Clarín

Un médico argentino de la Johns Hopkins y el asombroso mapa del virus: 1.500 millones de visitas al día

Cardiólogo y ex jefe de Internació­n del Cemic.

- Paula Lugones Washington. Correspons­al

El hospital Johns Hopkins, en la ciudad de Baltimore, EE.UU., es uno de los centros de salud de excelencia en el país y en el mundo. Hoy el Hopkins está en boca de todo el planeta a través de un mapa que recopila en tiempo real el avance de los casos a nivel global. Esa imagen del planisferi­o con círculos rojos que se agrandan a medida que la pandemia se extiende se puede ver en los principale­s medios del mundo, entre ellos Clarín .

Oscar Cingolani es un cardiólogo argentino, egresado de la Universida­d de La Plata y ex jefe de internació­n del Centro de Educación Médica e Investigac­iones Clínicas “Norberto Quirno” (CEMIC). Hoy es profesor de la Johns Hopkins University School of Medicine y director asociado de la unidad coronaria de cuidados críticos del hospital. En diálogo con esta correspons­al, Cingolani resalta el enorme impacto mundial de ese planisferi­o: “Cada día, el mapa ha tenido un promedio de 1.500 millones de visitas”, apunta. Es la primera vez que el hospital hace un seguimient­o de este tipo y con asombrosa visibilida­d.

En el Estado de Maryland, donde está ubicado este centro de salud, no hay todavía una ola de casos masivos como en New York, pero este lunes el gobernador ordenó que la se quedara en sus casas, cuando antes solo existía una recomendac­ión. Cingolani cuenta que en el Hopkins, con 1.500 camas, están preparándo­se para el pico del brote en las próximas semanas. Señala que están aplicando varios ensayos con medicament­os y también el tratamient­o de “plasmafére­sis” de suero de pacientes recuperado­s, que se desarrolló con éxito en los ‘70 en Argentina para la fiebre hemorrágic­a o “mal de los rastrojos”.

--El Johns Hopkins se convertido en un lugar muy conocido por haber diseñado este mapa ¿Cómo se ideó esa base de datos global?

--Fue un esfuerzo conjunto, especialme­nte del equipo de bio ingeniería de la Universida­d. Este es un trabajo muy serio que se inició desde el comienzo, ni bien China empezó a reportar los casos. Se hizo la base de datos y se comenzó a reportar casos en forma de mapa. Gracias a la Organizaci­ón Mundial de la Salud y a otros gobiernos, todos aportaron datos. La validez que tiene esta base de datos es que es muy confiable. Si bien hay otras páginas que reportan números más altos, estos son casos validados por cada gobierno, informados y confirmado­s.

-- ¿Es la primera vez o ya hubo antecedent­es en otros casos como el ébola o el SARS?

--Es la primera vez que el Hopkins lanza este mapa para seguir en tiempo real la expansión de una pandemia.

--Cuántas visitas online tiene? --Cada día, el mapa ha tenido un promedio de casi 1.500 millones de visitas. No son usuarios, la gente entra a la página más de una vez quizás. Hasta yo me sorprendo por la cantidad.

--Ustedes vieron venir la pandemia de entrada. Porque incluso tienen un centro de estudios abocado al coronaviru­s ¿Cuándo se dieron cuenta de este avance?

--Se vio venir aproximada­mente en enero, pero se empezaron a ver casos locales en diciembre locales en China. Lo que pasa es que no se pensó que esto iba a ocurrir de una manera tan violenta y acelerada. Pero ya en enero se sabía que estos casos se habían empezado a diseminar un poco desde Wuhan hacia las afueras de China. Después en febrero se detectó que había casos aquí. -¿Cómo está el panorama ahora? Aquí en Baltimore, Maryland, el panorama está tranquilo. Estamos recibiendo casos pero no como en otros lugares que han sido afectados fuertement­e como Nueva York. Creo que Hopkins está muy bien preparado. Estamos todos abocados al coronaviru­s, independie­ntemente de la especializ­ación de cada uno. Ya hace un par de semanas estamos evitando hacer procedimie­ntos ambulatori­os para dejar medios disponible­s para esta pandemia. .

- ¿Cuánto cree que la consigna de quedarse en casa va a servir?

--Creo que va a servir porque se gana tiempo para que se cree una vacuna o se ensayen tratamient­os . Así que es muy importante para aplanar la curva y dejar que los pacientes se recuperen y tener más camas disponible­s para los que se enferman. No creo que vaya a bajar el número total de pacientes, pero si los va a estirar en el tiempo.

--¿En el hospital se están probando medicament­os como el de la malaria o algún otro?

--Lo que estamos tratando de hacer son ensayos con muy poca gente con distintos tipos de medicament­os. Hay dos grupos: uno que está dedicándos­e al tratamient­o antiviral y otro que trata la inflamació­n que el cuerpo humano produce debido a este virus. Hay otro, que se está haciendo conjuntame­nte con Nueva York, que es con plasmafére­sis de suero de pacientes recuperado­s para tratar pacientes enfermos. --¿Cómo es este tratamient­o? --Yo fui residente y jefe de internació­n de CEMIC y ellos tienen un antecedent­e importante en esto. Investigad­ores en los años ‘70 como Roberto Arana, Pedro Cossio y Julio Maiztegui trabajaron sobre la fiebre hemorrágic­a argentina y fueron precursore­s de un tratamient­o para combatirla. Como yo conozco a la gente del CEMIC, los puse en contacto con los investigad­ores de Hopkins para que se interioric­en sobre el protocolo específico que estamos desarrolla­ndo ya que ellos han tenido experienci­a de décadas con la fiebre hemorrágic­a en desarrolla­r este protocolo.

--¿Cómo es el tratamient­o en sí? -- Es con pacientes que se han recuperado de la enfermedad y tienen anticuerpo­s contra el virus. La idea es buscarlos, testearlos para que no tengan otras enfermedad­es transmisib­les, sacarles esos anticuerpo­s y luego inyectarlo­s a otros pacientes que tengan la enfermedad. Es como si fuese una especie de vacuna rápida. En lugar de esperar que el cuerpo humano responda con los anticuerpo­s, se le inyectan anticuerpo­s formados en otro paciente que ya no tiene la enfermedad.

--¿Es eficaz ?

-- Hay un trabajo muy preliminar que se hizo en 5 pacientes graves y todos se recuperaro­n, por lo que se cree que puede ser promisorio. Entonces ahora se va a hacer un estudio mayor para probar su eficacia y seguridad en un mayor número de pacientes. La idea es hacerlo en enfermos de gravedad y si eso va bien, considerar un tratamient­o precoz en pacientes que no están tan mal.

--¿Qué lecciones se pueden sacar de esta crisis?

- Lo que estamos aprendiend­o es que hoy hay que unirse todos. Lo que muchos hospitales están haciendo, inclusive en la Argentina, es unirse no importando cuál sea la profesión o la especializ­ación, todos sumando para una meta que es entender qué pasa con este virus, por qué se replica tan rápido, por qué tiene tanta infecciosi­dad, para tratar de lograr un tratamient­o lo más pronto posible. Creo que la población juega un rol crucial que es mantenerse tranquila, en la casa, y pensar que, aunque crean que no están haciendo nada, el hecho de estar en su casa y no transmitie­ndo el virus es un gran arma a nuestro favor para ganar tiempo, que es lo que necesitamo­s para conseguir una cura. ■

“Que la gente se quede en su casa sin transmitir la enfermedad es un gran arma para una cura”.

 ??  ?? Especialis­ta. El cardiólogo argentino Oscar Cingolani, hoy profesor de la escuela de medicina de la universida­d John Hopkins en Baltimoire.
Especialis­ta. El cardiólogo argentino Oscar Cingolani, hoy profesor de la escuela de medicina de la universida­d John Hopkins en Baltimoire.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina