Cachín, el obrero del tenis que superó obstáculos, se la creyó y ahora celebra
Se repuso de lesiones, dio un salto mental en busca de metas grandes y se llevó su primera victoria en un “grande”.
Detrás del máximo nivel del tenis mundial hay un mundo de trabajadores de la raqueta, que construyen sus carreras con muchísimo esfuerzo. Uno de ellos es Pedro Cachín, quien a los 27 años celebró un logro muy importante en Roland Garros. El cordobés, que ingresó al cuadro principal del “grande” francés como “perdedor afortunado”, derrotó por 6-1, 3-6, 6-2 y 6-3 al eslovaco Norbert Gombos, 115° del mundo y consiguió su primera victoria en un Grand Slam, en el que fue su debut en un torneo de esta categoría.
“Estar en la segunda ronda de este torneo es muy importante para mí. Quiero disfrutar mucho de este momento”, dijo el 153° del ranking, quien chocará ahora con el local Hugo Gaston o con el australiano Alex De Miñaur, quienes se enfrentarán hoy.
Tras sellar el triunfo con un ace, Cachín se llevó las manos a la cabeza, como si no pudiera creer lo que había ocurrido. Su victoria es el resultado de muchos años de lucha y de no bajar los brazos pese a las adversidades. “Vengo jugando bien y creo que estoy haciendo las cosas muy bien en los últimos años”, comentó el nacido en Bell Ville, que se aseguró meterse por primera vez en el top 150.
Comenzó su carrera como profesional en 2013 y un año después se radicó en Barcelona. A esa ciudad llegó gracias a un conocido de su padre, que era dueño de un restaurante junto a Alex Corretja, ex número dos del mundo y campeón del “grande” franme cés en 1998 y en 2001. El ex jugador español le hizo un lugar en su academia, se transformó en un segundo padre para el argentino y hoy sigue siendo uno de sus entrenadores.
Con un guía como Corretja, Cachín no tardó en conseguir su primer trofeo como profesional. Fue en septiembre de 2015 en el Challenger de Sevilla, donde venció en la final a Pablo Carreño Busta, por entonces 54° del ranking. Pero después de esa consagración cayó en un bache del que le costó salir. “Después de ganar en Sevilla, mis entrenadores me pedían que me la creyera un poco más. Pero cuando volví a jugar perdí en ocho primeras rondas consecutivas. Ni yo aguantaba en la cancha", le había contado a Clarín a fines de 2018, cuando seguía luchando por reencontrar su mejor nivel.
También tuvo la mala suerte de padecer lesiones importantes. En mayo de 2016, sufrió una fractura por estrés en una de sus vértebras, por la que estuvo inactivo durante cuatro meses. Y en julio de 2019, meses después de conseguir su primera victoria ATP en Córdoba (partió de la qualy y llegó a cuartos), se rompió los ligamentos de un tobillo mientras jugaba en Alemania.
“Me costó mucho volver a sentirlo bien. Todo el resto de ese año jugué con muchísimo dolor”, recordó hace un tiempo quien a principios de esa temporada había sido noticia por mandarle a un chico del Congo una máquina encordadora que él usaba en sus primeros años, para que reemplazara el palito que el pequeño utilizaba como herramienta.
Cachín por fin pudo levantar el año pasado su segundo trofeo al vencer en la final de Challenger de Oeiras al portugués Nuno Borges. “Lo estaba buscando desde hace mucho. La cabeza por momentos me jugó una mala pasada y es algo que trabajé mucho. En algún momento llega ese algo que te da alegría”, analizó.
En 2022 jugó apenas siete partidos en cuadros principales de la ATP y su último en este nivel había sido en febrero de 2020. En marzo alcanzó la final en el challenger de Marbella. A mediados de abril gritó campeón en el de Madrid y la primera semana de mayo repitió el festejo en Praga.
Llegó a París con confianza. No pudo superar la clasificación , pero se benefició de una de las tres bajas de último momento y entró al cuadro principal como “perdedor afortunado”. Y no dejó pasar esa segunda oportunidad.
El triunfo ante Gombos fue el fruto de tantos años de remar contra la corriente. El premio al esfuerzo y la constancia para Pedro Cachín, un verdadero trabajador del tenis.w