El Presidente busca refugiarse en el vínculo con el círculo rojo
Alberto Fernández y Martín Guzmán volverán a dar esta semana una clara señal del vínculo que pretenden sostener con el círculo rojo empresario frente a la última embestida de Cristina Kirchner, que terminó con Matías Kulfas fuera del gabinete y dejó otra vez al Presidente en inferioridad de condiciones. Mañana, horas antes de volar a Los Ángeles para participar de la Cumbre de las Américas, Fernández inaugurará con un mensaje grabado la jornada aniversario de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), con la plana mayor del establishment apiñada en uno de los salones del hotel Sheraton de Retiro y Paolo Rocca, el CEO del Grupo de Techint, sentado en primera fila.
El cierre, al mediodía, estará a cargo del ministro de Economía, ahora inquieto por su futuro después de que el Presidente decidiera ofrecerle a la ex presidenta la cabeza de Kulfas.
El evento, cuyo programa terminó de confirmarse durante la semana, antes del acto del viernes del centenario de YPF, cobra otra relevancia después de que Cristina Kirchner aprovechara el escenario de Tecnópolis para acusar a Fernández de negociar con tibieza ante el empresariado: apuntó especialmente a Techint, que se quedó con la provisión de caños para la construcción de la primera etapa del gasoducto.
Lo que siguió tras el reproche fue mucho peor: la filtración del off the record del Ministerio de Desarrollo Productivo con la acusación de un supuesto negociado por parte de funcionarios K, la contraofensiva del kirchnerismo del área de Energía, el lamento de la vicepresidenta y la decisión del jefe de Estado de echar a uno de los ministros más emblemáticos del "albertismo".
Debilitado, el Presidente no tiene plan B. Y su apuesta frente a los reiterados embates del kirchnerismo consiste ahora en recostarse en los gobernadores y los empresarios.
En los últimos tiempos, hubo, en ese sentido, visitas mucho más frecuentes a la quinta de Olivos. En el caso de los gobernadores -fueron semanalmente, por tandas-, para tratar de capitalizar la agenda en torno a la modificación del número de integrantes de la Corte Suprema, que Cristina Kirchner ve con buenos ojos.
En el caso del empresariado, Fernández y Guzmán también abrieron el asador de Olivos para reforzar el vínculo: primero cenaron con Paolo Rocca y Luis Betnaza, después con Luis Pagani, del grupo Arcor, y también con Marcos Bulgheroni, de PAE. Había gestiones para convocar además a Marcelo Mindlin.
"Fueron todas reuniones productivas", explicaron en el entorno presidencial. Cristina Kirchner desconfía de esa alianza con el círculo rojo. "Hay que sentarse no como amigos, hay que sentarse como pidiéndoles que devuelvan algo. No le estamos pidiendo ni que regalen, ni que pierdan plata. Nadie le pide a nadie regalos porque si yo fuera empresaria tampoco lo haría", le recriminó la vice al Presidente en Tecnópolis.w