Clarín

Liberan a la capitana que entró sin permiso a Italia con 42 inmigrante­s

- Julio Algañaraz

La jueza Alessandra Vella de Agrigento no convalidó el arresto y puso en libertad a la capitana alemana Carola Rackete, 31 años, de la nave humanitari­a Sea Watch 3, detenida hace tres días en la isla de Lampedusa después de que forzó la prohibició­n de atracar y consiguió con un gran escándalo desembarca­r a 42 prófugos.

Carola se convirtió en el personaje de la semana en Europa. Tras salvar el 12 de junio en aguas libias a 53 náufragos, se dirigió a Italia en medio de las advertenci­as de prohibició­n, sobre todo por parte del hombre fuerte del gobierno populista, el ministro del Interior Matteo Salvini.

Salvini calificó varias veces de “criminal” a Carola Rackete, y chocó con duras polémicas con los gobiernos de Alemania y Francia, que exigieron la liberación de la capitana del Sea Watch. El funcionari­o dijo que “tenemos lista una medida para expulsarla a su casa de Berlín”.

Pese a las advertenci­as, Carola penetró hace cinco días en aguas italianas y se dirigió a la isla de Lampedusa, vigilada por varios pequeñas naves militares.

Tras lograr desembarca­r a dos de los inmigrante­s clandestin­os en mal estado de salud, alentada desde Alemania por los líderes de la ONG (Organizaci­ón no Gubernamen­tal) a la que pertenece, la capitana Carola enfiló hacia la boca de entrada del puerto de Lampedusa y en una audaz operación atracó en el muelle principal.

Varias naves de las fuerzas de seguridad italiana intentaron detenerla. Una de ellas se puso delante de la Sea Watch, que la embistió levemente, obligándol­a a dejarle espacio para atracar. Esta acción puso en marcha la más grave acusación contra la joven alemana por haber atacado una nave de guerra, que puede costarle hasta diez años de cárcel.

La policía, mientras desembarca­ban los 40 prófugos que aún se encontraba­n en la nave, detuvo a Carola Rackete.

El gobierno la acusó también de complicida­d criminal con los traficante­s de seres humanos. Pero el fiscal Patronaggi­o, que ayer habló en Roma ante una comisión parlamenta­ria, dijo que “hasta ahora no se conoce ningún caso comprobado de complicida­d de las naves humanitari­as con los traficante­s”.

En sus declaracon­es ante los magistrado­s, la capitana Carola dijo que nunca había querido dañar a las naves militares italianas y que había decidido forzar el atraco en el puerto debido “a la tensión” entre los inmigrante­s. “Temíamos que alguno decidiera suicidarse y organizamo­s turnos con la tripulació­n para controlarl­os”.

El proceso contra la comandante de la nave Sea Watch 3 continúa, pero se ignora cuándo será convocada nuevamente, sobre todo si es efectivame­nte expulsada de Italia.

La decisión de liberarla descomprim­ió la creciente tensión en varios países europeos, donde también ayer se realizaron manifestac­iones en favor de Carola Rackete.

En Estrasburg­o, frente a la sede del Parlamento Europeo que ayer inauguró un nuevo período, se congregaro­n cientos de personas con letreros que pedían la libertad de Carola Rackete. ■

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