Los Pericos “Con ganas, hoy todos pueden hacer un disco”
Pioneros del reggae local, repasan los altibajos de sus 35 años de trayectoria y comparan sus inicios con el momento actual.
El plan era ir a pasar el día navegando por el Río de la Plata, en un barco histórico, con una mesa regada de buena comida y buena bebida, para escuchar un flamante disco con sus creadores y conversar con ellos, como hubiese dicho el legendario Antonio Carrizo, de “la vida y el canto”.
La oferta de Los Pericos era, como bien dijo Vito Corleone, imposible de rechazar. Con la diferencia de que, en lugar de los malos tratos de la mafia siciliana, la amabilidad de Juanchi Baleirón y los hermanos Diego (alias El Chapa) y Marcelo Blanco es su reverso perfecto.
La excusa del encuentro, entonces, es la salida de Viva Pericos! (en plataformas desde mañana, en formato físico en junio), el decimotercer disco de estudio del grupo. Un álbum de once versiones del repertorio de la música popular hispanoamericana de todos los géneros y estilos, adaptados al “sonido Pericos”: ese reggae que tiene a Toots Hibbert y sus Maytals como reconocida y fundamental influencia.
En el remise rumbo al río, Juanchi arranca repasando su historia pre-Pericos, y se emociona cuando se le recuerda una aparición en Badía & Compañía de El Signo (el grupo de los hermanos Leo y Gastón Satragno) con el Bahiano como cantante y él en guitarra: “Pericos era mi tercer grupo: antes estuvieron El Signo y Los Antonios”, cuenta.
“Pero grabamos un demo, se lo llevamos a Pergolini y a Paluch a la radio a su programa Feedback, empezó a sonar primero por llamados nuestros y de nuestras novias, luego porque lo empezó a pedir la gente. Así llegamos a El ritual de la banana,y todo explotó”, recuerda.
En el Yacht Club de San Isidro nos esperan los hermanos Blanco en el barco Teseo. “Yo de chico corría regatas por esta zona, y llevaba barcos a Brasil, al comienzo de Los Pericos. Después, ya con los shows y las giras, me bajé de las competencias”, apunta el Chapa. “A este barco lo tengo desde 2014. Es de 1925, construido en Noruega. Fue traído desde el Mar del Norte, por lo que podemos decir con certeza que cruzó el Atlántico”, cuenta el Chapa.
La lentitud del “mar dulce” hace que la entrevista vire hacia el nuevo álbum. Toma la palabra Juanchi: “Un disco de covers tiene que tener un eje. Y también hay algo de la náutica que se coló. Marcelo y Chapa son Natural Born Náuticos y siempre que podemos tratamos de venir a navegar. Por eso nos pareció que los cortes tuviesen una unidad dada por el tema de los barcos. Era como Rio de Duran Duran, pero Río de la Plata (risas)”.
En el disco participaron Rubén Albarrán (de Café Tacvba), Emiliano Brancciari (de No Te Va Gustar), Carlos Vives y La Delio Valdez. Marcelo subraya que no hay invitados por conveniencia: “No está esa cosa de ‘Me junto con fulano porque tiene millones de seguidores’. Eso no”.
-¿Cómo se llevan con la virtualidad, la falta del objeto, los temas sueltos y la medición de todo?
Marcelo: -Hay una lógica televisiva. Es el rating aplicado a todo.
Chapa: -Lo loco es que podés medir por regiones y por países. Entonces te enterás que tal canción pegó más en un país que en otro.
Marcelo: -Y por ahí adaptás la lista de temas en función a eso... o no.
Juanchi: -En TikTok aparecieron canciones nuestras que estaban guardadas quien sabe dónde. O sea: estás al tanto, pero no te podés enloquecer con el número de todo.
-¿Cómo ven la aparición de un montón de pibitos de veinte años que hacen trap, dispuestos a romper todo desde sus propias nuevas normas?
Juanchi: -Lo celebramos, claro. Es algo nuevo en todo sentido. La música es nueva, es diferente cómo lo dicen, dónde se plantan y desde dónde arrancan. No hay nadie atrás, no tienen multimedios bancándolos. Empezaron de abajo y todo el espaldarazo lo consiguieron solitos, haciendo las cosas con ingenio y respondiendo a una demanda de pibes que quieren escuchar eso.
Marcelo: -Es lo que pasó siempre con las juventudes. Como cuando los tangueros decían de nosotros “Estos pendejos no saben nada”.
Juanchi: -Tampoco hay que caretearla. Yo no vivo escuchando trap; hay cosas que no me gustan tanto, y otras que sí. Estamos al tanto porque somos músicos y porque nuestros hijos escuchan. Me saco el sombrero por cómo lo lograron. Chapa: -Antes había mucha distancia entre una banda consagrada y una que recién arrancaba. A la consagrada le ponían 200 horas o más en un estudio como Panda. Muy pocas
La charla transcurre a bordo del Teseo, el barco de 1925 en el que la banda suele navegar.
bandas nuevas lograban hacer un disco. Con ganas, hoy todos pueden hacer un disco. Basta saber usar las herramientas. L-Gante grabó con algo muy básico, y la rompió. Juanchi: -Son fenómenos difíciles de comparar. A nosotros nos pasó que fue un ¡pum! inicial, y era una rareza. Pero ahora eso es como la regla: aparece alguien nuevo y de entrada la rompe. Hay que esperar para ver quiénes tienen talento y carisma combinados con la evolución y la capacidad de reinventarse.
-A ustedes les pasó de tener que reinventarse varias veces.
Juanchi: -King Kong, nuestro segundo disco, no fue El ritual de la banana. Y para el tercero (Rab A Dab Stail) quisimos hacer un experimento pop con Cachorro López que estaba buenísimo pero no anduvo. Con Big yuyo empezamos a crecer de vuelta. Junto a Pampas reggae y Yerba buena, fue la trilogía que nos proyectó por toda Latinoamérica. Chapa: -Y con Mystic Love bajamos un cambio. Temas como Pupilas le