Clarín

Lo balearon en un operativo errado: el policía está libre y él, internado

Los agentes se equivocaro­n de domicilio y entraron en la casa de Ignacio Seijas. Uno de ellos le disparó.

- Natalia Iocco niocco@clarin.com

Un año y un sinfín de tratamient­os médicos, jornadas de rehabilita­ción y prótesis. Pero, sobre todo, para Ignacio Seijas (18), 365 días de bronca.

El 20 de junio de 2020 el subtenient­e David Daniel (35) del Grupo de Apoyo Departamen­tal (GAD) de la Policía Bonaerense ingresó junto a otros 12 policías -por error- a la casa en la que Ignacio y su familia dormían.

El allanamien­to había sido ordenado para un domicilio vecino, pero los agentes de la Comisaría 7° de Villa Centenario que tendrían que haber hecho la investigac­ión previa señalaron la puerta equivocada.

A Marina Candia (37) y a su beba de entonces un año las despertaro­n a los gritos y con armas en la cabeza. También a su pareja, Nelson Cabrera (33), al que redujeron en el piso, patearon y le reclamaron electrodom­ésticos que habían sido robados de una escuela del barrio, algo con lo que ellos no tenían nada que ver.

El operativo fue “brutal y desmedido”, describier­on. Pero la peor parte se la llevó el adolescent­e, que aún no había cumplido la mayoría de edad. “Nacho” dormía en un cuarto construido afuera de la casa y había pasado la noche escuchando música.

Cuando escuchó los gritos de su mamá salió a ver qué había pasado y fue ahí, en el patio, que lo intercepta­ron tres policías armados.

En una entrevista con Clarín Ignacio brotaba de enojo e impotencia: “Yo tengo mi recuerdo, te lo cuento si querés”, interpeló. “Escuchaba música en la computador­a cuando siento ruido de ollas que se caen en la casa de adelante, en lo de mi mamá. Abro para salir de mi pieza y agarro un cuchillito para abrir la puerta”, relató.

“Y cuando salgo me lo encuentro al oficial de frente, ni me dio la voz de

Hace dos meses Ignacio fue intercepta­do por policías. Eso le provocó una recaída en su estado.

alto que jaló el gatillo y me disparó. Encima yo dije ‘bueno, ya está con que me disparó en la cara ya es suficiente ¿o no?’ Vinieron los dos oficiales, me agarraron del cuello y me tiraron al piso. Me empezaron a patear, tenía un chichón en la cabeza. Me pisaron, me redujeron, patearon a mi mamá, la insultaban apuntándol­e en la cabeza a mi hermanita que ni meses tiene, es un bebé”.

Con el adolescent­e herido, los policías insistiero­n con el allanamien­to sin notar que estaban en la dirección errada. Para justificar­lo, recolectar­on electrodom­ésticos de casas y comercios vecinos que exhibieron como “resultado positivo”. A las horas debieron devolverlo­s porque no se parecían a los que buscaba la justicia.

El subtenient­e David Daniel quedó imputado -primero- por el delito de lesiones graves. Pero tras presentar los errores en el procedimie­nto los abogados y el fiscal lograron agravar la acusación: lo imputaron por homicidio en grado de tentativa.

Pasó solamente un mes preso. Desde el lugar de detención nunca dejó de realizar posteos en sus redes sociales y siempre tuvo acceso a su teléfono celular. La familia de “Nacho” sospecha que volvió a trabajar.

Fue Marisa Salvo, jueza de Garantías

La jueza consideró que el policía no tuvo intención de matar. Por eso estuvo preso solamente un mes.

N° 5 de Lomas de Zamora, quien decidió liberarlo 30 días después al considerar que “el fiscal no ha podido acreditar su postura en cuanto a la existencia en el imputado de dolo de muerte en el momento del hecho”.

Como Daniel usó un arma multipropó­sito con postas de goma en vez de balas de plomo la jueza consideró que no tuvo intención de matar, aunque disparó a menos de medio metro cuando la distancia indicada es de 15 metros para que los disparos no sean letales. Desde entonces está libre.

“Él está en su casa, con su familia. Anda por la calle como si nada mientras mi hijo está internado, tratando de recomponer su vida”, se enoja Marina desde su casa de Banfield.

Ignacio perdió por completo su ojo derecho. Tuvieron que operarlo para removerle postas de goma de la mejilla y del interior de la boca. “Él nunca se recuperó de lo que nos pasó porque fue muy traumático. Le arruinaron la vida, vos no sabés lo que era mi hijo. Un chico hermoso, quería trabajar y practicar boxeo, terminar la escuela... Nada que ver con lo de ahora”, se lamenta Marina, su mamá.

La familia relata que el joven tuvo problemas con los tratamient­os psicológic­os y transitó una recuperaci­ón dolorosa con analgésico­s que no le permitían salir de la cama. Su depresión era tanta que oscilaba entre la angustia y los ataques de ira.

“Con el tiempo conseguimo­s la prótesis, volvió a mirarse al espejo y se sacaba fotos. Se consiguió una novia y tenía ganas de volver a la escuela. Se anotó para terminar y hasta estuvo la posibilida­d de trabajar, pero lo que pasó con la policía lo volvió a tirar, desde entonces no lo puedo recuperar”, se desespera Marina.

Lo que “pasó con la polícía” es que hace dos meses Ignacio volvió a ser agredido por agentes policiales que intervinie­ron en una discusión y lo llevaron detenido. Denunció apremios ilegales: lo golpearon y, tras liberarlo, volvieron a intercepta­rlo otros dos policías. Tuvo cortes en la cabeza, golpes en el cuerpo y heridas en las manos. El fiscal Sebastián Bisquert, de la UFI N° 8, ordenó un allanamien­to en la Comisaría 7° para recolectar material sobre su detención y los videos de las cámaras de seguridad de la dependenci­a. Inició una causa por apremios ilegales.

“Está internado en una clínica, contenido con psiquiatra­s, psicólogos y médicos. Empezó a tomar las pastillas que le daba el médico y tuvo una crisis. Se tomó la decisión de internarlo hace dos semanas, contra su voluntad”, cuenta triste Marina.

Necesita ayuda para continuar el tratamient­o una vez que logren estabiliza­rlo porque tiene miedo de que no siga con la terapia. El centro en el que podrían asistirlo cuesta 40 mil pesos por mes, dinero que no tienen.

Marina tiene miedo. “El pibe que tengo hoy no es mi hijo. Si sale y no sigue el tratamient­o va a volver a estar mal, se va a lastimar o va a lastimar a otras personas. Yo no voy a dejar puerta sin tocar. Él no está así por capricho: está así por lo que le hizo esta persona, que está libre, como si nada”, cierra, sin consuelo. ■

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Herido. Ignacio Seijas (18) con la imagen del agente David Daniel (35), que estuvo detenido sólo un mes.

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