Brasil superó las 60 mil muertes y registra casi 1,5 millones de contagios
Los datos muestran que subieron los casos con la flexibilización de algunas cuarentenas en distintos Estados.
El 12% de las muertes por coronavirus en el mundo ocurrieron en Brasil, que ayer superó la triste marca de 60.000 muertos sin una palabra del presidente Jair Bolsonaro hacia las familias en luto por la pandemia.
Con la economía en depresión, pese al persistente esfuerzo del mandatario por sabotear las cuarentenas que dispusieron alcaldes y gobernadores con el argumento de que “Brasil no puede parar”, el mayor país latinoamericano registró 60.194 muertos y 1,42 millones de infectados. Las cifras fueron divulgadas por un consorcio conformado por los mayores medios de comunicación del país y basadas en datos de las secretarías de Salud de los estados brasileños.
Ese consorcio comenzó a actuar recopilando datos sobre la pandemia después de que el gobierno federal restringió el acceso a esa información, cuya publicación fue restaurada tras una orden de la Corte Suprema.
En el estado de San Pablo, corazón industrial y financiero de Brasil y epicentro de la pandemia, ya murieron 15.030 personas por Covid-19, con casi 290.000 casos de infección por la enfermedad. Las cifras animaron al gobernador Joao Doria a dar un mensaje alentador, debido a que los números se ubicaron por debajo de proyecciones oficiales que indicaban que el estado más poblado de Brasil tendría a fin de junio por lo menos 3.000 muertos más. “No quiero ser optimista ni pesimista, quiero ser realista. Esos datos nos dan esperanza y nos muestran la llegada de un amesetamiento”, dijo Doria.
Ese amesetamiento en el número de muertes fue verificado en la ciudad de San Pablo y en su área metropolitana, aunque los fallecimientos aumentaron en el interior del estado, donde varios municipios debieron retroceder en una desordenada reapertura de actividades.
Pese al mensaje de esperanza de Doria, las muertes por Covid-19 en San Pablo aumentaron brutalmente en junio ante mayo, a 7.148 desde 5.240, aunque lo hicieron a un ritmo menos vertiginoso al registrado entre abril y mayo.
La reapertura de actividades avanzó en las últimas semanas en varios Estados, producto de la presión de empresarios y trabajadores desesperados y también por el cansancio tras meses de un confinamiento acatado sólo parcialmente. Sin embargo, en algunos casos, como en Belo Horizonte, Porto Alegre y ciudades del estado de San Pablo, las autoridades debieron volver sobre sus pasos, ya que con la mayor circulación de personas se dispararon contagios y muertes.
“Cada vez creo más que todo el mundo estará de vuelta (encerrado en su casa) antes de que sea realmente seguro volver a la calle (…) Pronto tendremos más muertes por millón de habitantes que la Unión Europea”, dijo Atila Iamarino, un biólogo y divulgador científico que se ha tornado un feroz y popular crítico de la forma en que las autoridades brasileñas han lidiado con la pandemia.
En la capital de Brasil, Brasilia, el gobernador Ibaneis Rocha -desestimando informaciones divulgadas por médicos de que ya no hay camas disponibles en las unidades de terapia intensiva del distrito-, puso fecha a la reapertura de gimnasios, escuelas, bares y restaurantes, asegurando que a inicios de agosto quiere retomar actividades “sin restricciones”.
La afirmación activó las alarmas de la justicia, cada vez más activa en el control y la limitación de decisiones de funcionarios vistas como temerarias. Así, la jueza Raquel Soares emplazó al mandatario regional a asegurar que en el distrito hay equipos, camas, insumos y recursos humanos suficientes para atender a enfermos por el Covid-19. La magistrada fundamentó su decisión en el “notorio” agravamiento de la situación de contagios y muertes en el Distrito Federal, y resaltó la falta de confianza en los datos oficiales sobre la verdadera situación en los hospitales. ■