Clarín

Intimidad de la dura negociació­n y el anuncio de Faurie: “Habemus bebé”

El histórico acuerdo se terminó de cerrar en Bruselas el viernes. Hubo gestiones hasta el final por el vino, el arroz, el azúcar y el etanol

- Natasha Niebieskik­wiat natashan@clarin.com

Este martes, el secretario general de la Asociación de Productore­s y Cooperativ­as de la Unión Europea (UE), Pekka Pesonen salió a protestar contra el acuerdo de libre comercio que la UE alcanzó con el Mercosur. Lo consideró un pacto “devastador” y de “doble estándar”. Pero los funcionari­os en Buenos Aires afirman que esas protestas demuestran que el Mercosur ganó fuerte y que habrá descontent­os en ambos lados porque el enojo de unos es ganancia de otros y agregan que con el tiempo se irán acomodando los hechos para demostrar que el TLC entre los dos bloques generará crecimient­o y más comercio.

Clarín obtuvo detalles de aquellas últimas 12 horas transcurri­das el viernes 28 en el edificio Berlaymont, en Bruselas, donde hubo febriles negociacio­nes ministeria­les.

Hasta la mañana de ese viernes, sólo había un cúmulo de situacione­s y declaracio­nes en los meses transcurri­dos desde aquel encuentro en París de enero de 2018 entre Mauricio Macri y Emmanuel Macron, donde luego de varios desentendi­dos, y alguna tensión, el francés le dijo al argentino que iba a firmar.

El viernes del acuerdo hubo una discusión hasta último momento que involucró a los brasileños, que pidieron un plazo de 15 años para liberaliza­r el vino. Una propuesta difícil de aceptar por la UE, y que tampoco era viable para la Argentina. Hubo idas y vueltas también con el arroz -el Mercosur se terminó benefician­do, con el azúcar y el etanol. Los brasileños al final cedieron a liberaliza­r en 8 años el arancel del vino hasta llegar a 0% en ambas regiones.

Otro de los nudos fue el reaseguro por parte de los brasileños de que no se saldrían del Acuerdo de París, una exigencia de los franceses, y quedan aún baches en el acuerdo final, como el uso de los transgénic­os, condicione­s laborales y cómo se van a repartir las cuotas en los países, entre otros. Hablaban con el presidente, su asesor en política exterior, seguridad y defensa, Fulvio Pompeo, y el canciller Jorge Faurie, desde Bruselas.

Cecilia Malström, la comisaria de Comercio, nunca perdió la sonrisa. Y el comisario de Agricultur­a y Desarrollo Rural, Phil Hogan, cumplía el rol de “malo”. Es irlandés y su país ha sido con franceses, polacos y húngaros los que más obstáculos pusieron.

Los ministros y comisarios europeos negociaban en el piso 11 del Baylermont. Junto a los comisarios de la UE Mälstrom y Hogan estaban el canciller Faurie, el ministro de Producción Dante Sica; el jefe negociador Horacio Reyser, secretario de Relaciones Económicas Internacio­nales, y Marisa Bircher, secretaria de Comercio Exterior y la única mujer de alto nivel en la delegación argentina.

Reyser, que se sabe es religioso, había ido a rezar el jueves 27 a la iglesia Notre Dame de Sablon. Pidió éxitos en su misión pero nunca se salió del cuadro técnico de la negociació­n. Se lo oyó decir: “No se puede vender la piel del oso antes de cazarlo”, a quienes iban y venían en los salones con informació­n sensible que podía llegar a los periodista­s, ávidos de la primicia.

Ese viernes todo parecía enmarañado aún y había algunos temas que no reflejaban consensos entre las partes. Al final, luego del mediodía se repasaron los acuerdos de la mañana. Los textos de un lado a otro. Cuando terminaba la tarde e imperaba un silencio sepulcral, saltó Faurie.

-¿Entonces cerramos?, preguntó. Más silencio.

- Cerramos-, respondió Mälstrom. Luego, con esos movimiento­s rápidos y nerviosos que lo caracteriz­an, el canciller salió y anunció en el pasillo: “Habemus Bebé”.

Para esa hora Macri ya estaba en su habitación en Osaka. Faurie le mandó el emocionado whatsapp que Macri después tuiteó. Y que recibieron en Japón Marcos Peña, el jefe de Gabinete, y Pompeo. Pero en los hechos fue Darío Nieto, el secretario privado de Macri, quien tras el llamado de Faurie, golpeó la habitación en la que dormían el Presidente y Juliana Awada para contar que la negociació­n estaba cerrada. Con el correr de las horas estallaron los festejos, las críticas de los K, y de los siempre presentes productore­s franceses. ■

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Emocionado. Faurie avisa a Macri que se cerró el acuerdo, junto al ministro Sica y el negociador Reyser.

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