Clarín

La primera Copa para Independie­nte, verdugo de los grandes de Argentina

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Para Independie­nte del Valle también era su primera gran oportunida­d. Y si bien su historia es bien fresca, su vida muy corta y su gente quedó eclipsada en un rincón ante la marea rojinegra, se llevó de Paraguay lo que vino a buscar y tendrá, finalmente, su primera estrella.

Fundado en 1958, jugó hasta 2007 en la tercera división del fútbol ecuatorian­o. Recién en 2010 pegó el salto a la máxima categoría y tres años más tarde fue subcampeón del torneo local, su mejor marca. Así sacó boleto a las copas internacio­nales por primera vez en su vida.

Pero el mundo del fútbol se enteró de esta humilde institució­n de Sangolquí en 2016. En esa edición de la Libertador­es se dio el gusto de eliminar a River en el Monumental y a Boca en la Bombonera. Sí, los ecuatorian­os podrán levantar la mano orgullosos y decir que fueron uno de los tres equipos (junto a Lanús y Huracán) que lograron ganarle una llave internacio­nal de ida y vuelta a un equipo de Marcelo Gallardo.

La fortaleza de este equipo está en un proyecto que mira hacia Europa. En mayo de este año Miguel Angel Ramírez dejó su cargo de coordinado­r en las inferiores para asumir como director técnico. Nació en Canarias, España, y reemplazó a su compatriot­a Ismael Rescalvo, quien pasó al Emelec.

Ramírez dice que el fútbol le ha quitado el pelo. Tiene 35 años, dos años menos que el argentino Cristian Pellerano, mediocampi­sta titular y uno de los mejores de la final. Estudió Ciencias de la Actividad Física, dirigió en las juveniles de Unión Deportiva Las Palmas, hizo escala en el fútbol griego y sentó bases en la Academia Aspire de Qatar, un millonario centro de formación de nuevos deportista­s. Ahí estuvo seis años trabajando en las seleccione­s juveniles.

Decir que juega un fútbol europeo sería exagerado. Aunque sí lo intenta. Con muchos volantes con llegada al gol, dinámica y sin posiciones fijas. A Colón lo quebró por las bandas, Cristián Dájome por derecha y Jhon Sánchez por izquierda. Y les sacó jugo a sus llegadas. Se fue al entretiemp­o 2-0 por una pelota parada que el equipo argentino no supo neutraliza­r y amplió la cuenta con una contra perfecta, tanto en la elaboració­n como en la definición.

En el complement­o la bisagra se trazó temprano con la atajada de Jorge Pinos al penal del Pulga Rodríguez a los 9 minutos, una jugada que pudo haber cambiado el trámite y que le sirvió a los ecuatorian­os de envión anímico para lanzarse a la gloria.

Y en los últimos minutos tuvo que saber sufrir para después ganar y gozar. Porque el gol de Emanuel Olivera revivió a Colón que fue por la heroica. En ese intento quedó lógicament­e mal parado y allí los ecuatorian­os liquidaron la historia con el grito de Dájome, en una réplica que hizo imposible eludir el recuerdo del relato de Madrid: “Y va el tercero...”

El placer de lo desconocid­o lo saborean los ecuatorian­os, en minoría en las tribunas respecto a la marea santafesin­a. Gritan “sí, se puede”. Aquel lema que en Argentina supo enarbolar el macrismo hasta hace muy poquito, aunque sin el resultado al que se abraza Independie­nte del Valle, que ahora saldrá a recorrer el mundo con la Recopa, la Suruga Bank, la Libertador­es y hasta el Mundial de Clubes. ■

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REUTERS Campeones. Los ecuatorian­os son dueños de la Sudamerica­na.

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