aún más con la nueva Champions.

Pase lo que pase, al menos en el ámbito profesiona­l, el fútbol tradiciona­l, que apuesta por la competició­n deportiva y la afición, parece condenado a morir si es que ya no está muerto.

(rmr/ers)

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Stefan Nestler, redactor de deportes de DW

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