De Chico Novarro y “el amor con amnesia”
Existen múltiples maneras de encarar el tema de la memoria. De todas ellas, dos resultan obvias. La primera, de orden científico, consiste en apelar al concurso de médicos y psicólogos. La restante, más superficial, se basa en el aprovechamiento de historias extraídas de la vida diaria. De experiencias que no atañen a eruditos sino a personas comunes a las cuales, la materia en cuestión, las afectó particularmente.
Chico Novarro, famoso cantautor santafesino, le dedicó a la memoria y en particular a una de sus deficiencias más notorias (la amnesia), un bolero homónimo cuya letra alude a una ex pareja relacionada con la incapacidad para recordar.
En apenas tres minutos gestó una narración donde el mal no aparece mencionado como algo inevitable, ajeno a la voluntad de quien lo padece, sino como un recurso deliberado para lesionar los sentimientos de uno de los miembros de la frustrada alianza: el femenino.
En un encuentro fortuito, con una mujer a quien dijo desconocer, el protagonista comenzó su relato señalándole: “Usted me cuenta que nosotros dos fuimos amantes y que llegamos juntos a vivir algo importante. Me temo que lo suyo es un error; yo estoy desde hace tiempo sin amor y el último que tuve fue un borrón en mi cuaderno”.
Con la desilusión a cuestas, la destinataria de tan contundentes palabras trajo a colación que fue su interlocutor quien le rogó que no se fuera y también le confesó que, por culpa de la ruptura, andaría de bar en bar gastándose la piel sin poder olvidarla.
No hubo acuerdo entre ambos. El hombre, valido de una desmemoria que no era tal, le pidió falsas disculpas. Concluyó así su tajante declaración: “Perdón, no la quisiera lastimar; tal vez lo que me cuenta sea verdad. Lamento contrariarla pero, yo, no la recuerdo...”.
La amnesia, patología de la memoria, es inagotable en cuanto a las variantes que adopta y a las repercusiones que alcanza. En esta oportunidad, estuvo al servicio de una elocuente humillación.
Alejandro De Muro demuroalejandro4@gmail.com histéricas de Freud”, que lo tuvieron mucho tiempo en vilo con sus síntomas, pero que lo llevaron a desentrañar el enigma mental que la histeria representaba para la ciencia. Se podría decir que las histéricas lo empujaron a inventar el psicoanálisis y, con ello, a hallar la solución. Por lo tanto, el genio de Viena, en sus fueros internos, seguramente se sintió agradecido con las mujeres histéricas que trató.
Tal vez, en el futuro, los argentinos también estemos agradecidos, pero en nuestro caso con Cristina. Por haber aplicado durante años su irracionalidad económica y extremar la decadencia argentina, y como consecuencia, haber empujado a la clase política a enfrentar dicha crisis y encontrar una solución genuina a los problemas del país.
Jorge Ballario jballario@coyspu.com.ar