“Pese a todo, el Pellegrini y el Nacional siguen creando valor”
Cuando recibo noticias acerca de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini y el Colegio Nacional de Buenos Aires es sobre escándalos cada vez peores. Entre ellos, el ataque físico a docentes por diferencias de concepción en la organización de la enseñanza; la expulsión de autoridades por iniciativa de “la comunidad educativa”; la ocupación forzada de las instalaciones por parte de alumnos, con el apoyo de sus padres; el consumo de drogas en los establecimientos; la violación de una menor en una toma de la escuela; la profanación de la iglesia de San Ignacio, contigua al colegio, la más antigua de Buenos Aires.
Sin embargo, los dos institutos preuniversitarios de la UBA siguen creando valor. Hace poco participé de la celebración de los 50 años de egresados del Pellegrini, un acto lleno de respeto y emoción. El tenor Sergio Tchabrassian cantó a capela el Himno Nacional, que entonamos 200 alumnos, funcionarios y profesores de la escuela en el renovado salón de actos. Los egresados incluían empresarios, profesionales, embajadores, religiosos, científicos y docentes orgullosos de su paso por ese centro de excelencia. Dos profesores nonagenarios entregaron los diplomas conmemorativos. Los costos de la ceremonia, las más de 400 fotografías y el cóctel lo sufragamos los participantes.
Que un establecimiento secundario público de la Argentina, creado en 1891 para promover la excelencia, mantenga a sus egresados unidos por su experiencia vital de adolescentes muestra que la civilización es posible. Que es el camino que nos conviene, generación tras generación, de racionalidad y moderación.