Desencantada con el presidente Alberto Fernández
Qué desilusión, señor Presidente. Le aseguro que me hice el propósito de ver su lado bueno y dejar a un costado las diferencias de pensamiento político que tengo con usted. Pero como ciudadana, con 43 años de trabajo ininterrumpido, pagadora de impuestos y responsable de mis actos, me siento con todo el derecho y la obligación de decirle lo que me desagrada.
Sabemos que el mundo enfrenta un azote. Mucho más nosotros con nuestras crisis crónicas. No obstante, usted se da el lujo de jugar para agradar a la persona que lo secunda.
¿No advierte que ya no nos sobra el tiempo? ¿Que las generaciones van quedando postergadas por hacer política -en este caso con la Justiciaen lugar de solucionar problemas reales?
Por favor, haga un último intento por salir de la encerrona en la que lo tienen sus socios políticos y tenga el valor de ser un líder. No quiero perder las esperanzas, ya no de ver un país próspero, pero por lo menos sí que me gustaría ver un país saliendo del estancamiento, libre de los vivillos que viven de los demás.
Leí un artículo que hablaba del síndrome del esclavo satisfecho. Me quedé pensando en las generaciones a las que les tiran un hueso para que disfruten seguir entre rejas. Es el eterno cuento de la ayuda social, el sueño ilusorio de “el Estado siempre estará junto a vos”. Basta.
Soy una mujer de buena fe. Quisiera seguir creyendo en usted. Pero no soy una tibia como para no decirle que padezco el peor de los hartazgos: el de la gente sencilla desencantada. Aurora Suárez auroralaasturiana@yahoo.com.ar