Clarín

“Sufro cuando veo que mis clientes se cortan el pelo solos”

Habla el “peluquero beatle”. Gerardo Weiss es dueño de una de las cuatro peluquería­s temáticas de The Beatles del mundo. “Se hacen cosas inarreglab­les”, se lamenta.

- Nora Sánchez nsanchez@clarin.com

“Es la primera vez que doy una nota que no es de color, que tiene tristeza”. El que habla es Gerardo Weiss, más conocido como “el peluquero beatle”. Su local de Flores es una de las cuatro peluquería­s temáticas dedicadas a The Beatles del mundo. La única en la que a los clientes les ponen batas que emulan los trajes de distintas etapas del cuarteto de Liverpool. La única que es un museo de la beatlemaní­a. Pero ahora está en cuarentena. Y Gerardo, especialis­ta en cortes estilo rockstar, entrevista­do cuatro veces por la BBC y cariñoso crítico del teñido “estilo Bilardo” que usó Paul

McCartney hasta hace poco, está triste. Y no habla sólo por él, sino por sus colegas que no pueden trabajar desde que empezó el aislamient­o social.

“Si me lo mostraban en una película de Hollywood, no lo creía. Estamos en una guerra contra un enemigo invisible y a nosotros nos afecta especialme­nte”, dice Gerardo. Sabe que algunos peluqueros se la rebuscan haciendo cortes a domicilio. Pero él no. “Es la forma mas fácil de contagiars­e, porque vas de casa en casa. Es mucho más seguro atender en nuestros locales siguiendo un protocolo. Hay mucho menos riesgo que yendo al odontólogo. Pero dicen que lo nuestro no es esencial”, señala con pesar.

Gerardo sufre cada vez que un cliente le manda una foto para mostrarle cómo le quedó un corte que se hizo solo o que le hicieron manos inexpertas. “Cuando veo las fotos que me mandan por Whatsapp, me quiero morir. Hay cosas inarreglab­les, van a hacer falta al menos dos cortes para revertir el desastre. ¡Los flequillos! ¡Se los cortan hasta la parte alta de la frente! Eso ya no es ni un rolinga, ¡es cualquier cosa!”, se horroriza.

Es que Gerardo no puede trabajar desde el 20 de marzo, cuando empezó la cuarentena. “Cuando me enteré de que iba a seguir y seguir, me dije ‘¿qué voy a hacer?’. La peluquería es mi vida, soy yo, es un club de amigos. Estamos muriendo de pena y abandono, porque no veo la salida. Llegan los impuestos, la luz, el gas, el agua, la tarjeta... Tenía ahorrados unos pesos para hacer unas reformas en el negocio, pero me los gasté pagando impuestos y comida”, se desespera.

“Ahora sólo espero que se vaya esta peste y que vuelva la normalidad en la que vivíamos. Ahora que la perdimos, la valoro”. Hace tres meses que Gerardo no tiene ingresos y no recibe ayuda. “No tengo la IFE porque me atrasé un par de meses con el monotribut­o. Me sacaron la Asignación Universal por Hijo, que eran $ 3.000 que servían para comprar alimentos. Lo digo con vergüenza, pero llegué a un punto límite y estoy viviendo de la pensión de mi vieja”, cuenta. ■

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“Estoy viviendo de la pensión de mi vieja”, cuenta Weiss.
Sin ingresos. “Estoy viviendo de la pensión de mi vieja”, cuenta Weiss.

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