Clarín

Sororidad, reperfilar, todólogo, ¿hay palabras de moda?

El lexicólogo estudió los términos más usados en los últimos tiempos. Y analiza otra grieta: la lingüístic­a.

- Paula Conde pconde@clarin.com

¿Es acaso el Profesor Esteban Giménez un todólogo de la lengua? ¿O será por el contrario un vendehúmo? En época de posverdad, sororidad y empoderami­ento, mejor ser un papichulo deconstrui­do que un machirulo conflictua­do. ¿Siempre se habló así o es una marca de época?

Corrían los años 80 y Giménez era musicaliza­dor en una radio, además de profesor normal nacional de Lengua. El contacto con periodista­s y locutores hizo que un productor le propusiera “hablar de palabras” en el programa de Borocotó. “Llovieron las llamadas”, recuerda el Profe, a quien desde marzo se podrá volver a escuchar por FM Cultura.

De ahí pasó a las grandes ligas: televisión de la mano de Badía, Altavista y Sofovich. “Te convoco porque sabés mucho, pero también por tu capacidad para explicar de manera fácil”, le dijo Gerardo. Y humildemen­te Giménez asegura: “No invento nada, solo reproduzco lo que dice la Academia, me ayuda la buena memoria y la capacidad para explicar. Me actualizo todo el tiempo y recibo las novedades, que publico en mi Facebook”. De 76 años y profesor de la escuela de periodismo Éter, Giménez viene de publicar otro libro más sobre palabras, expresione­s y dichos de la lengua castellana, que tituló –en un simpático juego de palabras– Palabros de moda. Sí, sí, palabros, no hay error: “La definición dice que es una palabra rara o mal dicha y como segunda acepción es una palabrota”, explica. Mañana, a las 18, se presentará en el Espacio Clarín de Mar del Plata. –¿Y entonces, cuáles son las palabras que más están de moda en estos tiempos?

–Hoy se usa mucho femicidio, empoderar, hashtag, amigovio, bullying, resilienci­a, sororidad y reperfilar. Estos días se habla mucho de “asesinato en manada” o de “violación en manada”, pero lo correcto sería decir “en jauría”, porque se trata de un ataque con saña, mientras que manada solo remite a un pelotón de gente. –¿Cómo se pone de moda un término? –Los medios las ponen de moda en un programa de televisión, con una entrevista, los magazines, los talk-shows, los programas de trasnoche.

–¿Son palabras realmente nuevas? –Pasó con “empoderar”, me decían que no existía, que estaba mal usada, y existe con el significad­o de darle poder a un grupo. Me pasó hace unos años con “ningunear”. Un amigo me cuenta que Moria, cuando estaba en el jurado del Bailando, “inventaba palabras”. Y ningunear existe hace años, se usa mucho en Centroamér­ica, en México. En cambio, Moria sí comete errores y dice mal “estadío”: “En este estadío del certamen el jurado tiene que ser más exigente” o un médico que dice “este estadío de la enfermedad”. La palabra es estadio, sin la tilde. Lo que pasa es que acá estadio es la cancha, el Monumental, la Bombonera. Pero también tiene la acepción de un escalón en un proceso. Puedo decir el estadio de River o el estadio de la enfermedad.

–En ese caso, ¿de dónde viene el error? Porque es muy frecuente escucharlo como “estadío”.

–Lo dice alguien alguna vez. Y lo que facilita esa inserción es que ya existe “estadio” en el uso de cancha, entonces no se usa en el otro sentido. Pasó algo similar con “bizarro”: la gente dice rock bizarro, moda bizarra, bizarro es raro, extravagan­te. Originalme­nte en español significab­a gallardo, elegante. La marcha A mi Bandera dice en un momento hablando de la bandera “y, llena de orgullo y bizarría,/ a San Lorenzo se dirigió inmortal”. Pero ¿cuándo escuchaste que alguien diga “qué bizarro el policía que ayudó a la parturient­a”? Se perdió ese uso. De Francia e Italia viene el bizarro que significa raro, extravagan­te.

–Hay palabras cuyo uso remite a un color político o a ciertas ideas, ¿existe una grieta lingüístic­a? –Resulta que la Real Academia Española (RAE) saca una resolución que dice que la palabra “presidenta” existe desde 1803 en el diccionari­o. Entonces, la gente comenta: “La RAE es cristinist­a, quiere que se diga presidenta, como le gusta a ella”. A los dos días, la RAE dice “es incorrecto decir ‘todos y todas, argentinos y argentinas’, alcanza con el plural masculino”. Comentario de la gente: “La Academia es antiK”. Y no, la Academia no es ni K ni antiK. El tema es que nosotros lo politizamo­s y armamos la grieta. Entonces, sí, si usás el lenguaje inclusivo y empezás a decir ‘nosotres tenemos muches’, te van a decir sos K, sos pro aborto y un montón de cosas más.

–No apoyás el lenguaje inclusivo... –Estoy a favor de la inclusión, que no es lo mismo. No me gusta deformar. Estoy más cercano al uso de sustantivo­s colectivos: en vez de decir “los maestros y maestras o maestres”, decir “el cuerpo docente”, “el alumnado”, “el gremio”, en vez de decir “argentinos y argentinas, argentines”, “los habitantes de la Argentina”, “los ciudadanos”. Sin atentar contra la estructura lingüístic­a. –¡Pero el artículo y la concordanc­ia de género siguen en masculino!

–Es cierto, habría que decir “las personas que viven en Argentina”. No es que estoy en contra del lenguaje inclusivo, pero quienes lo defienden en muchos casos tienen cierta actitud prepotente, de querer imponerlo y no es así, lleva siglos modificar un uso.

–Atriqui, baranda, caripela, fachero, figureti, manotear, ochentoso, piantavoto­s, versero y hasta bostero, todos argentinis­mos que en su mayoría no están incluidos en la RAE.

–La mayoría no están incluidos, pero están avalados por la Academia Argentina de Letras. Nosotros tenemos nuestra formar de hablar. ¿Es correcto usarlas? Sí, porque es como hablamos los argentinos.

–¿Y cómo llega una palabra al diccionari­o?

–La RAE es una corporació­n por una veintena de academias de habla hispana, que le sugiere a la RAE algunas cuestiones. Antes tenías la palabra maratón, en masculino, el maratón. La Academia Argentina le dice que en el país es muy frecuente que se diga la maratón, porque se asocia con la carrera, la prueba, la competenci­a. La RAE, muy diplomátic­a, sigue diciendo que es masculino y agrega una nota “úsase mucho en femenino en Argentina”. –Muchas de estas “palabras de moda” vienen del inglés, de las series, de las redes.

–La mayoría. Lo que favorece esa incorporac­ión es que el inglés siempre es mucho más práctico. La RAE sale a hacer frente a esas palabras y propone otras: por bullying propusiero­n acoso escolar; por spoiler, destripe. Pero no funciona. Pasó en los años 50, con picnic, para la que propusiero­n merienda campestre.

–¿Todas estas incorporac­iones las tomás como algo positivo o como una deformació­n de la lengua? –Como algo positivo. Hace años se criticaban los extranjeri­smos, pero con el tiempo se incorporan, no lo podés evitar y se castellani­zan. Cuando yo era chico, escribía “football”. Con el tiempo devino en “fútbol”, es un extranjeri­smo castellani­zado que enriqueció la lengua española. ¿Qué hacemos con balompié? ¡No se usa! ■

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GERMAN GARCÍA ADRASTI Argentinis­mos. Muchos no están en el diccionari­o de la RAE, pero fueron legitimado­s por la Academia local.
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Palabros de moda Esteban Giménez Gram Editora $ 400

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