La curva de contagios parece controlada, pero los expertos son cautos
Dicen que acá el virus avanza más lento que en la región, pero que faltan 7 días para poder sacar conclusiones.
“Tenemos mucha esperanza de que no se prolongue porque la curva viene muy bien”, dijo un reconocido infectólogo consultado ayer. “La curva” es ese trazo caprichoso que tiene pendiente a infectólogos y ciudadanos comunes en todo mundo: la que grafica cómo evoluciona la pandemia a lo largo del tiempo. Ahora bien, a cuatro semanas de que la Argentina registrara su primer caso de coronavirus , ¿qué tan buena su curva en comparación a la de otros países? ¿Y cuán premonitoria de lo que vendrá?
Las respuestas son complejas porque, sin las aclaraciones debidas, pueden llevar a errores conceptuales. Por ejemplo, mientras al mes de sus primeros casos Estados Unidos registraba más de 2.600 infectados (más del triple que en Argentina), la población de aquel país es 7,4 veces mayor que la de acá, por lo que es lógico que la propagación se mueva con cantidades de casos mayores.
Otro ejemplo lo ofrece España, país que con 46 millones de habitantes podría “parecerse” a la Argentina. Sin embargo, el tránsito por la pandemia, allá, viene siendo dramático: ayer registraban más de 85.000 infectados y más de 7.300 decesos. ¿Cómo estaban en el día 27 desde el primer caso, es decir, en “un día como hoy”? No contabilizaban los 820 casos que registraba la Argentina anteayer, sino sólo 17, con dos dados de alta.
Según Javier Farina, infectólogo y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, comparar las curvas entre países es muy complejo: “Hay que tener en cuenta cuál es la ‘definición de caso’ en cada nación, porque varían. Además, algunos expertos dicen que hay que mirar cómo son las curvas desde el caso 20, pero otros plantean en que los primeros casos en cada país suelen ser importados y por eso aumentan en cuentagotas, y que es mejor no tomarlos en cuenta”.
¿Entonces? La propuesta de Farina es observar la curva a partir del caso número 100. Esa perspectiva, afirma, achicaría algunos márgenes de error, en especial el que atañe a los días transcurridos. Porque, como explicó el infectólogo, Australia tardó 45 días en llegar al caso 100, mientras que Argentina arribó a esa cifra el pasado 19 de marzo, o sea, 17 días después del primer diagnóstico.
En la práctica, lo que Farina sugiere es que, aunque la curva de Argentina parezca evolucionar “mejor” que la de otros pares de la región (como Brasil, donde 4.371 personas resultaron infectadas y 141 murieron), “hay que esperar unos 7 a 10 días desde que se registró el centésimo caso y ver. Porque varios países empezaron a ver un incremento importante entre los 14 y los 18 días de ese momento. Cuando haya pasado ese lapso, vamos a saber realmente si la curva se pone vertical o no”.
Fernando Polack es infectólogo y director de la Fundación Infant. En diálogo con Clarín se mostró, igual que Farina, cauteloso: “Hasta ahora la curva Argentina sugiere solamente que estaría yéndonos mejor que los vecinos. Y si uno mira la conducta de algunos líderes de esos países, no debería sorprender”. Pero las comparaciones son complejas, insistió: “Italia no tuvo realmente ‘día 27’ cuando dijo tenerlo. Se despertaron y ya tenían el agua al cuello”.
Polack asegura que "es demasiado temprano para hacer juicios definitivos sobre lo que pasará acá. Si algo viene enseñando el coronavirus es que hay que darle tiempo al proceso para poder entenderlo mejor”.
Uno de los aspectos que hace a esta comprensión, agregó Farina, es que “el contagio comunitario que ya hay en Argentina es muy particular porque hay un comportamiento regionalizado. No es lo mismo lo que ocurre en el GBA que en Chaco o en un pueblo de alguna provincia. El comportamiento de la epidemia en Argentina no es homogéneo”. “Es muy difícil predecir qué pasará. Pero si en los próximos 7 a 10 días la curva sigue bastante aplanada y no tan exponencial, eso va a hablar mucho de la eficacia de las medidas adoptadas por el Gobierno, así como de la adherencia de la población”, explicó Fariña.
Según el experto, “los países con gran propagación en la región -EEUU, Brasil y México- dieron mensajes contradictorios a su población. Un día dijeron que el virus no es un problema y otro día que sí”. “Cuando confundís a la población dejás librado a la interpretación individual la conducta. Estamos todos en el mismo barco y este es un desafío que no admite fisuras. Las conductas erráticas se pagan en vidas”, concluyó. ■